Excelencias Turísticas del caribe y las Américas

El automovil clásico cubano

SE CONSIDERA CLÁSICO A CUALQUIER VEHÍCULO CON 30 AÑOS O MÁS DE FABRICACIÓ­N Y, AÚN DE MAYOR VALOR, SI YA NO SE PRODUCE. ¿CUÁNTOS HAY EN CUBA?

- TEXTO / WILLY HIERRO ALLEN FOTOS / ROLANDO PUJOL / RAÚL ABREU

En Cuba, donde en los años 60 del pasado siglo cesó la importació­n privada de vehículos a motor, y con un parque de ellos mayor al de los países del área, conserva en uso a miles de automóvile­s de todo tipo, con 60 años o más de vida y sin posible vuelta a su cadena de producción. Ellos son, lo que se suele llamar, el Museo Rodante. El automóvil clásico cubano es, a día de hoy, un ícono turístico porque no existe país en el mundo, donde rueden a diario, mayor cantidad de autos antiguos. Unos más, otros menos, pero la mayoría funcionand­o en buenas condicione­s. Y algunos tan, pero tan buenos, que son la admiración de los nietos de quienes los comerciali­zaron en Cuba.

En los 70 se retomó la importació­n por el Estado, pero solo para funciones de trabajo gubernamen­tal o de uso público, para el transporte. Y una muy pequeña parte se les asignó a personas destacadas en la sociedad, tanto a obreros como a intelectua­les. Así, el viejo auto que «habitaba» en el hogar desde siempre, se convirtió en parte de la familia.

Se lo cuidaban entre todos, era un «solucionad­or de complicaci­ones»: ir al médico o, simplement­e, hacer una gestión importante. Era «el salvador de cada uno de esos problemas» cotidianos. Sin embargo, a fines de los 90, el vehículo familiar tuvo, además, otra connotació­n: se empezó a convertir en «orgullo» de su conductor. ¿Cómo?

Un productor de la televisión cubana, Lorenzo Verdecia, notó que cada vez más, los directores pedían autos de época para sus novelas o programas y él tenía que salir a buscarlos. Poco a poco los fue reuniendo y, un día, en el restaurant­e Taramar, al Este de la capital, decidieron formar un club de autos, al cual llamaron La Macorina.

El nombre fue en honor a la primera mujer, María Calvo, en la ciudad de La Habana, que condujo un automóvil e incluso obtuvo el carné para manejar, cuyo apelativo era «La Macorina». Mujer bella, de vida alegre y famosa aventurera, se paseaba por el Malecón en su auto convertibl­e, de factura europea y de color rojo.

Ese club se hizo muy a menudo presente en cuanto evento, deportivo o cultural, se llevó a cabo en la capital a principios del siglo XXI. Y pronto generó otros clubes, tanto de automóvile­s como de motociclet­as, con vehículos antiguos y modernos.

Así fue que nacieron: el Club de Autos Clásicos y Antiguos A lo cubano y el Proyecto Cultural Amigos de Fangio (ambos tienen el ADN de La Macorina), el Club Amigos del Motor (el más numeroso y versátil), el Club de Autos Rusos (Lada y Moskvich), el Club de Autos Británicos, el Club de los Polaquitos, y otros más.

En motos están: LAMA (Latin American Motorcycle Asociation), que tiene capítulos en casi todas las provincias del país; el Club de Motociclet­as CZ-Jawa de Cuba, la Escudería de Motos Clásicas Inglesas de La Habana; el Club Moto 100, en Cienfuegos; el de Harlistas cubanos, y cuatro de motos eléctricas: Moto Eléctrica Cuba, Alto Voltaje, Moto Eléctrica y e-Racing, entre otros.

Este «movimiento sobre ruedas», cuya cifra de miembros, en conjunto, ya tiene cuatro dígitos, realiza regularmen­te distintas actividade­s, unas deportivas, otras culturales, recreativa­s, sociales, en fin, cada uno tiene sus propias caracterís­ticas y vehículos, desde los tradiciona­les clásicos y/o antiguos a los más modernos, de combustión o eléctricos.

Asimismo, para estos clubes se llevan a cabo distintos eventos, de ellos el más longevo es el Rally de Regularida­d, Copa Castrol del Club de Autos Clásicos y Antiguos A lo cubano,

El automóvil clásico cubano es, a día de hoy, un ícono turístico porque no existe país en

el mundo, donde rueden a diario, mayor cantidad de autos antiguos que en la Isla

que este año 2019 realiza su XV edición, e invita la Escudería de Motos Clásicas Inglesas de La Habana. La ruta se rueda por varios municipios de la capital.

También, cada primavera (abril), está el Salón Excelencia­s del Motor. Este evento, que se celebra en el recinto ferial de Expocuba, prácticame­nte suma a todos los clubes de autos y motos clásicas y/o antiguas, así como a lo más moderno que rueda en el país, el cual hará el próximo año, 2020, su III edición.

El programa transcurre durante un fin de semana (sábado y domingo), en el cual hay varias actividade­s paralelas a la exhibición de vehículos: desde presentaci­ones de libros y revistas, conferenci­as de última tecnología, hasta consejos a los automovili­stas y pruebas de conocimien­tos sobre la vialidad y el tránsito para obtener la Licencia de Conducción.

En áreas exteriores del Salón se efectúan competenci­a durante esos días: de habilidade­s en autos (parqueo) y motos (equilibrio), así como muestras de trabajos prácticos de auxilio en carretera, con los equipos de arrastre y transporta­ción de vehículos. También se organiza un audio-show con vehículos preparados al efecto.

A estos encuentros se sumó, a inicios de este 2019, el primer Gran Premio Anual Iberostar a la Conservaci­ón de Autos Antiguos, como saludo a los 500 años de la fundación de San Cristóbal de La Habana y estímulo al Museo Rodante cubano, en el cual participar­on más de un centenar de automóvile­s clásicos.

Fue una «rodada», en caravana, que partió del Hotel Iberostar Riviera y concluyó en el Hotel Iberostar Packard, unos 5 km de ruta por el Malecón y el Prado habaneros. El desfile lo abrió un emblemátic­o Packard negro de 1942 (último fabricado antes de la II Guerra Mundial), emblema de la instalació­n turística, a la cual pertenece y da servicios.

Los autos antiguos dan colorido al turismo extranjero, que suele retratarse con ellos y, por qué no, pasear en alguno por La Habana, como si fuera en la “máquina del tiempo”: más de medio siglo hacia atrás. Por otra parte, el “almendrón” (como lo llaman en Cuba) es un reflejo de la constancia de su propietari­o y de la inteligenc­ia del mecánico, ambos unidos, a menudo, en la transporta­ción de pasajeros.

Los autos antiguos dan colorido a la ciudad. El «almendrón» (como lo llaman en Cuba) es un reflejo de la constancia de su propietari­o y de la inteligenc­ia del mecánico, ambos unidos, a menudo, en la transporta­ción de pasajeros

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