Ibiza alarga el verano hasta noviembre
Una mejor oferta hotelera y actividades ligadas al bienestar o al arte mantienen viva a la isla tras el estío.
“No hay colas ni esperas, el servicio se puede dar de una forma más personalizada, se disfruta de más tiempo de calidad...”. Estas razones que apunta Adam Munday, general manager del hotel ME Ibiza, podrían ser suficientes para entender por qué el verano en Ibiza empieza allá por el mes de abril y no acaba hasta noviembre, pero hay más. “La isla está en constante mejora y evolución”, asegura Csaba Boda, director general de W Ibiza, que cree que la apuesta por el turismo de lujo ha elevado el nivel de exigencia de hoteles, restaurantes o espacios culturales y ha conseguido atraer a un tipo de público que no sólo está interesado en el sol, la playa y la fiesta, tan asociada esta última históricamente a la isla. “Los turistas buscan unas vacaciones sociales, que les permitan compartir su experiencia. Todos nuestros huéspedes tienen una vida muy activa y huyen de lo convencional, además de ser apasionados de la música, la moda o el diseño son gente de mente muy abierta, que aboga por lo inclusivo, a la que le encanta la diversidad”, reconoce Boda.
Esta nueva forma de entender el turismo está cambiando también el calendario de eventos que se celebran en la isla, que ha pasado de estar copado durante el inicio del otoño por las clásicas fiestas con las que los hoteles cerraban el verano a incluir congresos, exposiciones o festivales, y no sólo de música. Un ejemplo lo tenemos en Six Senses Ibiza, que organiza Alma, un festival que se celebrará del 3 al 6 de noviembre y al que acudirán líderes internacionales en ámbitos como el bienestar, el crecimiento personal, el biohacking o la nutrición. “El objetivo es contribuir a la desestacionalización de la industria turística de Ibiza”, confirma Marisa Marín, directora de ventas de dicho establecimiento. Para Sergio Zertuche, chief marketing & sales officer de Palladium Hotel Group –conglomerado que dispone en la isla de ofertas muy diferenciadas como Bless Hotel Ibiza, Hard Rock Hotel Ibiza, Ushuaïa Ibiza Beach Hotel o Grand Palladium Palace Ibiza Resort & Spa–, “Ibiza es un destino perfecto a partir de ahora por sus atractivos naturales, culturales y de ocio a los que se suma el importante crecimiento del segmento lujo que ha incrementado la oferta complementaria diurna y ha dinamizado la isla con sólidas propuestas gastronómicas o wellness”.
Y es que para los turistas del norte de Europa, incluso para muchos españoles, Ibiza en noviembre y a pesar de que haya riesgo de lluvia o de frío, sigue siendo un planazo donde además se puede teletrabajar. Bajo este argumento se explica el aumento de la compra de viviendas, también de una opción que aún está despegando en España y que supone compartir propiedad. “La vivienda en Ibiza es un bien cada vez más escaso y debido a ello no deja de revalorizarse, pero a la vez el atractivo de la isla no deja de crecer y cada vez son más los que quieren disfrutar de ella también en otoño o en invierno”, afirma Carlos Gómez, CEO y cofundador de VIVLA, start up inmobiliaria que permite comprar fracciones de viviendas de lujo.
Para los que no quieran o no puedan adquirir una –el precio medio de la vivienda en Ibiza ya supera el del boom de 2008, según Tinsa–, pasar largas temporadas en hoteles es una tendencia al alza. “Al contrario de lo que se cree, la temporada en Ibiza no acaba en agosto. La isla sigue recibiendo miles de turistas nacionales e internacionales durante los meses de invierno”, asegura Sofija Mehta, cofundadora de Island Hospitality, que gestiona el hotel boutique Mikasa, un espacio que ha recibido tantas reservas y peticiones para los meses de invierno, que abrirá todo lo que resta de año. Y es que son “los viajeros de nacionalidad inglesa, alemana, suiza y de países nórdicos los más habituales durante los meses de septiembre y octubre, debido al buen
clima en el Mediterráneo”, reconoce Munday, del hotel ME Ibiza.
También las villas despiertan el interés de aquellos que quieren alargar la temporada de verano. Roody Willeke, de Prestige Properties Ibiza, concluye que fue la pandemia el detonante que provocó que Ibiza ganara en atractivo en lo que antes se consideraba temporada baja, pero la isla ha sabido mantenerlo en el tiempo, “especialmente este año”. El precio de las villas de lujo también ha notado este efecto. “Una que en verano cueste más de 100.000 euros por semana, durante la temporada baja se puede alquilar por la mitad del precio. Además, los clientes pueden disfrutar del mismo nivel de lujo y comodidad y, posiblemente, de un nivel de servicio aún mayor, debido a que la isla está menos concurrida”.