El ‘coopexit’ de Orona y Ulma mueve las aguas en el grupo Mondragón
GOLPE A LA IMAGEN Y HACHAZO A LOS RECURSOS/
Las dos cooperativas, de las más grandes y rentables de la corporación, plantean su salida para decidir solas el reparto y el uso de sus beneficios.
Sólo seis años después del rediseño organizativo derivado del shock por el hundimiento de Fagor Electrodomésticos, las aguas vuelven a bajar movidas por las cooperativas de la corporación Mondragón. Superado ya el frenazo de la pandemia y con las ventas reactivadas pese a la crisis energética y de suministros, la corporación afronta ahora el previsible abandono de dos de sus grandes empresas industriales: Orona y Ulma. Este proceso –al que en Guipúzcoa, sede de Mondragón, se conoce ya como coopexit– ha abierto en Euskadi el debate sobre la solidez de la filosofía solidaria cooperativa.
Los consejos rectores de ambas sociedades (órganos de gobierno similares al consejo de administración) van a plantear a sus cooperativistas salir de la corporación y seguir su futuro empresarial en solitario, sin los lazos y los compromisos que vinculan a las empresas integradas en Mondragón.
Hasta ahora, los responsables de las dos empresas separatistas no han explicado formalmente por qué plantean la salida, ni siquiera a los socios trabajadores, que se quejan de no haber participado en el debate y ven la sombra de antiguos directivos de Orona en la iniciativa, tras años de un fuerte proceso de crecimiento inorgánico fuera de Euskadi. Al rebufo del fabricante de ascensores y sistemas de elevación se ha puesto Ulma, especializada en andamios, que ya protagonizó en la década de los 90 un movimiento de ida y vuelta a Mondragón, provocado entonces por discrepancias sobre la organización de las divisiones del grupo en función de los sectores, y no de las comarcas geográficas.
Menos ataduras
En medios cooperativos dan por hecho que, con su coopexit, Orona y Ulma quieren menos ataduras a la hora de repartir sus resultados (de los más abultados de las cooperativas industriales de Mondragón) y una mayor flexibilidad en la escala salarial. También buscarían su exención en las aportaciones al fondo de solidaridad (2% del resultado).
Hace unos años, las dos empresas fueron las únicas en quedar al margen de contribuir a financiar instrumentos corporativos de crecimiento, como Mondragón Inversiones; y pusieron en marcha sus propias herramientas: Ulma, por ejemplo, emitió pagarés.
Muchas cooperativas vieron en esta exención en la contribución de Orona y Ulma a los instrumentos comunes de Mondragón un golpe a la filosofía de solidaridad intracooperativa. Ahora, ambas firmas habrían propuesto a la corporación quedar también