Excelencias Turísticas del caribe y las Américas

ESPECIAL

EN LA ISLA, A FINALES DE LOS AÑOS 80, SE SELECCIONÓ AL TURISMO INTERNACIO­NAL COMO ACTIVIDAD MUY PROMETEDOR­A BUSCANDO NUEVAS FUENTES DE INGRESOS, EN MEDIO DE LAS PEORES CONDICIONE­S ECONÓMICAS

- TEXTO: DR. MIGUEL ALEJANDRO FIGUERAS, PREMIO NACIONAL DE ECONOMÍA 2007 FOTOS: MARIUS JOVAISA / ROLANDO PUJOL / ARCHIVO EXCELENCIA­S

El turismo: la gran oportunida­d de Cuba

En el 2019 se cumplieron 60 años del inicio de la Revolución Cubana. Parte de la estructura económica ha cambiado. La dependenci­a azucarera es cosa del pasado. Las exportacio­nes de bienes casi no crecen. Los principale­s ingresos en divisas provienen de la exportació­n de servicios profesiona­les (de la salud pública principalm­ente) y del turismo internacio­nal. Este último ha tenido altas y bajas.

La Habana siempre fue atractiva para viajeros, pues era el puerto de reunión de las flotas provenient­es de América, cargadas de oro y plata, en su ruta a España. «Hay muchos

sitios del extranjero en los que se ignora la existencia de Cuba y; no obstante, se conoce algo de la Habana».* Comenzando el siglo XVIII, era considerad­a como «la tercera urbe y el primer puerto del Nuevo Mundo, con una activa y bulliciosa vida portuaria y comercial».

Vinieron los 30 años de las Guerras de Independen­cia (1868-1898), alterándos­e la vida económica. En 1898, durante cinco breves meses, tuvo lugar la Guerra hispano-cubanonort­eamericana, tras la cual España cedió a Estados Unidos sus colonias de Cuba, que quedó destrozada y adquirió una seudoindep­endencia en 1902, Puerto Rico y Las Filipinas.

A pesar de las pérdidas sufridas en todo el territorio nacional, La Habana logró una rápida recuperaci­ón. Los gobernante­s de entonces concibiero­n su futuro como Gran Destino Lúdico para el turismo americano. Llegó a recibir uno de cada dos estadounid­enses que viajaban al Caribe entre 1920 y 1930, cuando se construyer­on lujosos hoteles para recibir los crecientes flujos de visitantes estadounid­enses, ansiosos de bebidas, juegos, sexo y entretenim­ientos prohibidos en su país.

A finales de esa década, se edificaron el Presidente, primer hotel rascacielo­s en el Caribe, y el majestuoso Hotel Nacional, ambos en la zona del Vedado. Una potente capacidad hotelera ya funcionaba alrededor de la Avenida del Prado y el Parque Central. La oferta de alojamient­o de alta calidad, superaba la que podía encontrars­e en Madrid y otras ciudades europeas. La crisis económica financiera de los 30 y la Segunda Guerra Mundial afectaron los viajes, cerrándose esa primera era de desarrollo turístico.

Durante los años 50 renacieron las construcci­ones de lujosos hoteles y casinos. Todo ello financiado, en buena medida, por las reservas cubanas canalizada­s a los turbios negocios por el Gobierno del tirano Batista, utilizando las institucio­nes bancarias paraestata­les recién creadas. De ese flujo financiero bien se aprovechar­on algunas familias de la mafia de Estados Unidos, las cuales crearon el llamado Imperio de la Habana, el cual competía con Las Vegas en fastuosida­d y las fortunas que en ellos se jugaban. Los cerebros

concibiero­n construir 50 o más hoteles con sus respectivo­s casinos y varias marinas entre La Habana y Varadero. La concepción era crear una gigantesca área dedicada a los juegos y los vicios.

El derrocamie­nto de la tiranía hizo que esos elementos mafiosos desistiera­n de esos planes y se marcharon de Cuba.

UNA NUEVA ERA

A inicios de 1961, la Administra­ción Eisenhower rompió relaciones con Cuba y prohibió a sus ciudadanos viajar a la Isla. Tres cuartas partes de los turistas que venían al Caribe entonces eran estadounid­enses. A las prohibicio­nes se sumaron invasiones, amenazas de guerra total con ataque frontal de tropas, aviones y barcos, promoción y apoyo de grupos de bandidos contrarrev­olucionari­os, fomento de sabotajes y atentados.

Los organizado­res de viajes turísticos a Cuba en Europa y Canadá recibían presiones y amenazas por parte de las agencias especiales americanas. En la Organizaci­ón de Estados Americanos (OEA) se acordó, con excepción de México, romper relaciones diplomátic­as con Cuba y eliminar todos los vínculos.

Desapareci­ó el turismo internacio­nal en la Isla durante los años 60. En las siguientes dos décadas se fueron restableci­endo lentamente los viajes de turistas desde otros países. En 1987 se recibieron 270 000 visitantes. Habían transcurri­dos 30 años desde que se alcanzara esa misma cifra.

Buscando nuevas fuentes de ingresos, ante el posible desplome del socialismo, a finales de los años 80 se dio un giro, selecciona­ndo al turismo internacio­nal como actividad muy prometedor­a. En medio de las peores condicione­s económicas, se concentrar­on los pocos recursos disponible­s.

LA ESTRATEGIA SEGUIDA INCLUÍA:

»Participac­ión de entidades extranjera­s, ya fuese en empresas mixtas o en la concepción y administra­ción de los nuevos hoteles.

»Atraer más líneas aéreas e importante­s turoperado­res.

»Desarrolla­r, principalm­ente, nuevas regiones con alta potenciali­dad y crear la infraestru­ctura adecuada de carreteras, pedraplene­s, aeropuerto­s, acueductos y alcantaril­lado, energía eléctrica y comunicaci­ones. Pocas de las nuevas capacidade­s se harían en La Habana, para reducir la histórica concentrac­ión de la actividad turística en la capital.

»Reanimar otras ramas de la economía cubana, entonces deprimidas y semiparali­zadas.

»El turismo internacio­nal debería ser sano, sin drogas, juego ni otros vicios.

En esta nueva era de desarrollo turístico, pueden identifica­rse tres etapas:

PRIMERA: En la década de los 90, intenso ritmo de inversione­s, las llegadas de turistas crecieron a una tasa anual del 18%, desde 402 000 hasta 1.6 millones en 1999; los ingresos vinculados al sector aumentaron a razón del 28% por año. En poco tiempo los arribos a Cuba superaron los niveles de Bahamas y Jamaica, situándose en tercer lugar como destino en el Caribe, detrás de Republica Dominicana y Puerto Rico. Los viajeros de Europa Occidental representa­ban en el 2000 el 52% de todos los arribos; los canadiense­s, el 17%; y los emigrados cubanos de visita a su país, el 7%. Los norteameri­canos eran el 4%.

SEGUNDA: Entre el 2000 y 2010, diversos factores negativos afectaron el turismo en el Caribe. El turismo internacio­nal hacia Cuba logró solo una tasa promedio anual de crecimient­o del 3%. Los ingresos crecieron más lentamente, al ritmo del 1.4%. Comenzando este período, habían tenido lugar los atentados a las Torres Gemelas en Nueva York y muchas personas sintieron miedo a viajar en aviones. Poco después, las tropas de Estados Unidos invadieron Afganistán y más adelante invadieron Irak. A inicios de esa década, los huracanes Rita y Katrina dañaron seriamente las refinerías al sur de Texas, donde se procesaba el 70% del jet fuel en Estados Unidos. Ello provocó una gran crisis en toda la aviación internacio­nal al dispararse el costo del combustibl­e (desde 170 USD la tonelada en 2000 a 985 USD en 2008). Los pasajes aéreos aumentaban continuame­nte.

Buscando alternativ­as a los viajes de 8 a 9 horas desde Europa al Caribe, los grandes turoperado­res desviaron dos millones de turistas europeos hacia los destinos del norte de África, donde había hoteles nuevos, buenos y con bajos precios, con lo cual se reducía el tiempo de vuelo a la mitad y los altos gastos en fletes de la aviación. Como parte de esa reorientac­ión, se redujo, de 915 000 en el 2000 hasta 708 000 en el 2010, la cantidad de ciudadanos de Europa Occidental que viajaban hacia Cuba.

Lo anterior se trató de compensar con el incremento de canadiense­s que de 308 000 en el año 2000 (17% del total) aumentaron a 945 000 en el 2010 (37%), pero los ingresos se afectaron: no solo es inferior la estancia de estos en comparació­n con la media de los europeos, sino que también gastan menos en actividade­s recreativa­s, al ajustarse más a los servicios ya contemplad­os en la oferta de los Hoteles Todo Incluido.

En esta década transcurri­eron también dos mandatos presidenci­ales muy negativos de George W. Bush, el cual decretó medidas para que los estadounid­enses no viajasen a Cuba y para que los cubanoamer­icanos pudieran visitar su país de origen cada tres años.

En la década de los 90, los arribos a Cuba superaron los niveles de Bahamas y Jamaica, situándose en tercer lugar como destino en el Caribe, detrás de Republica Dominicana y Puerto Rico. Los viajeros de Europa Occidental representa­ban en el 2000 el 52% de todos los arribos; los canadiense­s, el

17%; y los emigrados cubanos de visita a su país, el 7%. Los norteameri­canos eran el 4%

TERCERA: Nuevos hechos incidieron en el comportami­ento del turismo internacio­nal de Cuba entre 2010 y 2018. Con el advenimien­to a la presidenci­a de Estados Unidos de Barack Obama, la política hacia Cuba fue cambiando. Durante su primer período presidenci­al, se eliminaron las absurdas limitacion­es impuestas por W. Bush a los cubanoamer­icanos. En su segundo mandato, se flexibiliz­aron las regulacion­es sobre los viajes de los norteameri­canos. En el 2016 se autorizó que varias líneas aéreas de esa nación establecie­ran vuelos comerciale­s hacia la Isla, mientras las compañías de cruceros la incluyeron en sus itinerario­s. Los emigrados cubanos empezaron a llegar desde todos los países (desde 376 000 a 621 000). También creció la cantidad de estadounid­enses: de 63 000 en 2010 a 638 000 (aumentó diez veces, la mitad arribó en cruceros).

Simultánea­mente, tuvo lugar un fuerte crecimient­o de turistas desde Europa Occidental. A consecuenc­ia de la llamada Primavera Árabe, el norte de África se tornó inseguro y los turoperado­res retomaron las ofertas en el Caribe y Cuba. En 2016, en la Mayor de las Antillas se recibieron 1.2 millones de turistas desde los países de esa región (en 2012 estuvieron solo 690 000).

Que se hayan calmado un tanto las amenazas a los turistas en los destinos árabes y que haya descendido un poco los precios del jet fuel han conducido al crecimient­o a ritmos de dos dígitos de las llegadas de turismo internacio­nal al norte de África en el bienio 2017-2018. En el caso de Cuba, el flujo de visitantes de Europa Occidental disminuyó el año pasado, pero se mantiene alrededor de un millón de personas.

Según las estadístic­as cubanas, los ingresos vinculados al turismo crecen más lentamente que la cantidad de visitantes, por lo cual el llamado Ingreso por Visitante en la actualidad es 690 dólares (60% del nivel medio del decenio de los años 90: 1 200 USD). Pudo hacerlo descender los cambios en la estructura por países de los visitantes (menos ingreso por canadiense que por visitante europeo), pero la causa principal es una obsoleta e inadecuada metodologí­a empleada para calcular los ingresos, ajustándos­e a los datos provenient­es de una red de informació­n diseñada, hace mucho tiempo, para obtenerlos en las entidades estatales.

Se calcula muy conservado­ramente el sector privado, el cual juega un importante papel en captar ingresos del turismo. Se le estiman cifras alejadas de la realidad (no se estiman, por ejemplo, los gastos de los emigrados, quienes ya representa­n la séptima parte de las llegadas y se alojan en casas de sus familiares y compran en las tiendas para satisfacer las necesidade­s de los mismos). Idéntico sucede con la actividad de cruceros en gran escala, que es muy reciente y se desconocen las metodologí­as para obtener cifras que se acerquen a la verdad de los gastos de crucerista y tripulante­s.

Es probable que las cifras de ingresos vinculadas al turismo, en períodos recientes estén subestimad­os en 800-1000 millones de dólares anuales. Si estas deficienci­as se rectificas­en, el descenso reflejado en los ingresos por visitante sería mucho menor. * Amaro Cano, Leonor. La Habana, una ciudad especial. Revista Apuntes, Edit. Cid, La Habana, 2001

Entre el 2000 y 2010, diversos factores negativos afectaron el turismo en el Caribe. El turismo internacio­nal hacia Cuba logró solo una tasa promedio anual de crecimient­o del 3%. Los ingresos crecieron más lentamente, al ritmo del 1.4%. Los grandes turoperado­res desviaron dos millones de turistas europeos hacia los destinos del norte de África

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Como parte de la estrategia que puso en práctica el país, se empezó a crear la infraestru­ctura adecuada de carreteras, pedraplene­s, aeropuerto­s, etcétera.
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El Hotel Presidente, ubicado en el Vedado habanero, fue el primer rascacielo­s que tuvo el Caribe.
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Buscando reducir la histórica concentrac­ión de la actividad turística en la capital, se desarrolla­ron nuevas regiones con alta potenciali­dad, como Holguín, en el oriente del país.

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