En un crucero
Exige ser más positivo y más capacidad de trabajo en equipo.
destaca la Antártida. “Los pasajeros pueden dar paseos en kayak, hacer submarinismo o viajar en zodiac y hacerlo con la confianza de que siempre les acompaña un guía experto”, añade Villamarin, que dirige a un equipo de entre diez y quince personas que conocen los atractivos de este tipo de viajes. “Todos tienen experiencia en biología marina, en geología, en historia, en antropología... y, sobre todo, mucho entusiasmo. La idea es que los cruceristas regresen a casa sabiendo un poco más de este tipo de sitios que parecen inaccesibles y que puedan enseñar algo más que una fotografía a su familia y amigos”, reconoce el jefe de expedición de Ponant, que recuerda que este tipo de aventuras también tienen sus riesgos y no están hechas para todos los públicos. “En una ocasión, nuestra flota de botes se vio rodeada por gigantescos icebergs que nos impedían regresar al barco. Cada vez que intentábamos aproximarnos, las corrientes y el viento nos acercaban a ellos y estuvimos unas horas soportando bajas temperaturas. Al final, conseguimos regresar y el resto de la tripulación nos recibió con ropa de abrigo y bebidas calientes. Supongo que fue la experiencia más dura de la vida de muchos de
Garantizar la seguridad es fundamental, pero los pasajeros también buscan comodidad y diversión
Figuras como el jefe de expedición o el mayordomo ganan protagonismo en barcos ‘boutique’
nuestros pasajeros, pero son cosas que no se pueden prever”, afirma Villamarin.
Tampoco cuáles serán las exigencias de los cruceristas cuando embarcan, aunque la experiencia acumulada de la tripulación es de gran ayuda. “En Regent apostamos por una atención impecable a los detalles y por adelantarnos a todo lo que necesitan los huéspedes”, asegura Premkumar Gajapathy, mayordomo principal a bordo del barco Seven Seas Splendor, que cree que no hay tendencias que definan o limiten su trabajo: “Los más altos niveles de servicio siempre están de moda y es lo que nuestros pasajeros esperan de nosotros. Eso nunca cambia”. Aun así, Gajapathy cree que la pandemia está dejando algunas lecciones que deberán tenerse en cuenta en un futuro que ya es presente. “La gente quiere recuperar el tiempo perdido y las estancias en los cruceros son más largas. Eso nos permite dar un servicio más personalizado porque nos da la oportunidad de conocer mejor al huésped”, afirma el jefe de mayordomos de una de las navieras más exclusivas del mundo.
Es algo que comparte Bernard Carter, senior vicepresident & managing director del mercado EMEA –Europa, Oriente Medio y África– de Oceania Cruises, que apunta a los barcos boutique como los más demandados tras la crisis provocada por el Covid-19. “Se buscan cada vez más experiencias en barcos más pequeños, que permiten disfrutar de intimidad y privacidad”, define Carter, que ejemplifica el éxito de este tipo de buques y de experiencias más largas con uno de sus últimos hitos. “Nuestro crucero de 180 días que da la vuelta al mundo y que partirá en 2024 se vendió hace unos meses en tal sólo treinta minutos”, afirma Carter, que concluye: “La labor de los agentes de viajes que conocen a sus clientes y les avisan de este tipo de ofertas es fundamental”.