Ferrari Portofino M
Las mejoras introducidas en el Roma se trasladan al descapotable de acceso de la marca.
ES PROBABLE QUE TE HAYAS OLVIDADO del Portofino dentro de la gama Ferrari con la llegada del F8, el inminente 296 GTB, el Roma dejando una gran impresión entre toda la prensa especializada y el SF90 con sus impresionantes 1.000 CV. Sin embargo, el Portofino sigue siendo un producto fundamental para la firma italiana; un punto de acceso para aquellos que quieran cumplir el sueño de tener un Ferrari en el garaje algún día. Está claro que muchas marcas desearían tener un producto básico de gama como el Portofino; pero es que encima ahora ha recibido el tratamiento Modificata (de ahí viene la M de su denominación) en forma de mejoras heredadas del Roma.
Dado que el Roma se ha realizado sobre la base del Portofino, era sólo cuestión de tiempo que el descapotable recibiera algunas de las actualizaciones técnicas con las que llegó el coupé al mercado el año pasado. La principal es la adaptación de la nueva caja de cambios automática de doble embrague y ocho velocidades, además del conjunto completo de configuraciones del nuevo Manettino (aunque aquí personalizadas para tener en cuenta los 100 kg adicionales del cabrio, además de la diferente distribución del peso). También monta los últimos amortiguadores adaptativos de la marca, mientras que el 3.9 V8 turbo gana 20 CV para igualar la cifra de potencia del Roma, con un total de 620 CV.
A pesar de ser el modelo de entrada a la marca, el Portofino M ofrece un nivel de rendimiento propio de un superdeportivo. Cuando el V8 arranca, lo hace con un alarido agudo imponente; y al coger temperatura, la banda sonora se asienta con un ritmo más pesado de lo esperado, cambiando el tono metálico del F8 por un murmullo de V8 más tradicional. Sea como fuere, esto resulta suficiente para aguijonear tus sentidos y borrar de un plumazo el posible escepticismo relacionado con si este Cabrio 2+2 tiene el talento necesario para ser considerado un producto digno de Maranello. Apenas unos kilómetros después me sirven para dejar las cosas más claras y profundizar en las virtudes del Portofino M.
En modo Comfort es un buen GT; con el techo cerrado, sólo se escucha un poco de viento a la altura del pilar C. Por tanto, puedo decir con total seguridad que es un coche fantástico para cubrir grandes distancias con un grado de confort excelente.
El par máximo es de 760 Nm a partir de 3.000 rpm, pero como suele hacer Ferrari, cada marcha tiene su propia curva de par, con las marchas más altas dando lo mejor del motor a más revoluciones, por lo que el empuje en cada relación es más un contundente
crescendo que una fuerza hercúlea que lo empuja hacia el horizonte con cada toque de acelerador. La nueva transmisión de ocho velocidades es una adaptación de la que también lleva el SF90 y en la que Ferrari ha invertido cuatro años de desarrollo. Lo mejor es que digiere con mayor eficacia la entrega de potencia y par del V8 respecto a su predecesora de siete relaciones, la cual se mostraba indecisa en modo automático cuando querías claridad y precisión.
Con toda la gama de configuraciones que ofrece el Manettino (cuenta con hasta cinco opciones), es sólo cuestión de tiempo girarlo a Sport, pulsar el botón de los amortiguadores ‘blandos’ para poder rodar con eficacia por asfalto bacheado (las carreteras más comunes en Italia) y poner la caja de cambio en modo manual para realmente averiguar qué tan serias son las mejoras introducidas en el modelo.