Cinco Dias - Cinco Dias - Executive Excellence (ABC)
EL RETO PARA LA GESTIÓN
co-evolucionan a medida que redefinen sus capacidades y relaciones con otros a lo largo del tiempo”.
Los clusters, grupos de pequeñas empresas que compiten y colaboran parcialmente en la misma área e industria, podrían haber sido los primeros proto-ecosistemas identificables. La comunidad de aplicaciones IOS de Apple (ahora un negocio multimillonario) demostró la rapidez con la que se puede escalar un ecosistema desde una plataforma digital habilitada, allanando así el camino para muchos otros.
Sin embargo, los nuevos ecosistemas conllevan amenazas y oportunidades, con vencedores y perdedores. Ya sean naturales o sociales, las ecologías pueden desarrollar patologías o perder el control; nos guste o no, necesitan gestionarse, y en el caso de las hechas por el hombre, su gestión para maximizar el bien es un deber moral. Ya percibimos algunos de los peligros emergentes. Los efectos de la red que sustenta el desarrollo de los ecosistemas en beneficio tanto de los consumidores como de los productores impulsan una dinámica auto-reforzada de “el ganador se lleva todo”, que ha hecho que unas pocas grandes empresas sean quienes acaben dominando determinadas parcelas de la economía digital. La “lente” ecológica nos dice que una entidad que no para de crecer a costa de otros es un cáncer que termina por destruir el sistema más grande del cual forma parte. ¿Podría esa misma lente ayudarnos a desarrollar una regulación inteligente que gestionase los efectos de la red –sin caer en una solución de “todo o nada”–, permitiendo una rápida escalabilidad – algo intrínseco a su valor–, al mismo tiempo que preserva y promueve la vitalidad de un ecosistema diverso? Como hemos mencionado, la teoría y la práctica de la gestión se han basado durante mucho tiempo en una visión mecanicista de la economía, pero los seres humanos –con sus emociones, aspiraciones, sueños e idiosincrasias– no llevan bien ser tratados como engranajes de una máquina. El precio a pagar para la organización es la desconexión, la desconfianza y el desempeño deficiente, y para el individuo, las situaciones de estrés, la infelicidad y un potencial insatisfecho.
Lo que se aplica a nivel individual también es válido a medida que avanzamos en la escala de sistemas. Una economía funcionará mejor como un sistema si los incentivos, las regulaciones y la tecnología social de la gestión están alineados con los intereses de la sociedad en general, lo que evidentemente no sucede cuando la ecología del mercado de valores en la que operan las grandes corporaciones está totalmente orientada a los accionistas, en detrimento de los otros stakeholders.
Hoy casi toda la atención se centra en la idea de los ecosistemas de innovación, conceptualizados como una clase de proceso evolutivo hecho por el hombre. Los gigantes de redes de rápido crecimiento y en constante evolución, como Amazon, Facebook, Google, Alibaba y Tencent, encarnan esta idea. Sin embargo, las firmas ‘analógicas’ y empresas manufactureras también están aprendiendo a jugar en este terreno, aprovechando los activos de marca y reputación para pivotar hacia oportunidades basadas en los ecosistemas. Apple, Haier, BMW y otros son buenos ejemplos. Como en una ecología natural, las empresas medianas y pequeñas pueden crear de manera rentable sus propios nichos únicos dentro de las más grandes, utilizando la especialización y sus habilidades profundas para superar la fuerza bruta algorítmica basada en los datos, de la que gozan los gigantes. A nivel regional, Silicon Valley es el ecosistema de innovación que todos los países desean emular, con un éxito variable.
Pero los ejemplos de Shenzen en China, Tel Aviv en Israel, o Toronto en Canadá (página 8), muestran que los epicentros para la innovación pueden cultivarse en entornos muy distintos.
Comprender y desarrollar las capacidades para dirigir estas nuevas entidades es un desafío formidable para el management. Exige un esfuerzo de todas las partes interesadas, un ecosistema en sí mismo, en el que el Peter Drucker Forum está decidido a participar. También será necesaria la contribución del ámbito académico. Al final, no serán los reguladores y burócratas los que salvarán el mundo, sino los innovadores y exploradores de negocios, las universidades y el sector público, alineándose con la sociedad para formar una ecología social equilibrada y dinámica, para que todos puedan prosperar, y que no haya sólo riqueza para unos pocos. Un desafío histórico en el que no podemos permitirnos fracasar
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Las pymes pueden crear de manera rentable sus propios nichos dentro de las más grandes, utilizando su especialización y habilidades únicas