DE PARES DE ENGRANAJES + 1 EMBRAGUE
La solución preferida cuando el peso es la clave... y, por lo tanto, para la competición. Es la más ligera porque es la más sencilla. Consta de un eje primario para el motor y un secundario que va al diferencial. Parejas de engranajes con uno de ellos girando loco sobre uno de los ejes y un dispositivo almenado, el selector, que los bloquea para ‘engranar’ la marcha. Normalmente, sincronizadores de doble y triple cono para igualar las velocidades de giro durante cada cambio. Y entre el motor y la caja, un embrague en seco, de tipo monodisco, y comandado por pedal.
Este esquema ofrece la máxima flexibilidad. Los sincros de triple cono brindan sedosidad en la inserción. Los cangrejos (contrapesos en la timonería del cambio) proporcionan un inserción casi automática. Reduce las tolerancias en los selectores, y podrás realizar cambios con un desplazamiento de palanca de un par de centímetros. Aligera hasta el máximo aceptable el volante de inercia del motor, y conseguirás cambios de régimen fulgurantes (aunque el régimen al ralentí se vuelva un poco titubeante).
Ahora, acciona la timonería de cambio mediante un seguidor de leva y un sistema electrohidráulico, y casi tendrás un cambio de competición. Móntalo en un coche de calle, y te darás una bofetada monumental por la falta de confort. Prescinde de los accionamientos automáticos, y tendrás un cambio ‘ manual’ : un dispositivo definido por las prestaciones del eslabón más débil... que normalmente serás tú, el conductor.