Tiempo de ‘Armageddon’
Quizás no les diga nada el nombre de James Gray, un cineasta norteamericano excepcionalmente personal, de esos que la crítica clasificatoria etiqueta de indies, como si en los circuitos de producción de Estados Unidos la independencia de producción de películas siguiera implicando que no estás en el circuito de distribución clásico que es en lo que ha quedado el demediado Hollywood. Armageddon Time la distribuye Universal y la produce Focus Pictures (por lo que la película se distribuye y se ve nacional e internacionalmente en las mejores condiciones), pero lo cierto es que Gray plantea sus proyectos con extremada independencia, eso sí, de cualquier presupuesto que implicara someterse a los itinerarios más habituales.
Two Lovers, una muy sensible historia de amor y desamor, profundamente emotiva, rompe con cualquier regla de las comedias dramáticas o melodramas de ese tipo, del mismo modo que El sueño de Ellis, de nuevo una historia de amor y dolor inscrita en la peripecia de unas emigrantes europeas que pugnan por sobrevivir en la áspera visión del sueño americano es una película de temática y ambientación muy Scorsese pero mucho más emocional y comprometida con lo que cuenta. Thriller y melodrama a la vez, película de tesis sobre la emigración y apasionado retrato de la condición femenina, de la misma manera que Little Odessa o La noche es nuestra, se mueven en esos registros. Gray es hijo de emigrantes ucranianos y esa huella pervive en su cine.
Se ha dicho, con acierto, que Armageddon Time, en cierta manera una referencia a un tema de la banda The Clash, oscila entre la mirada poética y airada del Truffaut de Los 400 golpes y la exuberancia felliniana de sus recuerdos más personales expresados en Amarcord. El adolescente protagonista de esta película, un extraordinario y desconocido Banks Repeta, explora un mundo hostil en la América de los años ochenta recogida en el barrio neoyorquino de Queens.
Son los años de Reagan y Gray los mira con crítico distanciamiento. Las idas y venidas de centros educativos de nuestro protagonista junto con su amistosa relación con un compañero de raza negra que sufre el rechazo y el menosprecio racista, nos llevan a Truffaut y, en plan menos sofisticado, al protagonista de El guardián en el centeno, libro de cabecera de Salinger, de la misma manera que la relación con su abuelo nos introduce en el rincón poético de la enseñanza y aprendizaje de la vida, un calor de identidad que no encuentra en el resto de su vida.
Los personajes de La autopista Lincoln, la brillante, esclarecedora y emotiva novela de Amor Towles, (Reglas de conducta, Un caballero en Moscú), para mí el mejor novelista norteamericano vivo, parecen prolongar la vida de los personajes de Gray, y emparentarse, años más tarde, con ellos. Una manera de rastrear las huellas de identidad generacional, de los 50 a los 80, en Estados Unidos. Una idea que no logro descubrir en ningún escritor español actual, por cierto.
Elegante puesta en escena
Todo funciona bien en la película de Gray pero, para apreciarla, hay que pagar el peaje de comprometerse sin prejuicios con lo que nos cuenta y cómo nos lo cuenta. Su elegante y límpido clasicismo en la puesta en escena, su ritmo interno nada apresurado que muchos criticarán por cierta morosidad, no permite prisioneros ante la dureza del relato, un violento castigo paterno, casi de inmediato erosionado por una cierta poética de la rebeldía juvenil, no exenta de traiciones y dudas morales. Mirada reposada a la intimidad junto con el caos y el bullicio de comidas o celebraciones familiares que Gray filma con absoluto dominio del climax de las mismas.
Nada es recto ni retórico en Armageddon Time, pero Gray no hace trampas. Juzguemos al abuelo no solo por sus consejos sino también por inspirar el traslado de su nieto a una elitista escuela privada de instituto público en el que ha descubierto la amistad y la diferencia de clases.
El reparto es, además de Hopkins y del chaval protagonista, muy bueno, con trabajos muy notables de Jeremy Strong, excelente ya en la serie Succession, en un controvertido, lleno de aristas, papel del padre, y nota muy alta para Anne Hathaway, en un personaje, el de la madre, lleno, asimismo, de matices y emociones encubiertas y muy alejado de otros papeles más estereotipados tipo la nueva Audrey Hepburn.
Armageddon Time, como las cintas de Wes Anderson, y de vez en cuando las de Noah Baumbach, las del otro Anderson y Paul Thomas, es el reverso de esta película, propone un cine estrictamente personal; una generación de inteligentes cineastas norteamericanos James Gray es mucho más clásico que sus compañeros, como le ocurre a Ben Affleck, otro excelente cineasta, algo menos intelectual que Gray, su cine explora mundos propios, que no hace concesiones ni a modas ni a compromisos con el espectador, pero que ofrece, siempre que se cruce el umbral de sus imágenes el inesperado placer de una mirada inteligente, emocional, sobre cómo es el mundo y cómo lo fabricamos, o nos lo fabrican en eso que llamamos el torrente de la vida.
TEATRO
Fernando Cayo protagonizará una nueva versión de Cuento de Navidad en el Teatro Pavón de Madrid. Lo hará del 3 al 18 de diciembre cuando se meterá en el papel de Mr. Scrooge desde una perspectiva moderna y divertida. El avaro rico recibe durante una Nochebuena la visita de tres espíritus que representan su pasado, su presente y su futuro. Tras ver la soledad y la muerte que le aguardan, se dará cuenta de por qué no tiene amigos ni familia.
ÓPERA
El tenor Pablo García-López debutará mañana en el Gran Teatre del Liceu con su participación en Il Tabarro, el primer título de las tres óperas que integran Il Trittico, una de las más ambiciosas y desconocidas obras de Puccini. Este tríptico regresa al teatro barcelonés tras 35 años con la producción de la Bayerische Staatsoper de Múnich dirigida por Lotte de Beer, una de las directoras de escena de mayor prestigio hoy.
MÚSICA
Pasión Vega acaba de presentar su nuevo trabajo de estudio, Lorca Sonoro, un disco en el que la artista desgrana la simbología lorquiana para devolverla al público bañada en música y mecida por una voz cálida y personal. Otros artistas como Rozalén o Carmelo Gómez han presentado un proyecto que está integrado por diez temas en los que Pasión Vega resucita a Federico García Lorca.