Excelencias Turísticas del caribe y las Américas
Comer en el centro de Cuba
TEXTO /BY JORGE MÉNDEZ RODRÍGUEZ-ARENCIBIA, PRESIDENTE EJECUTIVO. CÁTEDRA CUBANA DE GASTRONOMÍA Y TURISMO / EXECUTIVE PRESIDENT OF CUBA’S CLUSTER OF GASTRONOMY AND TOURISM FOTOS / PHOTOS ARCHIVO EXCELENCIAS
Eating in Central Cuba
Rasgo característico del patrimonio culinario cubano lo constituye, sin dudas, una marcada homogeneidad en el empleo de productos, formas de elaboración y hábitos de consumo, todo ello acuñado por una comensalidad que condiciona uniforme identidad para todo el país. Pero, conjunto de convergencias al fin, obviamente consta de varias partes que lo integran; y cada una de ellas, por lo general, posee sus respectivas distinciones. Así ocurre con la mayoría de las actuales 16 provincias que conforman la división político-administrativa de esta Isla Grande: mucho de lo propiamente serrano y agrícola en zonas de tierra adentro, algo de citadino y poblano donde lo haya, más no poco de costero y marítimo, en y cercano a los litorales; esto último, geográficamente condicionado por el perpetuo empeño de los mares Caribe y de las Antillas en bañar sus cálidas costas.
De este modo se presenta la gastronomía villaclareña con aportes regionales que se conjugan con un diverso muestrario de géneros alimenticios, gustos y tradiciones, para nada reñidos con los imperativos de la modernidad. Valga aclarar que en la región aquí tratada se encuentra, precisamente, el centro físico de Cuba: el pueblo de Placetas, aunque no es el primero geográfico acreditado, el cual se remonta al año 1814 con la fundación de la aldea de San Atanasio de Guaracabuya, conocida por Guaracabuya.
«Coge buena fama y acuéstate a dormir», reza un nunca envejecido refrán. Sin precisamente arrellanarse en la pereza que suele ser atraída por el acomodamiento al que convocan los lauros con justeza alcanzados, sitios como Santa Clara, Remedios, Caibarién, Sagua la Grande e Isabela de Sagua se niegan a anquilosarse en su histórico y atrayente posicionamiento. Patrimonialidad en las piedras (referido a calles y edificaciones de notable factura arquitectónica), sitios naturales, tradicionalidad, costumbrismo y oralidad, se preservan y renuevan constantemente. Y con tanto para disfrutar, bien se requiere de una gastronomía igual de autóctona que permita restaurar energías y continuar varios días alimentando la espiritualidad del conocimiento y peculiares experiencias.
LOS APORTES REGIONALES DE LA GASTRONOMÍA VILLACLAREÑA SE CONJUGAN CON UN DIVERSO MUESTRARIO DE GÉNEROS ALIMENTICIOS, GUSTOS Y TRADICIONES, PARA NADA REÑIDOS CON LOS IMPERATIVOS DE LA MODERNIDAD