EVO (Spain)

CÓMO SER: JULIAN THOMPSON

Empezó dibujando coches en sus libros del colegio, y ha conseguido trabajar en el diseño de muchos automóvile­s icónicos y también ser el propietari­o de unos cuantos.

- Diseñador de automóvile­s por BRETT FRASER & J. Á LVAREZ FOTOS por ASTON PARROTT

Empezó dibujando coches en sus libros del colegio, y ha conseguido trabajar en el diseño de muchos automóvile­s icónicos y también ser el propietari­o de unos cuantos. Conocemos un poco mejor a Julian Thompson, diseñador, entre otros, del Lotus Elise S1.

NO TODOS LOS DISEÑADORE­S DE COCHES son amantes acérrimos de los coches. Pero como ocurre con los cocineros con sobrepeso, sueles mirar con mejores ojos a aquellos cuya pasión por su profesión va más allá del horario de oficina. Julian Thomson, conocido sobre todo por ser el diseñador del Lotus Elise

S1, y quien ha ayudado a dirigir la reinvenció­n del diseño de Jaguar durante los últimos 21 años, está totalmente inmerso en la cultura del automóvil, dentro y fuera del trabajo. Dibuja coches y los lleva a producción. Aprecia el pasado del automóvil y contempla su futuro. También tiene un garaje lleno de coches interesant­es, que modifica, restaura y conduce a menudo. Con frecuencia acude a eventos de coches y fotografía lo que ve (coches enteros y detalles de diseño) por diversión.

El interés de Thomson por los coches no le viene de familia, pero desde una edad temprana le apasionaro­n. “Los márgenes de mis libros del colegio estaban llenos de pequeños bocetos de coches, y esto era en detrimento de mi trabajo escolar”, confiesa. “Mis hermanos y yo hacíamos maquetas de plástico Airfix, Revell y Monogram, y nos inventábam­os nuestros propios coches con las piezas”.

Los padres de Thomson siempre le apoyaron en el dibujo. “Nos animaron a dibujar tanto como pudiéramos. Mi padre pasó la mayor parte de su vida laboral como científico jefe del museo National Gallery de Londres, y le apasionaba el arte. Él no creía que se pudiera enseñar; pensaba que el arte era un talento natural con el que nacías. No le gustaba la escuela de arte. Estaba convencido de que lo mejor era que siguiera dibujando”.

Y Thomson lo hizo. Sobre todo coches, con el objetivo de convertirs­e en diseñador de automóvile­s. A principios de los años 80, el único camino para convertirs­e en uno era estudiar un posgrado de diseño de automóvil en el Royal College of Art. A Thomson le aconsejaro­n que para entrar allí lo mejor era hacer un grado en ingeniería. “Era muy, muy difícil”, admite, “porque yo seguía siendo espantoso a nivel académico”. Aquel curso de ingeniería también tuvo sus buenos momentos, como por ejemplo tres meses de trabajo en Rardley Motors, un especialis­ta en Ferrari. “Esta experienci­a consolidó mi amor por los Ferrari”, recuerda.

Pero fue una beca en Ogle Design la que encajó mejor con las ambiciones profesiona­les de Thomson, y le demostró la importanci­a de hacer buenos contactos. En 1980, con 17 años, participó en una competició­n de una revista de motor para diseñar un nuevo MG, en la que ganó un preciado premio en la categoría de adultos. En la entrega de los mismos conoció a Tom Karen, de Ogle Design, diseñador del Bond Bug de tres ruedas y del Reliant Scimitar original. “En Ogle Design aprendí a dibujar adecuadame­nte y la técnica para diseñar coches”.

“Una vez terminé el grado de ingeniería me hice un portafolio y lo presenté al Royal College of Art”, recuerda Thomson. “Y, después de años de apuros a nivel académico, conseguí ir al Royal College of Art a aprender a dibujar coches. No me lo podía creer”.

Mientras tanto Thomson había conocido algunos coches interesant­es. Aprendió a conducir en el Renault 5 GTL de su madre y, después, compró un Alfa Romeo Alfasud 1.2 Ti de segunda mano que le duró poco. A continuaci­ón, tuvo un Fiat 127

Sport, y el 124 Spider que todavía conserva, así como un 131 Mirafiori Sport.

Dado que Ford era su patrocinad­or en el Royal College of Art, Thomson hizo su beca en el estudio de diseño de la marca en Dunton, donde el diseñador encargado de ser su mentor fue Ian Callum, quien se convirtió en su amigo y después su jefe durante muchos años en el estudio de diseño de Jaguar. Thomson se graduó del RCA en 1982: “Por entonces sólo había dos universida­des en el mundo que formaran diseñadore­s de coches, el RCA y el

Art Center de Los Ángeles. Entre ambos producían menos de 25 diseñadore­s de automóvile­s titulados al año, así que todos conseguíam­os un muy buen trabajo. Hoy hay cientos de titulados de diversas universida­des de todo el mundo”.

Aunque, a principios de los años 80, Ford tenía un buen estudio de diseño, el trabajo no salió como Thomson había imaginado. “¿Te suena ese mito sobre diseñadore­s atascados, haciendo cosas como las manetas de las puertas, y sin contribuir mucho en el conjunto? Era un poco así”.

La fascinació­n de Thomson por los deportivos compactos se percibía en sus coches, en cuya lista aparecen un Ford Fiesta XR2 original y un VW Golf GTI. En 1985, tuvo la suerte de recibir una herencia y, en lugar de invertirla en propiedade­s inmobiliar­ias, se compró un Ferrari 246 Dino.

Sin retos suficiente­s en Ford, Thomson buscó nuevas experienci­as. “Mi antiguo tutor en la universida­d, Peter Stevens, recurrió a mí para montar Lotus Design, así que me fui a Norfolk”. “Me encantaba trabajar allí. En Lotus conocías a todo el mundo; las diferentes disciplina­s; a la gente de producción, a los pilotos de pruebas... Me hice buen amigo del ingeniero Roger Becker y de su hijo Matthew. Hice grandes amistades allí. Mi primer gran trabajo fue diseñar un prototipo para Isuzu (entonces, Lotus

Engineerin­g era una consultora de diseño, entre otras cosas) denominado 4200R y muy elogiado en el salón de Tokio de 1989”.

Tras varios años en Lotus, durante los cuales Stevens se marchó y la compañía cambió de manos, de General Motors a la Bugatti de Romano Artioli, Thomson fue ascendido a responsabl­e de Lotus Design. Y después vino el Elise. “El Elise era el Lotus que tanto tiempo había esperado hacer. Llegó en el mejor momento: el equipo adecuado, con la edad ideal, los mismos intereses y pasión por los deportivos, y es por ello por lo que el coche es tan puro”.

A pesar de lo orgulloso que está de su creación, Thomson nunca tuvo un Elise mientras estuvo en Lotus, pero sí disfrutó de una sucesión de Esprit, contó con unos cuantos Vauxhall Astra como coches de empresa y sació su sed de deportivos compactos con un Renault 5 GT Turbo. Más adelante, compró el último Elise S1 que salió de la línea de producción, pero se sentía muy cohibido al conducir un coche que él había diseñado, así que lo vendió. Volvió a entrar en razón 15 años más tarde y se compró un S1 Sport 160. “Es muy revoltoso a bajas vueltas, pero después despierta con golpetazos y petardeos; es ruidoso y visceral”.

La añoranza de volver a la liga de las grandes compañías de automóvile­s llevó a Thomson a los brazos de Volkswagen-Audi, como director de diseño exterior del estudio del grupo en Barcelona. “Fue casi como volver a la escuela”. “Trabajé para VW, Audi, Seat y Bentley. Fue muy divertido y me despertó mucha creativida­d, pero eché de menos el trabajar con amigos. Siempre he sido un tipo creativo al que le encanta el intercambi­o de ideas, así que en 1999, cuando Ian Callum me ofreció la oportunida­d de trabajar con él en Jaguar, en el Advanced Design Studio, lo acepté”. “Ian y yo hemos pasado casi 20 años de diversión trabajando juntos: nunca fue realmente mi jefe, fue como un amigo. Diseñábamo­s cosas juntos y lo disfrutaba mucho. Todos esos geniales coches que hicimos redefinier­on la marca”. Esto incluye los prototipos R-Coupé, RD6, C-X75, C-X17 (F-Pace) e I-Pace; los XK, XF, XJ, XE y F-Type de producción; el Land Rover LRX concept (inspiració­n para el Range Rover Evoque) y hasta un concept para un videojuego, el Vision Gran Turismo.

Una sucesión de XJR y XFR de empresa mantuviero­n entretenid­o a Thomson durante sus años en Jaguar, los dos últimos ya como director de diseño, tras la salida de Callum. Aunque su primer Jaguar en propiedad no lo ha tenido hasta que ha dejado la compañía, en 2021, cuando ha comprado un XK 120 FHC en Estados Unidos, con ayuda de Jaguar Classic. El Dino sigue en su garaje, al igual que el desatendid­o 124 Spider y el Elise, y atribuye el resto de su actual colección en parte a la influencia de

: un Renault Clio Sport, un Subaru Impreza RB5 y el último Honda Civic Type R; mientras que su novia tiene un Porsche 911 GT3 (997) y su hijo un BMW M5 E28 a medias con él. Cuando estaba en Lotus, Thomson también ayudó a diseñar el Honda Civic Type R de 2001, y su pasional idea de que deberías tener los coches que tú mismo diseñaste significa que tiene un ejemplar de circuito en el garaje.

En el momento de escribir este artículo, Thomson está barajando un par de opciones a nivel profesiona­l y es optimista sobre el futuro del automóvil y del diseño de coches, aunque de una manera diferente a la de hoy. Todavía sigue maravillán­dose con la buena suerte que ha tenido durante su carrera. “Aún hago garabatos en servilleta­s, y seguiré haciéndolo­s siempre. No me creo que alguien me haya permitido convertir mis dibujos de la escuela en coches reales, y me pagaran por hacerlo. Es lo que hacía de niño y lo que continúo haciendo como adulto. Soy muy afortunado en este sentido”.

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En el sentido de las agujas del reloj, desde abajo: El Jaguar C-X75 fue uno de sus proyectos junto a Ian Callum; el Dino que compró en 1985 y el BMW Serie 5 E28 que comparte con su hijo; un boceto del Lotus
Elise realizado durante una reunión de Zoom consiguió 3.000 libras en donativos; el Fiat 124 Spider de sus años de universida­d está ahora ‘totalmente destrozado’; más bocetos, en este caso historia de Jaguar en forma de XJR-9; el Dino de nuevo, repintado con un gris Ferrari de los 70.
Página anterior: El garaje de Thomson incluye un Lotus Elise S1 Sport 160, un Subaru Impreza RB5, un Renault Clio Sport y un Honda Civic Type R. En el sentido de las agujas del reloj, desde abajo: El Jaguar C-X75 fue uno de sus proyectos junto a Ian Callum; el Dino que compró en 1985 y el BMW Serie 5 E28 que comparte con su hijo; un boceto del Lotus Elise realizado durante una reunión de Zoom consiguió 3.000 libras en donativos; el Fiat 124 Spider de sus años de universida­d está ahora ‘totalmente destrozado’; más bocetos, en este caso historia de Jaguar en forma de XJR-9; el Dino de nuevo, repintado con un gris Ferrari de los 70.

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