Excelencias Turísticas del caribe y las Américas
DESOFT en FIHAV 2017
DESOFT, Empresa de Aplicaciones Informáticas, con más de 18 años de experiencia en el sector de las TIC en Cuba, se hace presente una vez más en la 35 edición de la Feria Internacional de La Habana (FIHAV 2017) con un stand en el Mezanine C del Pabellón Central del recinto ferial de Expocuba.
DESOFT cuenta con un potencial humano de más de 2000 trabajadores, distribuidos por todo el país, quienes han venido trabajando durante estos años de forma sistemática en la informatización de la sociedad cubana, con énfasis en sectores priorizados como el turismo, la agricultura, la industria,…
«Pretendemos utilizar el escenario de FIHAV 2017 para consolidar nuestras relaciones de intercambio y colaboración con el empresariado cubano, fortalecer nuestras líneas de negocios de cara a la exportación de Servicios Informáticos y el desarrollo de Soluciones de movilidad, Consultoría y Seguridad TI», aseguró Luis Guillermo Fernández, Director General de DESOFT.
Esta empresa ha venido intercambiando con empresarios de diferentes latitudes en otros espacios, lo que le ha permitido la realización de alianzas estratégicas internacionales e incrementar exportaciones, fundamentalmente en Latinoamérica y Europa.
«Estamos enfocados en la internacionalización de nuestros servicios, el desarrollo de aplicaciones móviles y sus plataformas, el SaaS como modelo de negocios y los servicios basados en Open Source. Por otra parte, estamos interesados en consolidar alianzas con Universidades y Centros de Investigación mediante proyectos de I+D+i para colocar en el mercado nuevas tecnologías desde procesos de «spin off» y concretar negocios con compañías extranjeras que reconozcan en DESOFT un proveedor de TIC, capaz de insertarse en la cadena de valores de sus productos y servicios», puntualizó Luis Guillermo.
Otro objetivo de DESOFT en esta Feria es ofrecer a las empresas nacionales y extranjeras, los servicios de valor agregado para la telefonía móvil (consultas, suscripciones y notificaciones) que permitirán al público asistente ampliar sus conocimientos respecto a las empresas participantes, logrando una sinergia de intercambio entre todos.
El año 2017 comenzó de forma rotunda a favor de la inversión extranjera en Cuba. El mismo presidente Raúl Castro se encargaría de poner los puntos sobre las íes en diciembre último en la sesión ordinaria del principal órgano estatal del país, la Asamblea Nacional, donde llamó a «profundizar en las deficiencias y errores cometidos en el pasado» en relación con este fundamental agente de desarrollo, «para nunca más repetirlos».
«Concedemos gran importancia a la necesidad de dinamizar la inversión extranjera en Cuba», decía el Jefe de Estado, quien reconoció no estar satisfecho con lo logrado en esta esfera «y que han sido frecuentes las dilaciones excesivas del proceso negociador». Y enfatizaba: es «preciso superar de una vez y por siempre la mentalidad obsoleta llena de prejuicios contra la inversión foránea».
Sin medias tintas, como es característico en el mandatario cubano, agregaba a seguido que para «avanzar resueltamente en esta dirección, debemos despojarnos de falsos temores hacia el capital externo; no vamos ni iremos al capitalismo, eso está totalmente descartado, así lo recoge nuestra Constitución y lo mantendrá, pero no debemos cogerle miedo y ponerle trabas a lo que podemos hacer en el marco de las leyes vigentes».
De marzo de 2014, cuando el Parlamento antillano aprobó la nueva Ley de la Inversión Extranjera (Ley 118), a noviembre de 2016, en ocasión de la 34ª Feria Internacional de La Habana, solo se habían aprobado 83 nuevos proyectos con capital foráneo, por un valor que superaba los 1 300 millones de dólares.
El monto negociado en el bienio estaba muy lejos de las intenciones del país, que planteo adjudicarse entre 2 000 millones y 2 500 millones de dólares anuales a través de la inversión extranjera directa (IED), y así contribuir a un crecimiento anual del producto interno bruto (PIB) en los tiempos por venir de entre un 5 y un 7 %, la posibilidad más propicia para enrumbar a Cuba hacia el desarrollo.
De los 83 proyectos aprobados en aquel período, 14 correspondían a negocios ya establecidos y 69 eran nuevos emprendimientos, de estos, 15 en la Zona Especial de Desarrollo Mariel (ZEDM) y 54 en el resto del territorio nacional.
Según el Plan de la Economía para 2017, la IED continuaría en el presente año siendo muy baja en su participación respecto a la inversión total: solo el 6,5 % de lo previsto por este concepto. Al analizar la cifra, Ricardo Cabrisas, vicepresidente del Consejo de Ministros y titular de Economía y Planificación, decía en la Asamblea Nacional de diciembre que aún no se lograba «que la inversión extranjera desempeñe un papel fundamental en el desarrollo económico del país».
Seis meses después, el mismo Cabrisas informaba –en la sesión ordinaria del Parlamento de julio pasado– que en ese lapso se habían «aprobado reinversiones en dos negocios en ejecución y 11 nuevos, de ellos: 5 en la Zona Especial de Desarrollo Mariel y 6 fuera de dicha zona». A continuación afirmó que «estos nuevos negocios totalizan montos superiores a los 1 346 millones de dólares».
Tiempos difíciles, tiempos de prueba
El 2017, sin dudas, ha avanzado de manera rotunda a favor de la inversión extranjera. No ha sido, empero, un año fácil.
El Plan de la Economía para el tiempo que corre propuso un crecimiento del PIB del 2,2 %. Era una empresa muy tirante en sí, más todavía cuando quedaba atrás un 2016 en el que ese indicador global había caído, según estimados, en un 0,9 %, la primera recesión del país en 23 años.
Datos preliminares señalan que al cierre del primer semestre de 2017, el PIB a precios constantes creció alrededor del 1,1 %, un resultado discreto pero positivo en el que incidieron el turismo, las construcciones, el transporte, las comunicaciones y la agricultura no cañera.
Como había advertido el gobierno, la economía en la etapa se había estado desenvolviendo en medio de una tensa y persistente situación con la disponibilidad de divisas, de los combustibles, y el nivel de las deudas bancarias. El descargo gubernamental ante los legisladores cubanos en julio pasado fue explícito en lo relativo a la gestión del sector externo.
Al cierre de junio último, los ingresos externos se incumplieron en 417 millones de dólares, lo que fue agravado por la importación de casi 100 millones de dólares en combustibles adicionales al plan.
Con respecto a las importaciones totales para el año, se preveía incumplimientos superiores a los 1 500 millones de dólares, debido a las dificultades en la utilización de los créditos, limitación en la asignación de liquidez, deudas por cartas de créditos vencidas y no pagadas, y deficiencias en el proceso de contratación.
La seriedad y responsabilidad del país permitió, no obstante, que en el primer semestre se realizaran pagos de deudas por 2 306 millones de dólares, dando prioridad a los reordenamientos de años anteriores, los créditos gubernamentales, y los suministradores de alimentos y otros productos, la zafra azucarera y los que garantizan nuevos embarques de mercancías con destino a varios organismos e instituciones.
Se continuaron, a su vez, las gestiones para mejorar los pagos de deudas a los proveedores y la ejecución de los créditos comerciales; se agradecía la comprensión y confianza de los acreedores; y se reiteraba la firme voluntad y decisión del gobierno de resolver de manera paulatina
Datos preliminares señalan que al cierre del primer semestre de 2017, el PIB cubano a precios constantes creció alrededor del 1,1 %, un resultado discreto pero positivo en el que incidieron el turismo, las construcciones, el transporte y las comunicaciones, y la agricultura no cañera