EN CONCLUSIÓN
■ La conclusión más importante de esta experiencia es que los neumáticos para tandas como el Trofeo R son realmente eficaces, recomendables y casi imprescindibles de cara a vivir experiencias en circuito. Mejoran de forma notable tanto las prestaciones (esto es algo que dábamos por hecho) como el comportamiento del vehículo, incrementando tanto la estabilidad como el rango de funcionamiento de elementos como el autoblocante y, especialmente, el nivel de confianza del piloto.
La segunda conclusión es que los Trofeo R también resultan rentables de cara a rodar en circuito. Por un lado, no merece la pena desperdiciar la posibilidad de rodar en circuito confiando en unos neumáticos de calle que apenas van a dar la talla durante dos o tres vueltas, y que van a experimentar una degradación irrecuperable a partir de la quinta o sexta vuelta consecutiva. Y por otro lado, y aunque un Trofeo R cuesta más del doble que un PZero, también ofrece una longevidad notable: entrega un rendimiento consistente durante una horquilla que va entre las 30 y las 100 vueltas (realizando tiempos de récord de circuito, y exprimiéndolos al nivel que lo ha hecho Yannick), y su vida puede llegar a alargarse, siempre que se les trate con cariño y se realice una puesta a punto correcta de la suspensión, hasta las 250 vueltas.
Y lo que es más importante: ofrecen un funcionamiento consistente e indefinido en el tiempo. O dicho en otras palabras: una vez alcanzadas sus presiones ideales, la única limitación de rodaje que experimentaban Yannick y nuestro i30 N en cada
stint eran los frenos y la autonomía de combustible (un depósito de 50 litros duraba unas 25 vueltas). Eso convierte a estos neumáticos en una herramienta increíble de cara a cualquier prueba de resistencia.