DESPUÉS DE ESTAR MUCHO TIEMPO
detrás de una unidad de Subaru Impreza STI de primera generación para usarlo como segundo coche, encontré este ejemplar de un Subaru STI de 265 CV. Está todo de serie, excepto que cuenta con unas llantas de la firma Compomotive; y un alerón de carbono que, para mi gusto, es una elección acertada.
El coche, después de haberlo probado durante un par de meses, funciona mejor de lo que esperaba a bajas vueltas. Pero es que, además, en cuanto pasas la 3.500 vueltas, acelera de forma salvaje.
La caja de cambios es muy directa y precisa; y el paso por curva es perfecto, además de que resulta difícil perder el control del coche en cualquier circunstancia –ya esté seco o mojado el suelo– gracias a la tracción total.
La verdad es que es un automóvil en el que se percibe su origen en los rallyes.
Es un coche que se quedará conmigo mucho tiempo.