Excelencias Turísticas del caribe y las Américas
Grito de modernidad
TOMADAS EN LOS AÑOS 50 COMO UN HITO DE LA INNOVACIÓN EN CARACAS, A CASI 65 AÑOS DE CREADAS LAS TORRES DE EL SILENCIO SIGUEN SIENDO UNA VISITA OBLIGADA PARA QUIENES VIAJEN HASTA LA LLAMADA «CIUDAD DE LA ETERNA PRIMAVERA»
Cierto que hoy no lucen tan coquetas como cuando asombraron a toda Venezuela y Caracas, de pronto, las tomó como su ícono más representativo de la modernidad. Nombradas como las Torres de El Silencio, con sus 32 pisos y 103 m de altura, abrieron oficialmente el 6 de diciembre de 1954 como evidencia del paso del país de su condición agrícola a industrializado.
Surgieron como parte del proyecto que se denominó Plan Rotival y perseguía poner en práctica la necesaria renovación de la urbe, urgida de transformar su centro y convertirse en atractiva capital de Sudamérica. El conjunto residencial de El Silencio tuvo sus inicios en el proyecto urbanístico de Carlos Raúl Villanueva.
Todo comenzó a partir de la construcción de una gran avenida, la Bolívar, que exigió la creación de una empresa devenida luego el Centro Simón Bolívar C.A, y que más tarde adquirió la forma de dos torres gemelas: la Norte (con 20,35 m de ancho) y la Sur (23,25 m), destinadas en un principio al comercio y áreas de servicio. Nacieron con no pocos elementos que entonces resultaron muy novedosos, como los pisos de estacionamiento y los teléfonos públicos.
En verdad, a casi 65 años de inauguradas, ya las Torres de El Silencio no son miradas como el emblema estético que antes fueron. Sin embargo, a pesar del evidente deterioro progresivo y avanzado en el que se encuentran, estas edificaciones diseñadas y construidas por el arquitecto venezolano Cipriano Castro Domínguez, con la colaboración de Tony Manrique de Lara y José Joaquín Álvarez, siguen siendo una visita obligada para quienes viajen hasta la llamada «ciudad de la eterna primavera».