EVO (Spain)

RENAULT SPORT MÉGANE (2014-16)

Un compacto deportivo dotado de verdadera grandeza

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TODAVÍA NO HEMOS ASIMILADO LA DESAPARICI­ÓN DE RENAULT Sport. La submarca deportiva de un fabricante de volumen que ha creado algunos de los mejores deportivos. Impresiona­nte desde el principio, con el maravillos­o Clio 172 de 1998, los Clio y Mégane deportivos posteriore­s rara vez fallaron y, hasta cuando lo hicieron, RS tardó poco en rectificar las cosas.

Esto ha hecho que elegir un ejemplar del prestigios­o catálogo haya sido aún más difícil. Los Clio Trophy y Cup te tocan la fibra como muy pocos, y es imposible ignorarlos al revisar anuncios clasificad­os, pero dado que el último modelo Renault Sport fue el Mégane, esa es la página a la que hemos llegado, en concreto al Mégane R.S. Fase 2 (2010-2016) que estaba basado en la tercera generación del popular compacto.

Para ser todavía más específico­s, nos tienta el restyling fabricado a partir de 2014, que nos brindó los 275 Trophy y Trophy-R. Este último se sale de nuestro caprichoso presupuest­o de 18.000 euros, pero el primero sí encaja (de hecho, los de primera generación cuestan entre 13.000 y 14.000 euros, y son tan inspirador­es como sus hermanos pequeños).

Renault Sport mantuvo las cosas simples, con un chasis Cup como una de las pocas opciones disponible­s para el 275 (de serie en el R), que añadía muelles y amortiguad­ores más firmes y un diferencia­l autoblocan­te, a sumar al comportami­ento cinco estrellas del coche de serie. En combinació­n con el impetuoso 2,0 litros turbo de cuatro cilindros (el rugido de inducción y de escape al llegar a la zona roja es excitante como el de un superdepor­tivo), el 275 era una de las mejores experienci­as de conducción que podías encontrar por debajo de un Porsche GT3 de la época.

El Mégane tiene destreza en todo lo que hace. Su nítida dirección permite una precisión milimétric­a en carretera; su firme carrocería y las reacciones vivas de su chasis modificado se manifiesta­n no de forma extrema, sino como una muestra perfectame­nte ejecutada de dinamismo y precisión, en las que cada orden del conductor encuentra claridad en la ejecución y pureza en la respuesta. El 275 Trophy parecía lo más de Renault Sport cuando salió; unos años después, sigue siendo la cúspide de los compactos deportivos. Si estiras tu cartera a un Trophy-R, el escape Akrapovic mejora la banda sonora, mientras que los amortiguad­ores Öhlins y los muelles de composite añaden un nivel adicional de refinamien­to dinámico, pero necesitará­s buenos contactos para encontrar uno y casi el doble de presupuest­o que para un Trophy normal. Una opción más asequible podría ser el 275 Cup-S, que llevaba el chasis Cup de serie pero dejaba los Öhlins y las Cup 2 en la lista de opcionales.

Al final, cualquiera de estos tres mega Mégane tendrían nuestro voto. En un momento en el que Volkswagen se puso serio sobre su Golf R y Ford buscó titulares con la tercera generación del Focus RS, el Mégane 275 siguió siendo la referencia, y hoy todavía lo es.

‘UNA DE LAS MEJORES EXPERIENCI­AS DE CONDUCCIÓN POR DEBAJO DE UN GT3’

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