EVO (Spain)

JUAN SEBASTIÁN ELCANO

- Texto: Antonio Rodríguez ‘ Toñejo’ RR23 arodriguez@luike.com @tonejo_ rodriguez

UN DÍA CUALQUIERA DE NO HACE MUCHO TIEMPO, me llamó un amigo de los buenos y me dijo: “Dentro de diez días cruzo el charco y te voy a ver”. ¡Wow , qué bien, fantástica noticia! Pero, cuando a los pocos días me llamó otro amigo y me dijo que también venía para estar los tres juntos esos días, me puse a saltar de alegría. Y es que hay personas con las que te sientes tan bien cuando están contigo (aunque no las veas muy a menudo), que su compañía no tiene precio… No importa si tu casa sólo tiene un habitación o si vas a estar más o menos cómodo, lo importante es que vas a estar feliz.

Llegaron los días clave y fui a buscar a Tomás y a Javier al aeropuerto. Lo que os decía, fue darles un abrazo y como si hubiesen estado aquí siempre.

Pasaron los días rápido y, cuando nos quisimos dar cuenta, Javier se fue para España y nos quedamos Tomás y yo echándole de menos.

Al día siguiente de la partida de Javier, me llegó una invitación del Consulado Español en Miami para asistir a la recepción del buque escuela Juan Sebastián Elcano. ¡Oh, no! Y mi querido amigo Julián Linares en España… Uff Julián, no sabes cómo te eché de menos en ese momento (la verdad es que siempre), y además esta vez había que asistir con esmoquin. No me lo podía creer, y encima yo no tenía ningún esmoquin, así que decidí no asistir; además, no os quiero ni contar lo incómodo que es ir en la silla de ruedas con un traje o un esmoquin.

Hablé con mi amigo Julio del Consulado para contárselo y, al poco tiempo, me llamó para decirme que había hablado con el barco y que podía ir en manga corta si quería pero que tenía que ir sí o sí. Vamos, que no tenía excusa, que era capaz de llamar a la policía y llevarme esposado. ¡Madre mía, qué presión!

Al comunicarm­e que podía asistir como quisiera, no me quedó más remedio que ir a comprar un traje, así que me fui con Tomás a buscarlo. Esa misma tarde hice la gestión para que viniera Tomás conmigo a la recepción, pero no había manera, hasta que por fin lo pude arreglar a última hora, aunque ya era un poco tarde para que se pudiera hacer con un esmoquin y resignado me dijo: “Gracias por el esfuerzo Toñejo, no te preocupes, ve tú a la recepción que te lo pasarás bien seguro, y yo me iré a cenar con nuestro amigo Juan Acero (por cierto, un tipo de 10) al Monty’s de Coconut Grove que tampoco es un mal plan”.

Llegó el buque escuela Juan Sebastián Elcano casi al amanecer y, como no podía ser de otra manera, allí estaba Nicolás Vallejo-Nágera (Colate) para recibirlo. Colate estuvo un año dando la vuelta al mundo en Elcano y forma parte de su vida. De hecho, le pusieron una distinción a él y a todos aquellos militares que han dado la vuelta al mundo en el precioso bergantín-goleta de la armada española.

El día señalado llegué puntual a la cita y al primero que vi fue a mi amigo Marc (del FBI) caminando hacia el imponente, precioso e impresiona­nte barco. Al poco tiempo llegó Su Majestad la Reina Doña Sofía y subió al buque escuela acompañada por el Cónsul General de Miami, D. Jaime Lacadena.

La pasarela para subir al barco es muy estrecha y, aunque ya la tenía de la mano de otra veces, los marinos españoles, más fuertes que el vinagre, me ayudaron y me posaron en la cubierta a pulso. ¡Jajaja!

Una vez arriba me llamó el Cónsul General, que estaba junto a su prometida Maca, que es un encanto, y con la Reina Sofía, que se quedó hablando conmigo un buen rato. Durante la conversaci­ón me di cuenta de que el escolta de la reina no paraba de mirarme como diciendo que ya era hora de que dejara en paz a su majestad. Así que le dije: “Majestad, la dejo que tiene mucha gente que la quiere saludar”. Pero ella dijo, no no, y siguió preguntánd­ome muy interesada en cómo fue mi accidente, qué entrenamie­nto hacía para estar tan en forma, etc. ¡Qué gran calidad humana tiene! Antes de dejarlos que siguieran con el protocolo, me dieron una noticia muy especial que os desvelaré en breve. Después se sirvió una paella en el barco y nos pusimos las botas.

Al día siguiente se iba Tomás a España, le llevé al aeropuerto y de allí me fui directo a la casa del Cónsul General, ya que había otra recepción con la reina y también me habían invitado. Como siempre, me trataron de maravilla. Volví a estar con S.M. la Reina Sofía y charlamos un buen rato, fue muy especial.

A la hora de irme, Colate me preguntó si podía llevar al capitán de navío D. Carlos Mate y al contralmir­ante D. Santiago Barber. ¡Cómo no! Les subí en el coche y los llevé contándole­s algunas anécdotas de las pruebas de coches para la revista. Lo pasaron muy bien durante el trayecto. Me preguntaro­n si quería escoltar a Elcano en su salida de Miami, que partía dos días después y les respondí: “Será para mí un honor, decidme día y hora y allí estaré con una moto de agua”.

Cuando llegué al muelle estaba también el barco escuela americano American Eagle, que no es por menospreci­ar, pero no tiene nada que ver con el nuestro, así que ESP-1 USA-0.

Soltaron amarras y me puse a su lado con la moto. Tampoco faltaron a la cita para despedir a su querido barco Colate junto a Nacho Vega, Willy Almagro, Carlos Galán y muchos amigos más.

Que honor escoltar tan extraordin­ario barco cargado de historia y de vida, se me pone la piel de gallina sólo de recordarlo. Desde luego, creo que Elcano es el mejor embajador que tiene España en el mundo y, además, no os hacéis a la idea de cómo es de bien recibido en cualquier puerto donde atraca.

Gracias a los mandos de Elcano; a los miembros del consulado español en Miami, Julio, Juan Carlos, Sofía, Nacho, Mercedes y a su Cónsul General D. Jaime Lacadena por ayudarme siempre.

Feliz es aquel que aprendió a admirar y no a envidiar

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