Excelencias Turísticas del caribe y las Américas
El amor mismo
Mi Canto a la Ciudad se llamó un concurso de canciones en el cual participé hace unos años con mi bolero Amanecer en La Habana. Cuánta alegría me invade al escuchar nuevamente sus notas en la grabación que acabo de realizar después de un gran lapso de tiempo. Compuesta una mañana de la primavera de 1985, muy inspirado, para dedicársela a la hermosa capital de nuestro verde caimán, vibra de nuevo ahora, pues su texto reza:
Caminando junto al mar
Una gaviota al pasar
Me trajo la evocación
De aquel dulce despertar
Amanecer en la Habana
Sentir del mar su rumor
Es renacer a la vida
Es un milagro de amor…
Mi canción obtuvo el tercer premio y fue grabada en mi voz con un arreglo orquestal de Hilario Durán. Sonó profusamente por nuestra radio y me dio la alegría de haber aportado algo feliz a nuestro pueblo, batallador incansable por salir siempre adelante en nuestras contiendas ancestrales.
Hoy, en pleno final de 2019, pienso en La Habana (la de Ray Tico, Fernando Mulens, Cesar Portillo y otros tantos), que representa a toda nuestra Isla, no solo de la música, sino del arte en general. Y la veo como una hermosa mujer cubana que emerge silenciosa del Mar de las Antillas, reinando sobre el tiempo, incólume ante sus acometidas avasalladoras, con su arma trascendental y poderosa, el amor, que viene en el espacio convertido en sonido de instrumentos mágicos africanos, y del cosmos infinito, con luces divinas, creadas especialmente para ella por el creador de este universo eterno.
La Habana indescriptible, inexplicable, misteriosa, atrapadora; quien logra pasear por sus barrios umbríos e interminables, quien logra aspirar el aroma contaminante y embriagador de su sortilegio embrujante, si es de aquí, disfruta eternamente su riqueza, si es de allá, volverá una y otra vez sin poderse explicar el secreto de su encanto. No he encontrado en el mundo
Un paisaje mejor
Amanecer en la Habana
Sentir del mar su rumor
Es renacerá la vida
Es un milagro de amor
Por eso es tan bello mi bolero: Porque La Habana es el amor mismo.