La nueva esperanza de Disney con Iger
Bob Chapek escribió recientemente a sus colegas en una circular interna que Disney tendría que recortar personal para hacer frente al deterioro del entorno mediático. No sabía que él mismo se convertiría en una víctima. El domingo, Disney anunció que el consejo de administración había despedido a Chapek y recuperado al legendario Bob Iger como consejero delegado. Chapek había sustituido a Iger a principios de 2020.
Wall Street ha aprendido que el caro y despiadado negocio del streaming en el que tanto ha invertido Disney ya no puede contar con el crecimiento de los usuarios. La hora de la verdad llegó cuando Netflix anunció en abril que había perdido suscriptores por primera vez en una década.
Desde entonces, Disney se ha visto lastrado por dos problemas inexorables, a pesar de contar con franquicias como Star Wars y un grupo de princesas de dibujos animados. Su negocio de venta directa al consumidor, liderado por Disney Plus, perdió 4.000 millones de dólares (3.900 millones de euros) en el recién concluido año fiscal. Todo ello a pesar de contar con 200 millones de suscriptores de streaming.
Al mismo tiempo, las cadenas de televisión y cable de Disney, tradicionalmente rentables, se enfrentan a una aceleración del corte de cable y a un aumento de los costes de los derechos deportivos.
Irónicamente, los parques temáticos, el mejor negocio de Disney y antes gestionado por Chapek, obtuvieron unos beneficios saludables. Estos han subvencionado las ambiciones del resto de la empresa.
Las preguntas en torno a la mejor estructura para Disney las tiene que responder ahora Iger. Ha aceptado un mandato de dos años. Su halo de brillo en la gestión tranquilizará a los accionistas durante un tiempo. Pero Iger no es ningún mago ni puede crear un final de cuento de hadas, sobre todo para el costoso negocio del streaming.