Oportunidad para el inversor en renta fija
Si las compras apalancadas más complicadas parecen de repente interesantes para los inversores en deuda de Wall Street, es posible que se esté produciendo un aterrizaje suave de la economía. Los grandes bancos llevan meses luchando por vender la deuda que emitieron para financiar adquisiciones del capital riesgo. Estos préstamos puente han atascado sus balances a pesar de que los rendimientos de los préstamos y los bonos se han acercado o superado el 10%. En los últimos días, los bancos participantes en la compra por 16.000 millones de dólares (15.500 millones de euros) de Nielsen Holdings, la empresa de datos, se han deshecho de miles de millones de deuda que respaldaron la operación. La relajación de las condiciones coincide con el último dato de la inflación en EEUU, que refleja una ralentización de la subida de los precios a pesar de la resistencia que siguen mostrando el mercado laboral y la economía.
Para los inversores en renta fija esto supone una oportunidad. La ampliación de los diferenciales de crédito, sumada a la subida de los tipos de interés básicos, ha elevado los rendimientos a niveles no vistos en años.
En las últimas cinco semanas, los fondos de bonos de alta rentabilidad han captado 12.000 millones de dólares, una racha ganadora que no se veía desde un año 2020 cargado de estímulos. Pero en total, los inversores han retirado casi 30.000 millones de los fondos de alta rentabilidad en el conjunto de 2022. A pesar de que los inversores en deuda corporativa empiezan a interesarse por la deuda de compras apalancadas, la mayoría de las nuevas operaciones siguen en suspenso. En anteriores ciclos de ajuste, los compradores de deuda de operaciones apalancadas obtuvieron rendimientos de doble dígito solo con esperar a que los bancos ofrecieran gangas. Esa táctica es la que los inversores institucionales ordinarios podrían adoptar ahora de forma selectiva.