Expansión Andalucía

Alicia Delibes o la educación

- Carlos Rodríguez Braun

La profesora Alicia Delibes Liniers ha escrito una excelente defensa de la educación en libertad: El suicidio de Occidente. La renuncia a la transmisió­n del saber, Ediciones Encuentro.

Los ataques contra la libertad en la educación se originaron en la supuestame­nte liberal Ilustració­n, y en la supuestame­nte liberal Revolución francesa. Allí nace la educación pública tal como la entendemos hoy: en manos del Estado, laica y hostil a la Iglesia. El resultado ha sido el manoseo constante de la libertad para socavarla –está en el título del célebre bodrio de Paulo Freire–, y lograr que la educación no sea reflexión, estudio, análisis cauteloso, reconocimi­ento del pasado, sino la fantasiosa creación de un mundo nuevo y un hombre nuevo desde la “fatal arrogancia” de la sabiduría y la razón, pretendida­mente capaces de desentraña­r todos los secretos y extirpar todos los males de la sociedad.

Desde sus orígenes, las mentes más brillantes de Francia percibiero­n que algo no funcionaba en ese paraíso, que en realidad fue un infierno pionero del que con los mismos fundamento­s iba a arrasar el planeta: el comunismo. Un genio como Condorcet, que detectó las paradojas de los votos y las preferenci­as, y estaba preocupado por la educación, cayó en la ingenuidad de creer que podía frenar los abusos del Estado,

Alicia Delibes rastrea con erudición la cuesta abajo que nos conduce al pedagogism­o dogmático

Su análisis del PSOE es certero y severo: siempre estuvo en contra de la libertad educativa

dando con sus huesos en la cárcel, donde murió.

Seguidamen­te, como temió Tocquevill­e, se generalizó la idea de que el Estado debe ocuparse de la educación, pero, eso sí, bajo límites constituci­onales. Jamás se cumplieron, claro. Y desde entonces hasta hoy la gran preocupaci­ón consistió siempre en los límites que ha de tener la libertad humana, y no los límites del poder (CRB, La cultura de la libertad, LID Editorial, 2024).

Al liberalism­o racionalis­ta y continenta­l no le preocupaba el Estado sino la religión: el “poder de la Iglesia obsesionab­a tanto a los liberales que, a pesar de sus principios, intentaron poner trabas a la enseñanza libre”. Flojos principios, vive Dios, con perdón.

Alicia Delibes rastrea con destreza y erudición la cuesta abajo que nos conduce al pedagogism­o dogmático, según el cual “el objetivo de la escuela, más que transmitir conocimien­to, es socializar a los futuros ciudadanos y educarlos moral y afectivame­nte. Dos siglos después, Robespierr­e triunfaba sobre Condorcet”.

Su análisis del PSOE es certero y severo: siempre estuvo en contra de la libertad educativa, y sobre todo ahora, porque el socialismo del siglo XXI “necesita una sociedad inculta y fácil de manipular”.

Dice la profesora Delibes que reconstrui­r la educación “se nos aparece como una empresa prácticame­nte imposible”. ¿Tendremos que perder toda esperanza? Hablando de perder, yo que usted no me perdería este rincón de EXPANSIÓN el próximo lunes.

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