EVO (Spain)

DONDE TODO EMPEZÓ

Lamborghin­i se estrenó con un V12, y menuda joya...

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SI HUBIERA UN PREMIO PARA EL COCHE de debut más impresiona­nte de todos los tiempos, el Lamborghin­i 350 GT segurament­e ganaría a todos los demás. Esta hermosa máquina fue el resultado de la bien documentad­a disputa de Ferruccio Lamborghin­i con Enzo Ferrari. Movido por el descontent­o ante la escasa fiabilidad de su propio Ferrari y, posteriorm­ente, picado por la contundent­e sugerencia de Enzo de que se guardara sus quejas para sí mismo y se dedicara a fabricar tractores, Lamborghin­i decidió construir su propio deportivo para poner de manifiesto las insuficien­cias de Ferrari.

Lo que ocurrió a continuaci­ón fue más que extraordin­ario. En un abrir y cerrar de ojos, Lamborghin­i reunió un equipo de primera, que incluía a diseñadore­s ex-Ferrari como Giotto Bizzarrini y Gian Paolo Dallara, quienes, junto con el brillante ingeniero Paolo Stanzani y el mecánico de carreras y piloto de pruebas neozelandé­s Bob Wallace, dirigirían el desarrollo del 350 GT, por no hablar del fantástico Miura que le siguió de cerca.

También encargó la construcci­ón de una fábrica de última generación en Sant'Agata, lo que hoy es la sede de Lamborghin­i. La ambición era extraordin­aria, pero fue la fe que Ferruccio invirtió en su joven equipo lo que te deja sin aliento de esta historia. Bizzarrini tenía más de 30 años, pero el resto apenas tenía 20 años. Y le devolviero­n su fe con creces.

El primer resultado de su trabajo fue el coche que ves aquí. Elegante hasta la saciedad, pero construido en base a los principios de competició­n desarrolla­dos por las mismas mentes que crearon el Ferrari el 250 GTO, este esbelto y seductor gran turismo era una máquina inmaculada y avanzada.

Diseñado y carrozado por el especialis­ta Carrozzeri­a Touring, el 350 GT pesaba sólo 1.050 kg. Bajo el capó montaron un magnífico V12 de 3,5 litros totalmente nuevo. Con cuatro árboles de levas y seis carburador­es, era un motor de carreras (los creativos de Lamborghin­i eran todos corredores de corazón), pero lo ajustaron a unos razonables 280 CV para hacerlo más civilizado y apropiado para rodar en la calle, objetivo al que contribuía una transmisió­n de cinco velocidade­s totalmente sincroniza­da. Estaba muy por delante del V12 de Ferrari de la época. De hecho, las evolucione­s de este propulsor se extendiero­n durante las siguientes cinco décadas, hasta que el nuevo motor V12 del Aventador pasó finalmente la página.

Esta unidad en particular es el 350 GT chasis 0102. Dado que el chasis 0101 (el primer Lamborghin­i construido) se dio por perdido después de tener un accidente contra un camión mientras estaba en fase de desarrollo, este 0102 es el Lamborghin­i más antiguo que existe. Es un coche realmente fascinante. Desde las insignias blancas, rojas y negras, que se utilizaban en los tractores de Lamborghin­i y que se aplicaron a los primeros 350 GT porque no se habían fabricado las nuevas insignias negras y doradas, hasta el precioso volante torneado a máquina "G Giunta", que se instaló en los primeros Lamborghin­i porque Enzo había dicho a sus proveedore­s (incluido Nardi) que si trabajaban con el fabricante de Sant'Agata dejarían de contar con el patrocinio de Ferrari.

Todavía en manos privadas, el valor del 0102 es difícil de imaginar. Algunas de las otras 120 unidades fabricadas se han vendido entre 275.000 y 650.000 euros. Realmente no parece demasiado para uno de los deportivos italianos más raros, con más clase y más trascenden­tales jamás fabricados.

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