Excelencias Turísticas del caribe y las Américas

Admirable riqueza patrimonia­l

- TEXTO: RENÉ TAMAYO LEÓN FOTOS: RAÚL ABREU/ ROLANDO PUJOL/ JULIO ALVITE/ FERVAL/ ARCHIVO EXCELENCIA­S

LA MAYOR DE LAS ANTILLAS SE ENORGULLEC­E DE SUS NUEVE SITIOS PATRIMONIO­S DE LA HUMANIDAD POR DECLARACIÓ­N DE LA UNESCO, LO CUAL GENERA UNA IMPORTANTE OFERTA DE OPCIONALES, CIRCUITOS Y PROGRAMAS RICOS EN MATERIA DE CONTACTO CON LA HISTORIA Y EL ÁMBITO CULTURAL

Aunas tres horas de camino de la capital cubana, en dirección este, se encuentra la región central de la Mayor de las Antillas con algunas de sus más bellos paisajes y ciudades; y no olvidar todo lo que ofrece el oriente cubano, que constituye el área geográfica más extensa del territorio nacional.

Como isla al fin y al cabo, el disfrute de estos atractivos no impide regalarse un chapuzón en cualquiera de las abundantes playas que se localizan en sus costas, no importa el lugar del país en que se encuentre. Cuba por donde quiera tiene, además, cultura; gente simpática y personas que son capaces de prolongar cualquier conversaci­ón solo por el placer de hablar, siempre con sonrisas y ademanes, siempre con optimismo.

LA HABANA REAL E IMAGINADA

Si bien la Habana Vieja es la joya turística y patrimonia­l de la capital cubana, por donde pasa prácticame­nte la totalidad de sus visitantes, hay que saber que a la urbe se le considera por expertos una especie de gran dossier arquitectó­nico de los siglos XVIII, XIX y XX. A diferencia de lo ocurrido en casi todas las grandes ciudades cabeceras latinoamer­icanas, la capital cubana se mantuvo al margen de la feroz especulaci­ón inmobiliar­ia que en las décadas de los años 70 y 80 estandariz­ó el paisaje urbano de la región, lo que ha servido para mantener su imagen tradiciona­l.

En cualquier caso, nada hay más excitante en ella que saberla viva e imaginar su historia y su futuro, con el tipo de gente que la habita.

Son de especial interés el sistema de fortificac­iones del que es símbolo el Castillo de los Tres Reyes del Morro; sus plazas escoltadas por emblemátic­os edificios como el Museo de la Ciudad, El Templete, el Hotel Santa Isabel, el Palacio del Segundo Cabo, la Catedral de La Habana –elevado exponente del barroco cubano–, el Museo de Arte Colonial; o el Convento de San Francisco y el vecino edificio de la Lonja del Comercio, entre otros muchos.

La ciudad exhibe verdaderos hitos en el antes llamado reparto Muralla –tránsito entre la Habana Vieja y Centro Habana–, que se conformó como alargado cuadriláte­ro desde la costa, al pie del Castillo de la Punta, hasta la antigua Plaza de Marte, hoy compartida por el Parque de la Fraternida­d Americana y el majestuoso Capitolio.

Los expertos consideran a la capital cubana, La Habana, una especie de gran dossier arquitectó­nico de los siglos XVIII, XIX y XX

Es el entorno de una Habana afrancesad­a que se puso de moda muy a principios del siglo XX y que dejó para las futuras generacion­es un elegante conjunto arquitectó­nico en el que también hay que destacar el Paseo del Prado, la Avenida de las Misiones, el actual Museo de la Revolución, el Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso, el Hotel Sevilla, el Hotel Plaza y el edificio Bacardí.

Un city tour de los más tradiciona­les en La Habana no excluirá tampoco de la ruta al célebre Malecón, la Plaza de la Revolución y las elegantes barriadas del Vedado y Miramar, que ofrecen mucho que ver al visitante. Aquí es donde se localiza lo que los estudiosos llaman el Patrimonio Moderno de la ciudad, compuesto por el Hotel Nacional de Cuba, la heladería Coppelia y espacios públicos como la Calle G –Avenida de los Presidente­s, que es una arteria estatuaria–; la calle Paseo y, más al oeste, la lujosa Quinta Avenida y el internacio­nalmente famoso cabaret Tropicana, entre otros.

Como quiera, todo esto no pasa de ser el aperitivo turístico más trillado, en una ciudad que constituye un universo de 15 municipios con más de dos millones de habitantes y 180 km2 de urbanizaci­ón, lo que es bastante para el visitante neófito que decida hacerse su propia ruta, sin itinerario­s preestable­cidos, ni horarios prefijados, dejándose llevar por sus impulsos, que es la mejor manera de conocer La Habana.

EL CIRCUITO PATRIMONIA­L DEL CENTRO

Empieza a tratarse como curiosidad, y de hecho no deja de serlo, que en un círculo relativame­nte pequeño al centro de Cuba se ubiquen tres de los nueve Patrimonio­s Culturales de la Humanidad en este país. Son Trinidad y su vecino Valle de los Ingenios, así como los Centros Históricos de Cienfuegos y Camagüey.

Son ciudades con larga tradición turística e infraestru­cturas para hacer estancia sin ningún inconvenie­nte. Las tres se diferencia­n entre sí, lo que provee de más interés a un paseo que, para ser más completo, no debe excluir otros dos puntos, como Sancti Spíritus y Remedios, ciudades Monumentos Nacionales.

Sitios sobresalie­ntes de Cienfuegos son el Prado y el Parque Martí, con el Teatro Tomás Terry, la Catedral de la Purísima Concepción, el Palacio Ferrer y una réplica caribeña del Arco de Triunfo, así como la hermosa península de Punta Gorda que regala el paisaje de una bahía inmensa, limpia, descontami­nada y luminosa a través de una avenida flanqueada de palacetes con un cierre de oro: el Hotel Jagua y el singular Palacio de Valle, lujo mudéjar casi increíble a tanta distancia del Alhambra de Granada.

Por su parte, Trinidad es quizás el ícono más relevante e internacio­nalmente publicitad­o de las ciudades coloniales cubanas. Sus calles son todavía hoy de cantos rodados y las viviendas levantadas, entre el siglo XVIII y XIX, siguen siendo el abrigo de la mayoría de las familias y pobladores de esta antigua villa, atrapada entre las montañas de la Cordillera de Guamuaya y el Mar Caribe.

No perderse la Plaza Mayor y el conjunto de edificacio­nes circundant­es –una joya–, el Palacio Cantero y, sobre todo, recorrer sus calles y mercadillo­s de artesanías, admirando las ventanas trinitaria­s, las casas de gruesos muros de argamasa y adobe pintadas con colores pasteles que fueron construida­s para la eternidad.

En las afueras, como un gran salón arqueológi­co azucarero a cielo abierto, se encuentra el Valle de los Ingenios, famoso por su Torre de Manaca Iznaga, también Patrimonio Cultural de la Humanidad.

Camino al norte, primero aparecerá Sancti Spíritus, capital de la provincia de igual nombre y a donde el acceso desde Trinidad se salva a través del puente de Yayabo, el único de arcos abovedados al más puro estilo medieval europeo que existe en toda Cuba. Son de especial interés: la Parroquial

Avanzando hacia el este se llega a la ciudad de Camagüey, distante unos 263 km, reconocida por la UNESCO en 2008 como Patrimonio Cultural de la Humanidad, con méritos y gran aval

Mayor, importante exponente de arquitectu­ra religiosa del siglo XVII, así como el cercano Parque Serafín Sánchez, en el centro histórico.

Ya casi sobre la costa septentrio­nal del centro de la Isla, en la provincia de Villa Clara, está la típica ciudad de Remedios, la octava fundada por los españoles y que viene a ser la antesala de la espectacul­ar oferta turística de sol y playa de la cayería norte de esta provincia, unida a tierra firme por una carretera sobre el mar.

Avanzando hacia el este se llega a la ciudad de Camagüey, distante unos 263 km, reconocida por la UNESCO en 2008 como Patrimonio Cultural de la Humanidad, con méritos y gran aval. Se percibe de inmediato el paso de los siglos y lo más admirable para cualquier visitante es un conjunto inmenso de sitios que ver, plazas donde pasar un rato, personas con quienes hablar, iglesias diecioches­cas y decimonóni­cas, calles enrevesada­s y concurrent­es, que en cualquier horario del día tienen un costado de sombra y que es la senda por donde hacerse todos los itinerario­s, en los tórridos meses del verano.

No hacen falta guías, ni nociones de arquitectu­ra, ni grandes conocimien­tos: Camagüey es único e irrepetibl­e y la síntesis incontesta­ble de esa afirmación se encuentra en la Plaza San Juan de Dios, uno de los conjuntos coloniales más original y mejor preservado de toda América Latina.

En Villa Clara está la ciudad de Remedios, que viene a ser la antesala de la espectacul­ar oferta turística de sol y playa de la cayería norte de la provincia

EL ORIENTE CUBANO

Lo primero para los ojos en el oriente de Cuba son las montañas y para los sentidos, la hospitalid­ad de su gente. Al norte y al sur se localizan importante­s cordillera­s y al borde de las costas, o en valles interiores, están sus principale­s ciudades, de las que no hay que perder de vista, Gibara –norte de Holguín–, Bayamo, ciudad capital de la provincia Granma; Santiago de Cuba y Baracoa, la Villa Primada de Cuba.

Bayamo es una promesa para cualquier visitante que desee alejarse de las rutas turísticas tradiciona­les y regalarse unos días de tranquilid­ad y hermosas experienci­as en la segunda villa fundada por los españoles. De la Plaza del Himno, donde está la Catedral, la Capilla de Dolores y a unos pasos, el Museo Casa natal de Carlos Manuel de Céspedes, Padre de la Patria para los cubanos, parte un ramillete de callejuela­s enjutas que en cualquier dirección llevará a sitios donde un monumento o una plaza terminará justifican­do muy bien la escapada.

Santiago de Cuba también merece una visita. Se le considera segunda capital del país y su ciudad más caribeña: está al sur, al borde de una gigantesca bahía de bolsa inundada por el Mar Caribe, que baña asimismo las playas del territorio, en la Reserva Mundial de la Biosfera, Parque de Baconao. Su Castillo de San Pedro de la Roca –desde 1997 Patrimonio de la Humanidad– y el Paisaje Arqueológi­co de las Primeras Plantacion­es de Café en el Sudeste de Cuba, son de excepciona­l valor histórico y paisajísti­co.

Calles ondulantes, adaptadas al relieve irregular en que se asienta, caracteriz­an a la alegre Santiago, donde hay sitios muy atractivos como el Parque Céspedes, la casa de Diego Velázquez, el Ayuntamien­to, la Catedral Metropolit­ana, el Museo Bacardí, el más antiguo de Cuba; la Casa de la Trova en la calle Heredia, o el Balcón de

Lo primero para los ojos en el oriente de Cuba son las montañas y para los sentidos, la hospitalid­ad de su gente. Al norte y al sur se localizan importante­s cordillera­s y al borde de las costas, o en valles interiores, están sus principale­s ciudades

Velázquez, explanada fortificad­a con baterías en el repecho de una colina que antiguamen­te servía para vigilar la bahía desde el corazón mismo de la villa.

Una incursión a la Villa Primada de Cuba, la ciudad de Baracoa –fundada por Diego Velázquez hacia 1511–, es la culminació­n de oro de un itinerario por las ciudades patrimonia­les cubanas.

Sus paisajes, sus fortalezas, la imagen del Atlántico azul y de las montañas tapizadas de bosques y cocoteros, la gente sencilla y hospitalar­ia, la cultura local que es de las más genuinas, reservan muy agradables momentos. El Yunque, montaña de cima plana que se distingue desde cualquier punto y La Cruz de la Parra –la única que se conserva de las 29 con que los españoles testimonia­ron la llegada del Evangelio al nuevo Mundo y que hoy se guarda con gran celo en la Iglesia de nuestra Señora de la Asunción de Baracoa–, son los grandes símbolos locales.

Una incursión a la Villa Primada de Cuba, la ciudad de Baracoa –fundada por Diego Velázquez hacia 1511–, es la culminació­n de oro de un itinerario por las ciudades patrimonia­les cubanas

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 ??  ?? Catedral de La Habana.
Catedral de La Habana.
 ??  ?? Edificio de la Lonja del Comercio.
Edificio de la Lonja del Comercio.
 ??  ?? Trinidad, en el centro de Cuba, es Patrimonio Cultural de la Humanidad.
Trinidad, en el centro de Cuba, es Patrimonio Cultural de la Humanidad.
 ??  ?? El Teatro Tomás Terry, de Cienfuegos.
El Teatro Tomás Terry, de Cienfuegos.
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Plaza San Juan de Dios.
 ??  ?? Sancti Spíritus, capital de la provincia de igual nombre.
Sancti Spíritus, capital de la provincia de igual nombre.
 ??  ?? Remedios, ciudad Monumento Nacional.
Remedios, ciudad Monumento Nacional.
 ??  ?? Castillo de San Pedro de la Roca.
Castillo de San Pedro de la Roca.
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Asunción de Baracoa.
Iglesia de nuestra Señora de la Asunción de Baracoa.
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Bayamo es una promesa para cualquier visitante.
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