KLAUS ZYCIORA
Jefe de diseño del Grupo Volkswagen Desde una temprana edad siempre soñó con diseñar coches. Ahora, como jefe de diseño del Grupo Volkswagen, Klaus Zyciora está viviendo ese sueño.
Este alemán de 59 años parece que estaba predestinado a su actual cargo: director de Diseño del Grupo VW. Entró en Volkswagen con una beca y sus primeros coches fueron un Beetle y una furgoneta T2.
SIEMPRE ME HAN INTERESADO LOS COCHES, desde que era un niño. Siempre jugaba con coches. Eran mis juguetes favoritos. Tan pronto como tuve edad para lavarlos, lavaba coches a cambio de muy poco dinero. Y, por supuesto, empecé a dibujar muy pronto: coches, barcos y aviones. Los objetos móviles siempre han sido mi tema favorito, desde el principio.
Los coches de todo tipo me resultaban fascinantes, y durante mi infancia podía reconocer de lejos cualquier coche, e incluso identificar el modelo más de cerca. Los podía distinguir desde una edad muy temprana: ese es un Mercedes, este un BMW, coches americanos... tenía interés en todo tipo de modelos. Especialmente los Volkswagen, que siempre formaron parte del garaje familiar. El camino hacia Volkswagen estuvo marcado por nuestros coches familiares.
Mi padre era arquitecto y crecí rodeado de arquitectura y diseño. Nuestra casa era pequeña pero bien diseñada. Teníamos muchos electrodomésticos Braun y vivíamos rodeados de arte. Mi padre siempre quiso que me convirtiera en arquitecto, así que muchas veces fui a obras con él. Cuando charlaba con sus compañeros yo me sentaba en la mesa y me daban lápiz y papel, pero no dibujaba edificios, sino coches. Mi padre siempre decía: “¿Por qué haces eso? Mira a tu alrededor. ¡Dibuja edificios!”
Esta situación duró mucho tiempo. Mi padre siempre me decía que debía ir a su oficina, trabajar con el equipo, y aquel era su sueño, pero mi sueño era diferente. Yo buscaba una oportunidad para trabajar en la industria del automóvil, diseñando coches. Cuando comencé, hice un portfolio que ya contaba con coches. Entonces me inscribí en la Universidad de Arte de Braunschweig, cerca de Wolfsburgo (hogar de la sede de Volkswagen), con la esperanza de poder meter un pie de esta manera.
Un día, cuando ya llevaba dos años estudiando, pusieron una pizarra en la que podías colgar cosas, y había una competición para Volkswagen AG, cuyo premio era una beca. Fui el primero de la lista y entregué el diseño del salpicadero de un Polo. Hice un dibujo con aerógrafo a tamaño real, algo que nunca habían visto antes. Escogí un diseño interior en lugar de exterior porque lo vi como una mejor oportunidad de destacar, ya que Braunschweig enseña diseño de producto, más que diseño de automóviles en particular.
Si hubiera elegido un diseño exterior, quizá no me habrían escogido, pero gané el concurso y obtuve la beca, así que estaba donde quería estar, en el departamento de diseño. Empecé con esta beca, después otra, y terminé con un diploma. El por entonces jefe de diseño, Herbert Schäfer (responsable del Scirocco Mk2, el Golf Mk2 y el Corrado, entre otros), dijo: “¡Ahora te tenemos que contratar!” Y el resto es historia. Empecé a trabajar allí, me abrí camino hacia otros puestos y eran coches, coches, coches y más coches, todo el tiempo.
El Golf siempre ha sido una gran influencia para mí, especialmente el GTI. Un amigo de la familia, que era médico, tenía un Golf GTI y me dio una vuelta en la que condujo muy rápido y con la que
“MONTAR EN UN GOLF GTI ME DIBUJÓ UNA SONRISA QUE NO PODÍA HABER SIDO MAYOR”
me dibujó una sonrisa que no podía haber sido mayor. Al final todo gira alrededor de las experiencias a la hora aumentar tu amor por la movilidad y por los automóviles. Primero tienes tu primer coche, y después quieres diseñar uno, si es posible.
Mi primer coche fue un Beetle de 34 caballos o ‘Spar-Käfer’. Un modelo básico lanzado a mediados de los 60 para satisfacer a los compradores con menor poder adquisitivo, puesto que el Beetle normal ya se había pasado a un motor más grande, frenos de disco y cosas así. De manera que mi Beetle era un coche simple, muy puro y de color naranja. Y lo tuve durante mucho tiempo. Pinté las puertas con un cómic, así que cada una tenía un gráfico especial sobre ella, inspirado en un personaje de un cómic francés, y era el coche que utilizaba cuando estudiaba.
El siguiente fue una Volkswagen T2, una furgoneta de reparto. Tuve que viajar desde donde crecí, en Hamburgo, a donde estudié, en Braunschweig, y tenía que transportar muchas cosas y material de estudio constantemente. Por supuesto, esto también significa que muchos amigos me pedían a menudo ayuda para mover cosas. Era un coche muy práctico, con toda la parte trasera vacía, por lo que puse un colchón dentro y así era una camper muy sencilla.
Después de la T2 vino un Polo, y luego algo totalmente distinto, un Jaguar. Aquel coche tuvo la culpa de que hoy no tenga pelo. Era un XJ de tercera generación, en color rojo Ferrari, y no muy fiable... Para sustituir el Jaguar compré otro Volkswagen, un Golf, y después otro más, además de un Passat, y luego llegaron una sucesión de coches de empresa. Aquí es donde dejé de contar.
Recuerdo con cariño aquellos primeros años, viajando mucho con amigos y compañeros de la escuela y de la universidad. Cambié el motor de la T2 tres veces, por mí mismo. Si conduces los coches y también les haces el mantenimiento, creas un vínculo más profundo, diferente a sólo conducirlos de vez en cuando.
Cuando diseñas coches esto es esencial, por supuesto, probar por ti mismo la experiencia que has creado, conducir los productos que diseñas. Tengo la suerte de conducir muchos coches en cuyo diseño he participado, y verlos en la carretera y cambiar habitualmente de coche para experimentar lo que queríamos conseguir, es una verdadera satisfacción.
¿Me inspiro en aquellos coches sencillos de mi juventud? Creo que lo que aprendes cuando conduces coches muy simples y usas productos simples es que la pureza no es algo negativo, si el diseño es bueno. Mira el Golf original. Es una obra de arte de Giorgietto Giugiaro. Era sencillo pero bien hecho y todo estaba muy bien resuelto. Me quedo con eso. Es una especie de guía que mi padre también me enseñó. Dejar fuera todo lo que no es esencial. Sin adornos. Se puede prescindir de todo lo que no sea necesario. Intenta crear cosas que sean realmente sencillas.
En este trabajo siempre hay coches que sueñas diseñar y, claro, un deportivo es algo con lo que sueñas como diseñador, pero mi sueño siempre ha sido crear cosas que sean aceptadas, reconocidas y producidas en masa. Volkswagen tiene que ver con la democratización de la movilidad, y eso es algo bueno. Me encantan los coches de ensueño de Lamborghini y, desde luego, Porsche, ya que son una influencia para nuestros sueños. Son nuestros productos icónicos, que alimentan nuestros deseos de ir más rápido y alcanzar otro nivel. Pero también es bueno mantener los pies en la tierra. Hay mucho de lo que estoy orgulloso en Volkswagen. He trabajado en diversas generaciones del Golf. Hice el interior del Golf Mk5, y fui responsable de los Golf Mk6, Mk7 y Mk8. No hay muchos diseñadores en el mundo que hayan tenido el honor de trabajar en un icono así durante más de una generación.
También está la nueva familia ID. Es un escaparate que nos lleva al futuro, que muestra el camino a seguir (eléctrico) y Volkswagen está en medio de una profunda transformación con esta gama de modelos. Veréis que este no es un enfoque simple de ‘hagamos un coche eléctrico’ y ya está. Va mucho más allá. Estoy especialmente orgulloso de este proyecto, en el que he trabajado durante 15 años, para reencarnar la filosofía del Beetle Type 1, un coche centrado en la funcionalidad, pero también emocional. Esa contradicción es la combinación perfecta.
El coche de ensueño, no obstante, siempre es el en el que estoy trabajando en ese momento.
Hay muchos, y necesitas dedicarle amor a cada producto. Así que si algo no te resulta demasiado interesante, acabará siendo una catástrofe, y te dará vergüenza verlo por la calle. Necesitas poner todo tu empeño y amor en lo que haces cada día.