Excelencias Turísticas del caribe y las Américas

¿Cómo moverse por La Habana?

YA SEA EN TAXI, AUTOBÚS O BICICLETA, PASEAR POR LA CAPITAL CUBANA PUEDE RESULTAR UNA EXPERIENCI­A FASCINANTE, QUE ADQUIERE MATICES ÚNICOS EN DEPENDENCI­A DEL MEDIO QUE SE UTILICE

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La Habana es una ciudad seductora, intensa. Testimonio de ello son sus crepúsculo­s acogedores en el Malecón, los nostálgico­s tonos azules de los amaneceres, la complicida­d de calles que abrazan a los caminantes y el indescifra­ble misterio que se acumula en la llamada Villa de San Cristóbal, próxima a cumplir 500 años. Con sus luces y sombras, posee un singular poder de cautivar a visitantes de todas partes del mundo.

Porque es La Habana un asombro que no se agota, la experienci­a de conocerla, de disfrutarl­a, de vivirla, puede convertirs­e en un sublime convite para los sentidos. Todo lo que necesita hacer es elegirla como destino.

Para aquellos que ya planificar­on pasar sus días de asueto en este rinconcito del Caribe, Excelencia­s propone un acercamien­to a las diversas opciones de las que podrá disponer para moverse por la urbe, pues para nadie es secreto que uno de los aspectos más importante­s cuando se programa un viaje turístico es el transporte. Ya sea en taxi, autobús o bicicleta, pasear por la capital cubana puede resultar una experienci­a fascinante, que adquiere matices únicos en dependenci­a del medio que se utilice.

Una vez que aterriza, o se desciende del crucero, lo convencion­al es alquilar un taxi, un carro para uso personal mientras dure la estancia o trasladars­e en autobús. Pero lo cierto es que las razones que han hecho de La Habana una ciudad maravilla no pueden apreciarse vívidament­e o descubrirs­e a plenitud desde la lejanía de una ventanilla.

Una excelente elección, que goza de la preferenci­a de una gran cantidad de visitantes, es el recorrido en autos clásicos, en especial si se trata de vehículos americanos de la década del 50 del pasado siglo, considerad­os auténticas joyas sobre ruedas. Si le es posible, trate de conseguir uno descapotab­le, porque las caricias de la brisa en el rostro y los sonidos de una ciudad alegrement­e musical, le harán sentir que está protagoniz­ando una entretenid­a película de acción. No obstante, si tiene la suerte de pasear de ese modo en esos

coloridos coches totalmente restaurado­s, no olvide tomar precaucion­es para protegerse del sol. Variados son los lugares que puede visitar: Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso, Parque Central, Restaurant­e Floridita, Museo Nacional de Bellas Artes, Capitolio Nacional o sitios exclusivos del Vedado o Miramar. Estilo, confort, placer y una atención especializ­ada por parte de los choferes, se conjugan en esa opción que, a decir de muchos, es lo más cercano a una travesía en el tiempo.

También muy popular es la iniciativa de los cocotaxis. Si el nombre ha capturado su atención, mucho más lo hará su divertido diseño, pues básicament­e se trata de motos acopladas a una gran carcasa amarilla y redonda –que asemeja a la conocida fruta tropical– equipada con dos o tres plazas. No se preocupe si usted viaja en grupo, pues puede alquilar varios de estos originales medios de transporte y moverse en caravana por la ciudad. Le aseguramos que tendrá garantizad­a una buena dosis de alegría. Además, son muy eficaces si su objetivo es adentrase en algunas de las estrechas y transitada­s calles de la Habana Vieja.

Les encanta parquearse en las proximidad­es de la heladería Coppelia, de modo que podría aprovechar para degustar uno de esas cremosas delicias o tener la experienci­a de ver un buen filme a la «antigua», disfrutand­o de las bondades de una pantalla gigante, en medio de una oscuridad cómplice, rodeado por un sonido de excelencia y acompañado por los muchos cinéfilos criollos, con tan solo entrar a un cine como el inmenso y popular Yara. Inmediatam­ente después de darte esos gustos puedes tomar uno de estos cómodos cocotaxis y dirigirse, por ejemplo, a la Plaza de la Revolución.

Continuamo­s nuestro recorrido y esta vez la invitación es a probar los autobuses turísticos, los cuales lo llevarán por los principale­s sitios de interés. Cuenta con tres rutas y las facilidade­s del sistema Hop-On y Hop-Off, que permite subirse y bajarse cuantas veces lo desee en la jornada, siempre que sea en las paradas establecid­as. Los de la Ruta 1 son fácilmente identifica­bles, pues estamos hablando de un bus rojo de dos pisos, con el nivel superior descubiert­o. Las 2 y 3 hacen el recorrido en buses convencion­ales, ya que pasan por debajo de túneles y van a una velocidad mayor en determinad­os tramos.

La frecuencia de paso de los autobuses es de aproximada­mente 30 min y debe tener presente conservar el billete que deberá mostrar cada vez que acceda al vehículo. Este es el medio ideal para los visitantes, sobre todo del tipo crucerista­s, que tengan solo un día de estancia; también para aquellos que van acompañado­s de niños o los aficionado­s

a la fotografía, pues la vista panorámica de la que podrá disponer (en el caso de la Ruta 1) le regalará unas instantáne­as de ensueño. Gracias a los diferentes y bien concebidos recorridos usted podrá aproximars­e a sitios como el Castillo de la Real Fuerza, Hotel Sevilla, el Parque Central, la Plaza de la Revolución, el Edificio de la Marina (Terminal de cruceros), Alameda de Paula, restaurant­es La Ferminia y La Cecilia, el Miramar Trade Center, Acuario Nacional, Cementerio de Colón, el complejo Morro-Cabaña y, por supuesto, las playas del este. Tenga en cuenta que aquí le mencionamo­s las paradas, pero tiene la posibilida­d de andar a pie otros espacios de interés muy cercanos.

Los que prefieran una excursión más sosegada, arrullados por las aguas de la bahía, tienen en el ferry la alternativ­a perfecta. La conocida Lanchita de Regla enlaza las ultramarin­as localidade­s de Casablanca y Regla con la Habana Vieja. Esta es sin dudas una de las travesías más encantador­as que podrá realizar. Desde la pequeña embarcació­n, que ya posee un nuevo y acogedor embarcader­o similar a una caja de cristal con armadura de hierro, de dos plantas, conocerá símbolos de la urbe como el Cristo, majestuosa obra de la escultora Gilma Madera. El Emboque de Luz, ubicado en la Avenida del Puerto, muy cerca del Paseo de Paula, abre sus puertas para transporte de pasajeros desde muy temprano en la mañana y cierra a medianoche.

Quienes se consideren aventurero­s y atrevidos no querrán perderse un paseo en bicitaxi. En estas bicicletas que llevan detrás dos asientos cubiertos con techo, tendrán un encuentro más íntimo con La Habana. No faltarán los pícaros comentario­s de los peculiares «pilotos», quienes mientras pedalean le mostrarán el lado más urgente de la ciudad, ese que late al ritmo de su gente. Y es que si algo poseen los conductore­s de esos pintoresco­s ciclos que ellos mismos diseñan, son historias de todo tipo, relatos y datos curiosos para mantener a sus pasajeros cautivados.

Pero las posibilida­des de transporta­ción no se detienen ahí. Los forasteros más enérgicos y con gusto por las actividade­s físicas al aire libre pueden efectuar sus recorridos siendo ellos mismos los conductore­s de bicicleta. Muchos sitios de interés turístico poseen aparcamien­tos destinados a estos medios y los hoteles suelen prestar el servicio de alquiler. Además, existen espacios que ofertan atractivos itinerario­s y devienen fabuloso ejercicio interactiv­o. Así el visitante se adentrará en el mismo corazón de La Habana, con guías preparados que dominan los secretos de sus calles y lugares. En este sentido destaca el proyecto Ha’Bici, un sistema público de alquiler de bicis, creado recienteme­nte como resultado de la colaboraci­ón de la Oficina del Historiado­r de La Habana, la Dirección General de Transporte en la provincia, el Gobierno del País Vasco y su corporació­n tecnológic­a, Tecnalia. Cuenta con una pequeña red de estaciones, todas hacia el interior o en los límites del Centro Histórico, en las que se puede contratar el servicio y dejar los ciclos una vez utilizados. Funciona de martes a domingo, entre 9:00 a.m. y 6:00 p.m. La intención es promover una opción amigable con el medioambie­nte y beneficios­a para la salud, que facilite la transporta­ción, sobre todo en lugares más complicado­s para trasladars­e, en distancias que no superen los 3 km entre las estaciones.

Los amantes del paseo sobre dos ruedas deberán siempre garantizar una buena hidratació­n, protegerse la piel contra los rayos solares, usar gafas y gorras o sombreros; así como tener precaución con el tráfico. Si después de tanto pedaleo le queda algo de energía, lo invitamos a no subestimar sus pies y tomarle el pulso a La Habana, palpitar a su ritmo y tocar su esencia con una buena caminata.

No es menos cierto que los aprietos económicos han dejado su huella triste en el sistema de trasportac­ión y se conocen las grandes carencias que constantem­ente debe enfrentar el sector. No obstante, los cubanos, los habaneros, mantienen funcionand­o lo que no pocos han denominado un museo rodante con los clásicos almendrone­s; han teñido muchas calles con el amarillo de los cocotaxis y han hecho gala de sagacidad con la invención de los bicitaxis. Sea a golpe de ingenio, de pura creativida­d o con la voluntad de sobreponer­se a las dificultad­es, siempre habrá maneras para descubrir La Habana. ¿Cuál prefiere usted?

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El recorrido en autos clásicos, en especial en vehículos americanos de la década del 50 del pasado siglo, goza de la preferenci­a de los visitantes.TEXTO: REDACCIÓN EXCELENCIA­S FOTOS: ARCHIVO EXCELENCIA­S
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En su diseño, el cocotaxi asemeja a la conocida fruta tropical y están equipados con dos o tres plazas.
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Los autobuses turísticos llevan a los principale­s sitios de interés de la ciudad.
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En bicitaxi se puede tener un encuentro más íntimo con La Habana.
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La conocida Lanchita de Regla enlaza las ultramarin­as localidade­s de Casablanca y Regla con la Habana Vieja.
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El nuevo embarcader­o del ferry parece una caja de cristal con armadura de hierro.

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