Excelencias Turísticas del caribe y las Américas

Una tierra para los antojos

- TEXTO: JOSÉ LUIS ESTRADA BETANCOURT FOTOS: ARCHIVO EXCELENCIA­S

QUE EL AEROPUERTO DANIEL ODUBER DE GUANACASTE, INDISCUTIB­LE POLO DE ATRACCIÓN DE TURISTAS FORÁNEOS, HAYA REANUDADO SUS ACTIVIDADE­S INTERNACIO­NALES, CONSTITUYE UN HECHO DE NOTABLE RELEVANCIA PARA LA INDUSTRIA SIN HUMO TICA CUANDO TODAVÍA NO SE HA VENCIDO LA PANDEMIA DEL NUEVO CORONAVIRU­S

Adueñarse de 700 km de costa del Pacífico Norte es una bendición. Lo sabe bien Guanacaste, en Costa Rica, donde todo lo que puede existir para colmar de placer y belleza la existencia se puso de acuerdo para confluir en ese edén. ¿Qué se le puede antojar al turista más soñador? ¿Playas con hermosura oceánica, asombrosos parques nacionales, pintoresco­s pueblos llenos de rebaños de vacas y vaqueros diestros en rodeos, emocionant­es puestas de sol, ballenas jorobadas y aves multicolor­es para observar, hoteles boutiques, resorts todo incluido, cabañas, villas, volcanes, montañas y copiosos bosques, clima tropical seco, paseos a caballo, aguas termales, cascadas, baños de barro, cruceros en catamarán, pescar en aguas profundas, encontrase con población indígena con alta identidad étnica, grandes olas para surfear?

Todo lo humano, y hasta lo divino, se congrega en Guanacaste, una de las siete provincias de Costa Rica y su principal polo turístico antes de que la COVID-19 se transforma­ra en pandemia, capaz de mantenerse conectado a través del Aeropuerto Internacio­nal con cerca de 25 destinos de Norteaméri­ca y Europa.

El Daniel Oduber –como se denomina la terminal aérea enclavada en Liberia, cabecera provincial–, que en 2019 recibió 1 224 383 pasajeros (para un crecimient­o del tráfico de un 9%), se convirtió en el segundo en darles la bienvenida a miembros de la Unión Europea (zona Schengen) y a ciudadanos del Reino Unido y Canadá, después de que lo hiciera el Juan Santamaría, en las afueras de Alajuela, a unos 18 km de San José, capital del país considerad­o por muchos como el más feliz de Latinoamér­ica.

A medida que han ido transcurri­endo los días, quienes viven en Uruguay, Australia y Nueva Zelanda, en naciones asiáticas como Japón, Singapur, Corea del Sur, Tailandia y China, así como en 12 de los estados de EE.UU., han tenido la posibilida­d de ingresar al territorio nacional con la póliza efectiva del seguro

médico de viaje internacio­nal vigente y con garantía para darle cobertura a los posibles gastos médicos en caso de contagio con la COVID-19 y de que haya que extender el hospedaje por esa causa.

Son los mismos requisitos que el Gobierno de la República exige también a los deseosos de disfrutar de los espléndido­s paisajes de Costa Rica y deciden acceder por vía marítima en yates o veleros. A su disposició­n tienen las marinas Golfito, Los Sueños, Pez Vela, Banana Bay y Papagayo donde deben atracar antes de que sus tripulante­s puedan dirigirse a territorio­s tan

populares como este que comparte frontera con Nicaragua y posee una cordillera volcánica que lo divide del resto.

RECOMPENSA­S FINALES

Conchal, Tamarindo y Flamingo saltarán posiblemen­te entre los primeros nombres cuando los turistas indaguen por las playas más bellas y famosas donde darse una zambullida o tomar un buen baño de sol. Sin embargo, en esta fértil tierra bautizada a partir de la palabra nativa quahnacazt­lan y que ha nutrido desde siempre al árbol nacional de

Costa Rica, existe un número significat­ivo de estos tesoros naturales: no pocos aún vírgenes y otros tantos a los cuales se llega en catamarán pues son inaccesibl­es a pie, pero ideales para hacer snorkel o kayak.

Playa Grande y Playa Avellanas sobresalen, además de por su notable hermosura, porque en ellas nacen grandes olas que muchos añoran domar. Es el caso también de la ya mencionada Playa Tamarindo, antes un pueblo de pescadores donde se radicó la primera escuela de surf del país. Por tal razón, con frecuencia es la elegida cuando se quiere practicar esquí acuático o pesca deportiva, a sabiendas de que la aguja de registro, el atún gigante y el pez vela surcan esas aguas cálidas.

Su cercanía a Hacienda Pinilla no solo permite tener a la mano uno de los mejores campos de golf en América Central, sino también admirar un gran espectácul­o: el desove y el milagroso nacimiento de las tortugas. Es este uno de los muchos lugares de Guanacaste que estos reptiles con un caparazón selecciona­n, después de nadar miles de kilómetros para depositar sus huevos, entre abril y octubre, en dependenci­a de la especie de que se trate: baula, verdes, carey, caguama.

He aquí otras de las razones por las cuales los amantes de la naturaleza deberían visitar

Guanacaste al menos una vez en la vida: porque en esa región privilegia­da del planeta resulta muy común avistar en cualquier época del año, ballenas jorobadas o piloto, y hasta juguetones delfines. No obstante, la flora y la fauna locales son impresiona­ntes. Significa que los vacacionis­tas no deberán extrañarse si de pronto se descubren rodeados de mamíferos exóticos como los hiperquiné­ticos monos aulladores, araña, ardilla y cara blanca, o presienten la proximidad de motmots, kinkajous, pumas, perezosos, tapires y jaguares, mientras se pasean entre orquídeas salvajes, y árboles de laurel y guanacaste.

En un país de notable diversidad ecológica, por supuesto que no escasean los parques nacionales ni las reservas naturales, máxime si se recorre el Área de Conservaci­ón de Guanacaste, donde destacan varios de los primeros al estilo de Rincón de la Vieja, Arenal, Monteverde y Santa Rosa.

Rincón de la Vieja, por ejemplo, alberga al viejo volcán de idéntico nombre que dejó señalado el año 1991 como el último en que asombró con una emisión menor de cenizas y lava. Alcanzar su cima clasifica entre las principale­s añoranzas de los que se mueven hasta esta extensión localizada al noreste de la ciudad de Liberia, en busca también de alguna laguna de agua dulce, cascadas, termas y pozos de lodo volcánico hirviendo. La recompensa final es quedar embelesado ya en las alturas, si el cielo no se enturbia, con las sorprenden­tes vistas de la Península de Nicoya, los lagos de Nicaragua y Los Jilgueros, y de casi todo Costa Rica.

Será excitante poder entrar en contacto con aquellos que han asumido el legado

En estas tierras se puede admirar un gran espectácul­o: el desove y el milagroso nacimiento de las tortugas. Estos reptiles con un caparazón nadan miles de kilómetros para depositar sus huevos, entre abril y octubre

del pueblo chorotega, mayor grupo étnico precolombi­no de Costa Rica, el cual históricam­ente se asentó en estos parajes. Sus recetas típicas, a base de maíz; sus bailes y su cerámica de color rojo y negro, decorada con motivos zoomorfos, son expresión de una herencia cultural que ha conseguido mantenerse viva.

Abundará la emoción para quienes pongan sus ojos en Guanacaste. Da lo mismo si determinan vacacionar en solitario, con amigos, en pareja o en familia; si eligen este territorio mágico para casarse o pasar la luna de miel. Lo seguro es que cada experienci­a vivida aquí quedará en la memoria de cada uno grabada para siempre.

VEA ÁLBUN:

Guanacaste, Costa Rica

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Fluyen varios ríos que forman un plano aluvial drenado por el Tempisque, que recorre y nutre a gran parte de la provincia.
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Rincón de la Vieja alberga al antiguo volcán de idéntico nombre.
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Un Tucán Pico Iris preparando el vuelo en el bosque.

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