“Hay que aumentar el gasto en defensa de forma coordinada, el ejemplo es Airbus”
ENTREVISTA JOSEP BORRELL Alto representante de la UE para Asuntos Exteriores y Seguridad y vicepresidente de la Comisión/ “Estas elecciones son muy importantes, a los ciudadanos les decimos que nos tenemos que rearmar, eso nunca había sido una propuesta e
“Vivimos en un contexto socioeconómico muy complicado, y esa complicación que no es coyuntural, es estructural. Vivimos en un mundo con más competencia y con menos cooperación”, subrayó el alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad y vicepresidente de la Comisión, Josep Borrell Fontelles (La Pobla de Segur, 1947), en su intervención en el V FORO INTERNACIONAL EXPANSIÓN, que fue seguida de una entrevista .
En esta ponencia, Borrell explicó que “cada vez hay menos acuerdos internacionales, hay una competición de poder, por el poder, por el dominio económico, por la hegemonía mundial”. Y, de la pugna por el dominio mundial entre “el Occidente global, los partidarios de mantener el statu quo” y “el Oriente Global” surge otro actor: “el Sur global, aunque no todos están en el sur, que son reformistas”. “Miran sus intereses, no quieren alianzas predefinidas y no quieren que les empujemos a tomar partido. Y son muchos”.
Por ello, Borrell urgió a tener en cuenta a estos países y sus distintas prioridades a la hora de encarar los retos globales. Hay “dos motivos de agravio fundamentales por parte del estos países: el tema climático y la vacunación” por el coronavirus, explicó. “Toda África tiene un 3% de la responsabilidad en el cambio climático, medida como emisiones acumuladas de CO2 desde el invento de la máquina de vapor, los quince países que van a verse más afectados por el cambio climático están en África, que no tienen ninguna responsabilidad en el problema”. “El gran motivo de reproche es: aquí hay un problema, ustedes lo han creado, nosotros pagamos las consecuencias”, subrayó.
Respecto a las vacunas, sostuvo que “el mundo no se ha vacunado, nosotros nos hemos vacunado”. “Podemos decir con razón que Europa es el principal donante y exportador de vacunas, pero los demás lo que perciben es que, cuando la gente se moría, nograve,
“Cuando llegué a Bruselas, teníamos presencia en el Sahel, ahora en nuestro lugar están los rusos” “Si multiplicamos el gasto militar de cada país de forma proporcional, solo multiplicaremos nuestros solapamientos”
sotros nos vacunábamos y ellos no”, lo que contrasta con Rusia y China, que sí vendían sus vacunas a terceros países en un primer momento, aunque fueran menos efectivas. “Esto ha quedado en la conciencia colectiva de muchos países y alimenta buena parte de la contestación al orden mundial”.
– ¿Qué es lo que la Unión Europea puede hacer para revertir esta situación de negatividad?
Hay que comprometerse mucho más con el resto del mundo y hay que entender cuáles son sus prioridades. A mí me ocurre con frecuencia cuando discuto con mis colegas. Me dicen: no me hables más de valores, podemos compartir los mismos valores, pero lo que no compartimos son las mismas prioridades. Hay en África 600 millones de personas que nunca han visto una bombilla eléctrica, la mitad de la población. Por lo tanto, el problema del consumo energético no se les puede plantear de la misma manera que a nosotros que vivimos en medio de un derroche energético considerable.
Y, en cuanto al tema de las vacunas, en un primer momento, Rusia y China aparecieron como más dispuestos a ayudar. Yo he hablado con jefes de Gobierno que me dicen: “Mi gente se moría y yo pedí vacunas, no que me las dieran, estaba dispuesto a comprarlas, las podía pagar. Y me dijeron que no tenían. Y llamé a Rusia y China y sí tenían y llegaron. Quizá no eran tan buenas, pero llegaron y alguna gente se salvó. Más tarde llegaron ustedes en cantidades mayores, pero en el momento dramático, cuando realmente hacían falta, no”. No estuvimos tan presentes como creemos.
Este es un mundo brutal donde el uso de la fuerza se generaliza como solución de los conflictos y tenemos que garantizar mejor nuestra seguridad al mismo tiempo que hemos de invertirnos, no invertir, invertirnos más, en sus equilibrios socioeconómicos. En África subsahariana, cuando yo llegué a Bruselas, todos eran países amigos y en todos teníamos misiones de entrenamiento militar. Ahora no queda ninguno. En todos hay regímenes inamistosos que nos han pedido que nos vayamos, nos han enseñado la puerta y en nuestro lugar han llegado los rusos. Es un trabajo con un compromiso permanente directo, no solo con inversiones productivas, sino también con complicidad en las transformaciones sociales.
– Más allá del ascenso de la extrema derecha, que está ya en el poder en numerosos países, ¿qué es lo que se plantea realmente ante las elecciones europeas?
Solemos decir siempre que estas elecciones son trascendentales, pero eso quizá lo hemos dicho cada año, que estas son especialmente importantes. Estas son especialmente importantes y no es un tópico. Lo son por las circunstancias en las que estamos. Porque a los ciudadanos europeos les decimos que nos tenemos que rearmar, cosa que hasta ahora no se había dicho nunca como propuesta electoral, no había habido nunca ningún gobernante en Europa que dijera: hay que aumentar el gasto en defensa, pues ahora se lo decimos. Les decimos que nos hemos de comprometer más en la defensa de un país que nos cuesta caro. Entre ayuda civil y ayuda militar en Ucrania debemos andar ya en el orden de los 100.000 millones de euros en ayuda, que no es una cantidad baladí, y no se ha acabado la historia. Tenemos una guerra desestabilizadora en Oriente Próximo que nos obliga a intervenir para intentar buscar una salida política.
El mundo se ha complicado y los europeos quizá no se han enterado todavía y en las elecciones hay que explicárselo. Y yo no creo tanto que el problema sea la extrema derecha o la extrema izquierda, sino los que entienden que para buscar solución a nuestros problemas hemos de integrarnos más deprisa y mejor y los que creen que la solución se encuentra en el ámbito de cada país, que no hace falta más Europa sino menos. Esta es la disyuntiva. Esa, y cuáles son las cosas que los europeos quieren hacer juntos. Por ejemplo, la defensa. ¿Queremos construir una defensa común? Y si sí, ¿cómo? Porque una cosa es decirlo y otra cosa es hacerlo.
– Usted habla de las fuertes necesidades europeas en materia de defensa y seguridad, pero sobre todo de la necesidad de que estas inversiones no fueran individualizadas país por país sino que fueran coordinadas para que fueran más eficaces para el objetivo de la defensa europea. ¿Cree que los países de la Unión Europea están dispuestos a coordinarse más y a renunciar a que el ala del avión de combate se fabrique específicamente en un país concreto?
El ejemplo es el Airbus. Hemos hecho el Airbus civil y si no lo hubiéramos hecho no existiríamos hoy en el mundo del transporte aéreo civil. Se nos hubieran comido los Boeing de ese lado del Atlántico, los Tupolev del otro y ahora los chinos, que ya son capaces de hacer aviones de dos pasillos y largo recorrido. Pero hemos inventado el Airbus civil y somos una potencia en aeronáutica civil, ¿por qué no podemos hacer lo mismo en lo militar? Por los intereses creados. Hay poderosos intereses nacionales que defienden la industria nacional y eso linda con la soberanía.
En Europa, que la capacidad de defensa se fabrique en un país o en otro no es lo mismo, todos quieren tener su parte. Pero lo que deberíamos entender es que hay que hacerlo de forma coordinada,