EVO (Spain)

PORSCHE PANAMERA GTS

El Panamera de aquellos a los que les gusta conducir... sigue siendo impresiona­nte.

- Antony Ingram / Álvaro Sauras

PORSCHE DEBE DE ESTAR VIGILANDO DE cerca las ventas del Taycan y el Panamera. Aunque se trata de dos modelos bastante diferentes, no dejan de parecerse en ciertos aspectos clave. Y el hecho de que Porsche planee vender más unidades de su superdepor­tivo eléctrico que de su superberli­na (que además se acerca al final de su ciclo de vida) debería de preocupar al fornido Panamera.

En cualquier caso, vamos a centrarnos en el año 2020. En la actualidad, el Panamera aún conserva un atractivo considerab­le, sobre todo tras recibir un sutil facelift y teniendo en cuenta su amplia variedad de versiones y motorizaci­ones. La gama comienza con un V6, pasa por la versión enchufable 4S E-hybrid y culmina con los impactante­s 630 CV del Panamera Turbo S (que, a pesar de todo, se sitúa más de 100 CV por debajo de la cifra que anuncia el Taycan más potente).

Y entonces, ubicado entre el enchufable y el Turbo S, encontramo­s al este Panamera GTS, que está disponible, al igual que sus parientes, tanto en carrocería sedán como en versión Sport Turismo. El GTS carece del precio atractivo de la versión V6 de acceso, de la pegatina Cero que luce el enchufable o de las prestacion­es brutales del Turbo S, pero luce el distintivo (mucho más etéreo) de ser la elección predilecta de los entusiasta­s de la conducción.

¿Cuántos clientes de Porsche tienen un Panamera GTS como único coche, en lugar de disfrutar de un vehículo para usar entre semana y otro deportivo reservado a cumplir la función de juguete o herramient­a para rodar en circuito? No muchos, probableme­nte. En cualquier caso, el hecho de que la berlina grande ejecutiva de Porsche se merezca el mismo tratamient­o GTS que el 911 o el Cayman es indicativo de cuánto piensa Porsche en los conductore­s.

Desde este año, y desde el punto de vista estético, todos los Panamera lucen el morro antes denominado Sport Design, así como una tira de luces que cruza la trasera de lado a lado. La versión Turbo S estrena un morro completame­nte nuevo, mientras que la GTS cuenta con ópticas traseras oscuras.

También estrena un nuevo escape deportivo, que amplifica la voz del V8 en esta era de los filtros de partículas. Y consigue su propósito: puesto uno al lado del otro, el GTS suena más que el Turbo S… aunque la diferencia no sea atronadora. El concepto actual de lo que es un ‘sonido deportivo’ resulta curioso pero, al menos, el hecho de que se escuche el motor cada vez que pisas el acelerador (incluso en los modos de conducción más confortabl­es) hace que el GTS resulte más emocionant­e de conducir que la mayor parte de la berlinas súper potentes.

La entrega de potencia también es digna de un Porsche. Y, además, la sensación no se ha

conseguido penalizand­o el rendimient­o a bajas revolucion­es. Conduciend­o por ciudad y con algo de prisa, el empuje del V8 comienza a aparecer hacia mitad de la escala del cuentavuel­tas, y sigue aumentando y aumentando hasta que llegas al corte. La respuesta del acelerador también es buena, reaccionan­do con inmediatez cuando tienes que realizar un adelantami­ento o quieres usar el pedal para ajustar el equilibrio del coche en medio de una curva. Y, aunque no es tan impactante como el Turbo S, desde luego permite alcanzar velocidade­s más que relevantes.

Como siempre ha ocurrido con el Panamera, el GTS parece más compacto de lo que cabría esperar dado su enorme tamaño. La exquisita ergonomía de mandos tiene mucho que ver, y una vez que vas lanzado, el tacto de la dirección y los pedales te permiten dirigir al GTS sin más complicaci­ón que la que entraña conducir un VW Golf GTI.

La dirección a las cuatro ruedas ejecuta muchos trucos de magia, logrando crear la sensación de que el coche gira anclado a alguna clase de vértice imaginario y retrasando el subviraje hasta un punto impresiona­nte. A veces, la pillas despreveni­da, como si tardara en reaccionar y entonces respondier­a con una corrección exagerada que provoca una especie de escalón en la respuesta de la dirección.

En general, la forma en la que el GTS gira, se agarra y acelera está totalmente en consonanci­a con lo que se espera de un Porsche. Los frenos tienen un buen tacto y bastante resistenci­a. La suspensión es confortabl­e y, a velocidade­s de crucero, el motor es casi impercepti­ble… de manera que podemos seguir llamando limusina a este

GTS. Porsche no ha hecho muchos cambios en el interior, y el mejor piropo que podemos dedicarle es resaltar que no reparas en él una vez que has encontrado la posición correcta al volante.

Cuando ruedas en circuito, compruebas que los recursos de Porsche de cara a maquillar el peso y dimensione­s del Panamera tienen un alcance limitado por la física. En pista, un Panamera nunca será tan divertido como un Cayman o un 911, aunque incluso los clientes más exigentes apreciarán lo que se ha esforzado Porsche en intentarlo. En cualquier caso, el GTS destaca en suficiente­s áreas como para justificar su existencia… incluso teniendo en cuenta que el Taycan le pisa los talones.

Motor V8, 3996cc, biturbo

Potencia 480 CV a 6.500 rpm Par 620 Nm de 1.800 a 4.000 rpm Peso 2.040 kg Rel. peso/potencia 4,25 kg/CV

0-100 km/h 3,9 seg. Vel. máxima 300 km/h Precio 161.688 € + Dos toneladas no podrían resultar más rápidas y emocionant­es. - Tiene un tacto pesado. La dirección trasera no es infalible.

Valoración ★★★★

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