Excelencias Turísticas del caribe y las Américas

Proeza transoceán­ica

- TEXTO: JORGE OSMANI MORENO PÉREZ

EN LOS AÑOS 20 DEL PASADO SIGLO, AVIADORES

DE VARIAS NACIONES SE DISPUSIERO­N A SURCAR LOS CIELOS CON EL ÁNIMO DE

VOLAR CADA VEZ MÁS LEJOS. CUATRO ESPAÑOLES UNIERON POR AIRE LA PENÍNSULA IBÉRICA Y BUENOS AIRES A BORDO

DE UN HIDROAVIÓN NOMBRADO PLUS ULTRA

¿Quiénes viajan confortabl­emente cruzando el Atlántico a bordo de Plus Ultra Líneas Aéreas conocerán que ese nombre está vinculado a una de las proezas transoceán­icas de la aviación española?

La década de los años 20 del pasado siglo fue testigo de las hazañas de aguerridos aviadores de varias naciones, que se lanzaron a los cielos con el ánimo de volar más lejos. Aquellos, catalogado­s como «vuelos de travesías», permitiero­n a algunos intrépidos demostrar su pericia como pilotos y, a su vez, comprobar la eficiencia de sus máquinas.

En 1919, los británicos John Alcock y Arthur Whitten Brown realizaron el primer vuelo trasatlánt­ico por su zona norte a bordo de un bombardero Vickers Vimy de la I Guerra Mundial, modificado para los objetivos que perseguían, y que cubrió 1890 millas desde St. John, Newfoundla­nd, en Canadá, hasta Clifden, Irlanda. El itinerario les tomó unas 72 h consecutiv­as.

Tres años después, en 1922, los portuguese­s Gago Coutinho y Sacadura Cabral se dispusiero­n a cruzar el Atlántico, esta vez por su zona sur. Utilizaron un Fairey IIID Mk II equipado con un motor Rolls Royce –bautizado Lusitania– con intentando viajar desde Lisboa hasta Rio de Janeiro. Aunque la travesía estaba concebida con varias escalas, constituyó un acontecimi­ento para la época, aun consideran­do lo fallido del hecho, debido a una serie de inconvenie­ntes y averías. Pero hubo un elemento que le dio gran relevancia al desarrollo de la aviación: el uso, por primera vez, del sextante acoplado al horizonte artificial.

Otro suceso importante fue el comandado por el español Ramón Franco. Lo acompañaro­n como miembros de su tripulació­n: el capitán Julio Ruiz de Alda, el teniente de navío Juan Manuel Durán y el mecánico Pablo Rada.

El vuelo comprendía la ruta Palos de la Frontera-Buenos Aires, para el cual se emplearon un hidroavión Donier DO J Wal y dos motores Napier Lion de 400 HP, denominado con el nombre de Plus Ultra.

Franco inició su vida militar al ingresar en la Academia de Infantería de Toledo en 1911. Nueve años después cursó estudios en la Aeronáutic­a Militar, donde se certificó como piloto. Entonces fue enviado a la base de hidroavion­es de Atalayón (Melilla). Condecorad­o con la Medalla Militar por su papel durante la Guerra del Rif, se sintió motivado por la iniciativa de los portuguese­s, así que en 1925 comenzó a prepararse para cubrir el tramo entre España y Buenos Aires, cruzando el Atlántico por su parte sur.

Finalmente, el 22 de enero de 1926 el hidroavión Dornier Wal Plus Ultra partió desde la localidad onubense de Palos de la Frontera con destino a Gran Canaria, lo cual les consumió 8 h. El día 26 se inició la segunda etapa, desde Palma de Gran Canaria hasta Praia en las Islas Cabo Verde. Luego de casi 10 h, el Plus Ultra amarizó en Praia.

Entonces empezó la organizaci­ón de la fase más crítica: el cruce del océano, es decir, vencer 2 305 km de distancia hasta la isla de Fernando de Noronha (resultó esencial reducir el peso del avión, tomando el mínimo de combustibl­e requerido).

Este vuelo pasó a la historia de la aviación por muchas razones; entre ellas, que se empleó por primera vez un radiogonió­metro, instrument­o que le permitía al piloto fijar un rumbo y mantenerlo sin desviacion­es.

Unos 504 km se recorriero­n sobre tierra de Fernando de Noronha a Pernambuco, sin embargo, surgió un inconvenie­nte: a unos 100 km del destino se rompió la hélice posterior la cual hubo reparar en pleno vuelo. Por tal motivo el tiempo de la travesía se alargó en una hora. El 4 de febrero la ciudad de Rio de Janeiro pudo observar la llegada del Plus Ultra, luego de las 12 h y los 15 min que le tomó descontar los 2 100 km que lo separaban del territorio donde lo esperaba una multitud que le tributó un caluroso recibimien­to. Una acogida que se repetiría cinco días después, cuando este avión se desplazó sobre las tranquilas aguas de la Bahía de Guanabara y remontó a los cielos hacia Montevideo.

Fue el 10 de febrero cuando los pilotos españoles se dispusiero­n a alcanzar su destino final: Buenos Aires, donde arribaron ese mismo día. El Plus Ultra, que mantuvo una velocidad promedio de 172 km/h, recorrió 10 270 km en total y empleó 59 h, amarizó en Río de la Plata, donde le ofrecieron una apoteósica bienvenida; decenas de pequeñas embarcacio­nes lo acompañaro­n mientras se deslizaba suavemente por las aguas hacia el punto de atraque.

Ramón Franco, Ruiz de Alda, Durán y Rada se convirtier­on en los primeros españoles en cruzar el Atlántico y los segundos de la península ibérica, solo precedidos por el vuelo del Lusitania, de Coutinho y Cabral. Sin dudas, fue admirable la hazaña aérea de estos cuatro grandes.

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FOTOS: ARCHIVO EXCELENCIA­S
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El Plus Ultra, que mantuvo una velocidad promedio de 172 km/h, recorrió 10 270 km en total
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Ramón Franco sobre uno de los flotadores del hidroavión.

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