AUDI Q3 45 TFSI
La segunda generación del SUV de tamaño medio de Audi crece en todos los sentidos. Además de ser más grande y estar mejor equipado, cuenta con motores más potentes y promete ser más ágil que su predecesor.
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ACE UNA DÉCADA, el Salón del Automóvil de Shanghái fue testigo de la presentación mundial del Audi Q3. Tres años más tarde, en 2011, la versión de producción del SUV compacto llegó a los concesionarios y rápidamente se convirtió en uno de los modelos más populares de la marca. Pero el tiempo pasa muy rápido y la competencia es cada vez más dura, por lo que en Ingolstadt se han visto obligados a renovar por completo su todocamino del segmento C.
Cabe hacer hincapié en lo de “por completo”, ya que la segunda generación del Audi Q3 parte de cero y se asienta sobre la plataforma modular MQB del Grupo Volkswagen, en lugar de la A5 (PQ35) del modelo anterior. Gracias a ello, aumenta considerablemente su tamaño y alcanza los 4,48 m de longitud, mientras que su batalla se alarga hasta los 2,65 m -7,7 cm más-, por lo que gana espacio en el interior y da un paso adelante en el apartado dinámico.
Y es que la plataforma MQB ya ha demostrado de lo que es capaz en modelos como el Volkswagen Golf o el Seat León, así que es una garantía a la hora de desarrollar un nuevo modelo. Entre sus bondades figura la compatibilidad con las últimas motorizaciones del grupo alemán, incluidas las mecánicas híbridas que están por llegar. También permite reducir el peso del conjunto e incorporar los mas avanzados sistemas de asistencia a la conducción, como hemos podido comprobar en las congestionadas carreteras italianas del Südtirol, donde el Traffic Jam Assist ha hecho más llevaderas las retenciones. Por suerte, el tráfico se ha diluido a medida que nos acercamos al Passo Sella, la serpenteante carretera alpina que atra- viesa la cordillera de los Dolomitas para llevarnos hasta la provincia de Trentino-Alto Adigio.
Lo cierto es que el paisaje es idílico y el asfalto está en perfectas condiciones, por lo que es inevitable pensar que el próximo SQ3 sería una magnífica alternativa para recorrer esta zona de Italia, pero todavía quedan unos meses para que vea la luz y, hasta entonces, el Q3 45 TFSI será la alternativa más deportiva de la gama. Teniendo esto en cuenta y animados por el personal de Audi cuando planificamos la ruta, optamos por coger las llaves de la versión más potente del SUV y, como la ocasión lo merecía, seleccionamos una unidad equipada con el paquete S-Line exterior e interior.
Detrás de la nueva parrilla frontal Singleframe heredada del Audi Q8 se esconde un motor de gasolina 2.0 turbo de cuatro cilindros que desarrolla
El 45 TFSI S-Line, a la venta en noviembre, será la versión más deportiva hasta la llegada del SQ3
230 CV y 350 Nm de par. Es el mismo propulsor que anima al VW Golf GTI y al Skoda Octavia RS, aunque en esta ocasión está ligado a un sistema de tracción total quattro y a la transmisión automática S-Tronic de siete velocidades y doble embrague. A diferencia de los modelos mencionados, estamos al volante de un SUV de generosas dimensiones, pero bastan unas pocas curvas para darse cuenta de que no tiene nada que ver con su predecesor. Bien es cierto que no es tan ágil como el Golf GTI –tampoco lo pretende–, pero su comportamiento no tienen nada que envidiar al de un modelo de tamaño más contenido y, sobre todo, más cercano al suelo. De hecho, su altura libre se ha reducido hasta los 14 cm, por lo que deja a un lado las cualidades todoterreno para brillar más en el asfalto.
Por otro lado, la tecnología ha evolucionado mucho desde el lanzamiento del primer Q3 y, de igual manera que el Traffic Jam Assist hace menos tediosos los atascos, otros sistemas permiten pasar más rápido por curva. Hablamos del control selectivo de par en cada rueda, del Audi drive select y de la dirección progresiva que, unidos a la suspensión más firme y baja del acabado S-Line, hacen posible disfrutar de una carretera de este tipo sin acordarnos de que estamos montados en un todocamino. Con todo, el compromiso entre confort y deportividad es bueno y el tarado más bien duro de la suspensión no resulta incómodo bajo ninguna circunstancia.
Así lo comprobamos de regreso al hotel, en Bolzano, donde el firme está más roto y aprovechamos para seleccionar el programa Confort a través del Audi drive select. De esta forma varía la respuesta del acelerador y la transmisión, al mismo tiempo que la dirección se vuelve menos directa y la suspensión pierde dureza. Es de noche y hemos dejado atrás los Dolomitas para adentrarnos en una zona repleta de manzanos, por lo que, a pesar de la buena visibilidad que nos brindan los faros led de serie, no queda mucho paisaje que observar.
Llega el momento de fijarnos en el interior. Gracias a la illuminación ambiental personalizable nos damos cuenta de que el habitáculo también se parece al del Q8, con todos los mandos orientados hacia el conductor y materiales de buena calidad que tienen ajustes intachables. A diferencia del buque insignia de Audi, el Q3 sigue apostando por los botones físicos, por lo que resulta más fácil manejar la climatación o el sistema multimedia. La conectividad y el infoentretenimiento, sin embargo, se gestionan desde la pantalla táctil central, que puede ser de 8,8” o de 10,1”. El panel de instrumentos digital Audi virtual cockpit también se ofrece en dos tamaños: 10,25” o 12,3”.
Pero la tecnología y el diseño no son los únicos protagonistas del interior, ya que además destaca por su amplitud. La postura al volante es cómoda y las plazas traseras, salvo la del centro, son espaciosas, al igual que el maletero, con un volumen de 530 litros. En este punto sale a relucir la versatilidad inherente a los SUV, puesto que los asientos traseros pueden desplazarse 15 cm longitudinalmente para ampliar el espacio de carga hasta los 675 litros, si bien al plegarse disponemos de un total de 1.525 litros.