Cinco Dias - Cinco Dias - Executive Excellence (ABC)
El poder de los ecosistemas
Peter Drucker siempre manifestó que su interés por el management procedía de su preocupación por la evolución de las relaciones entre las personas y las instituciones sociales, una disciplina que él denominó “ecología social”. A diferencia de la biológica, se refería a una nueva ecología de las organizaciones, hecha por el hombre, con un objetivo práctico: crear un equilibrio entre la continuidad por un lado y el cambio y la innovación por otro. Gracias a la detección de las tendencias emergentes, los gestores podrían reaccionar y dar forma a esas fuerzas, en beneficio de la sociedad.
Como de costumbre, Drucker iba por delante, pero “este juego” ha ido desplazándose conforme la tecnología digital se ha ido remodelando, redimensionando, acelerando y haciendo más complejas las redes que conforman la ecología actual. Debido a una forma de interactuación compleja, no lineal y difícil de predecir, esas fuerzas están estirando la ecología en direcciones y dimensiones inesperadas. El científico de la complejidad Brian Arthur ha escrito sobre una “segunda economía” semiautónoma oculta, impulsada por una inteligencia algorítmica externa, que está constantemente invadiendo la economía física y los trabajos que provee.
Mientras nos esforzamos por dar sentido a estos desarrollos, los conceptos de ecología y ecosistemas pueden ser doblemente útiles. En primer lugar, nos brindan un nuevo medio para trazar lo que les está sucediendo a las organizaciones e industrias a medida que la tecnología disuelve las fronteras tradicionales y crea nuevos vínculos entre ellas. Como consecuencia, está surgiendo una literatura de investigación que la describe y teoriza sobre ello. En segundo lugar, la metáfora biológica abre nuevas vías tanto para entender el negocio como una fuerza dinámica y evolutiva en la sociedad como para reformular nuestro pensamiento acerca del management, reemplazando los supuestos mecanicistas y newtonianos que han dominado durante mucho tiempo. Desde este punto de vista, las organizaciones recuperan su identidad –reprimida desde hace años– como organismos humanos en evolución, y no como máquinas mecanizadas. Las implicaciones que esto tiene para la educación ejecutiva, la investigación y el desarrollo son profundas.