Expansión C. Valenciana

FRENTE A FRENTE

RESTAURANT­E DE LA SEMANA Enigma El único restaurant­e de Albert Adrià en Barcelona

- Marta Fernández Guadaño.

“Es un placer haber cruzado toda la Gran Vía para llegar al hotel Palace y estar con familia, amigos y gente que conocemos hace muchos años para intentar haceros felices”. Habla Albert Adrià, flanqueado por Manuel Carreras, chief & founder de Guía Macarfi, y Rafa Zafra, cocinero con varios negocios como Estimar, Casa Jondal y Amar. “Hemos pasado un día maravillos­o. Egoístamen­te, somos los que salimos beneficiad­os. Rafa no ha hecho un servicio normal y yo no estoy en casa”, añade el chef, al que Zafra atribuye un rol fundamenta­l: “Quien no piense que todos los restaurant­es de España seguimos el camino que Albert y Ferran Adrià nos han marcado es que no entiende de gastronomí­a. No es política, es la realidad de lo que este señor ha hecho por nosotros”, sentencia. “Albert ha dejado el legado más bonito que se ha hecho en gastronomí­a no solo en platos, sino en técnicas y, sobre todo, en familia”, añade el chef sevillano que trabajó durante años con los hermanos Adrià, liderando proyectos como Hacienda Benazuza, hotel de elBulli en Sanlúcar la Mayor (Sevilla), donde su restaurant­e, La Alquería, se convirtió en el primer biestrella­do de Andalucía.

Es casi medianoche y acaba de terminar el servicio de EnigMar, una especie de duelo amistoso, bautizado como un mix de Enigma, restaurant­e de Albert Adrià, y Mar, hábitat que marca todos los conceptos de Zafra y que se cuela como parte de los nombres de la mayoría de sus proyectos. Fue un evento cuatro manos –o muchas más–, convocado por Macarfi, guía creada en 2015 como un proyecto gastronómi­co de Manuel Carreras Fisas (con las primeras sílabas de su nombre y apellidos, se bautiza esta publicació­n), basada en opiniones de aficionado­s a la gastronomí­a que son sus embajadore­s. Con ediciones en Barcelona, Madrid y País Vasco-La Rioja, Macarfi se ha convertido en una alternativ­a para aficionado­s que disfrutan visitando (y descubrien­do) restaurant­es.

Cita de Macarfi

De vez en cuando, organiza eventos como una cena Horcher-Vía Veneto en la sede del restaurant­e madrileño o, el pasado 8 de noviembre, el 4 Manos entre Albert Adrià y Rafa Zafra, en Amar Barcelona, restaurant­e abierto por el sevillano la pasada primavera en el hotel Palace. De paso, parece el aperitivo para la presentaci­ón el 28 de noviembre de la edición 2023 de Guía

En junio pasado, Albert Adrià reabrió Enigma tras 27 meses de cierre, durante los que Albert Adrià se dedicó a no parar de trabajar –en asesorías con marcas o en proyectos como ADMO, el ‘pop-up’ con el chef francés Alain Ducasse, en París–. Hasta marzo de 2020, Enigma funcionaba como un espacio de alta cocina con menú degustació­n solo por la noche; con su regreso, optó por doble servicio a la carta de cena y tardes o ‘afternoon drinks’, hasta que, desde finales de agosto, Albert Adrià decidió ceñirse a un

Macarfi. “Unir a estos dos genios y su tremendo equipazo es importante”, observa Carreras, que se refiere a los aproximada­mente 50 asistentes a la cena EnigMar como “unos privilegia­dos”, ya que “se han quedado 150 personas en lista de espera sin que apenas lo hubiéramos publicitad­o”, dice el fundador de Macarfi. Una representa­ción de la clase empresaria­l catalana se sentó a probar un menú degustació­n compuesto por platos de los dos chefs, en un evento que da pie a varias reflexione­s.

En plena pospandemi­a, Zafra y Adrià se encuentran en un cambio de tercio como chefs-empresario­s. El primero porque, en apenas seis años, ha creado una empresa hostelera, Rianra, en la que tiene dos socios fundamenta­les: único servicio de cena, de lunes a viernes, con la misma fórmula de carta. En ella, figuran ‘snacks’ como Canapé gelatiniza­do de wagyu y trufa negra o Waffle de albahaca con crema de pistacho verde y yuzu (con los que arrancó la cena de ‘EnigMar’); elaboracio­nes japonesas, como el Nigiri de salmonete desde la barra –que por un día se mudó al privado de Amar Barcelona, en la cita de Macarfi–; o recetas a la brasa en el mostrador llamado Sua, donde el cliente puede probar desde la Brocheta de seta de Anna Gotanegra y el cocinero Ricardo Acquista, con quien lleva años trabajando –por ejemplo, en el desapareci­do Heart Ibiza–. Bajo este paraguas, suma restaurant­es como Estimar Barcelona y Madrid –con el concepto que Ferran Adrià bautizó como “marisquerí­a de autor”– y varios abiertos en plena era Covid –o pospandemi­a–: Casa Jondal (Ibiza), Mar Mía (Madrid), Amar Barcelona, el pool restaurant de Belmond La Residencia (Mallorca), Mareantes (Sevilla) o Per Feina (formato de menú del día recién abierto en Poble Nou). A la vista, asoman proyectos como Estimar y Montaña, con oferta carnívora, o un formato de cocina de mar en clave atlántica en Comporta.

Con más de 300 empleados, Zafra rentabiliz­a un estilo propio y una enorme capacidad de trabajo, con una fiel clientela que le sigue de Barcelona a Madrid o Ibiza. “Me consitempo­rada y pino a la brasa a Wagyu A5 de Miyazaki a la brasa con anchoa del cantábrico y pimientos de Padrón con piparra. De postre, Sorbete de manzana y pisco con su merengue crujiente, creación de un chef que, además, es un grandísimo pastelero (si viaja a Londres, no deje de visitar ‘su’ Cakes & Bubbles). Tícket medio para cenar en este espacio de ‘look’ galáctico: unos 200 euros, sin bebidas.

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Sala de Enigma, en Barcelona.

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