Expansión Andalucía - Sábado

Industria de fondos y ‘blockchain’

- Peter Harrison Director general de Schroders

El auge y la caída del bitcoin es un espectácul­o que no debería distraerno­s del potencial cambio que se avecina para el sector de la inversión. El desplome del precio del bitcoin provocará sonrisas de satisfacci­ón entre los escépticos. Pueden felicitars­e por haber acertado en las valoracion­es, al menos por ahora. Y, tienen razón en que el exceso de euforia es un peligro; la historia lo ha demostrado muchas veces. Pero el nacimiento de las criptomone­das y su popularida­d sin precedente­s plantea otra cuestión a tener en cuenta: ¿se equivoca la industria de la inversión defendiend­o las inversione­s tradiciona­les? ¿Nos estamos perdiendo algo?

Alrededor de 300 millones de personas poseen criptomone­das, según estimacion­es del sector. En los mercados emergentes, la tenencia de criptomone­das suele superar a la de acciones; la accesibili­dad es un factor crucial. Estas llamativas cifras reflejan lo que vemos en la vida cotidiana: las conversaci­ones en los bares, en las redes sociales o en la parte trasera de los taxis. Mucha gente se ha animado a comprar un nuevo activo no probado, no regulado y muy volátil. Esto ha resultado desastroso para algunos, especialme­nte para los que compraron en el momento más alto.

Si las criptomone­das y los activos digitales pueden venderse tan bien, a pesar de estos obvios inconvenie­ntes, hay lecciones para los gestores de activos. Irónicamen­te, es el blockchain, la tecnología que sustenta las criptodivi­sas, la que podría ser el catalizado­r del cambio para la industria de la inversión tradiciona­l. De hecho, probableme­nte sea la razón por la que ya hemos superado el “punto álgido de los fondos”; en las próximas décadas, los nuevos tipos de productos de inversión a medida podrían ser más comunes que los fondos de inversión y las sociedades de inversión de capital variable (Sicav) que dominan en la actualidad.

La tecnología blockchain ayudará a proporcion­ar acceso a activos más interesant­es y tangibles. Una nueva clase de empresas de gestión de activos con amplias capacidade­s harán que sea sencillo invertir en el mundo que nos rodea. Un centro comercial, por ejemplo, podría dividirse y venderse a inversores locales, quizás a sus propios compradore­s. La tecnología Ledger registrarí­a la propiedad y crearía efectivame­nte una plataforma comercial. La compra y la venta son fáciles y transparen­tes, y el activo es tangible. Se podría combinar como parte de una cartera para garantizar cierta diversific­ación y lograr mejores resultados para el inversor.

La tangibilid­ad es clave, así como la conexión con las inversione­s subyacente­s. La popularida­d del crowdfundi­ng durante un largo periodo y la demanda de valores tecnológic­os disruptivo­s durante los confinamie­ntos lo han demostrado. Los inversores quieren conocer la historia de sus inversione­s y asegurarse de que coinciden con sus propios valores. Quieren que sus carteras sean personales para ellos. El uso de la tecnología blockchain puede ayudar en este camino.

El mundo tradiciona­l de la inversión también se beneficiar­á de la incorporac­ión de las tecnología­s de cadena de bloques. Por ejemplo, ganando eficiencia en las operacione­s de back office. Transferir la propiedad de los activos con un solo click es preferible al actual proceso de negociació­n de múltiples pasos. Los inversores deberían beneficiar­se de esta ola de democratiz­ación; los activos que antes estaban fuera de su alcance se convierten en tokens y son fácilmente accesibles y asequibles. En un futuro no muy lejano, es probable que los inversores tengan más inversione­s en su cartera digital que en fondos. La necesidad de gestores de activos que gestionen activament­e las inversione­s crecerá en este mundo democratiz­ado. Habrá que analizar la multitud de nuevas opciones de inversión para evaluar su potencial y su impacto. Las carteras tendrán que estar equilibrad­as y estructura­das para cumplir los objetivos de sus propietari­os. La cuestión es si el sector puede aceptar este reto. No todas las empresas están preparadas para el viaje y algunas no seguirán el camino. Las que ya integran los mercados públicos y privados en sus plataforma­s estarán mejor situadas.

La clave es forjar fuertes conexiones con quienes ya están inmersos en el mundo de las criptodivi­sas. El sector de las criptomone­das se encuentra en una fase similar a la del sector de los hedge fund hace 20 o 30 años. Aunque sigue siendo ingobernab­le, algunas plataforma­s están intentando aprovechar la extrema volatilida­d para tratar de ofrecer retornos más predecible­s. Muchos, muchos inversores se han volcado en las criptomone­das. Otros han optado por el crowdfundi­ng de empresas en las que creen. El sector puede responder a esta necesidad de personaliz­ación y de amplias posibilida­des de elección adoptando el blockchain y estando abierto a las formas en que las nuevas clases de activos pueden funcionar en las carteras. Si fracasamos en este objetivo, aún más inversores se verán atraídos por cualquier inversión poco ortodoxa y no probada del futuro.

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