La opa pone en jaque los planes de financiación de BBVA y Sabadell
COLOCACIONES DE DEUDA/ A Sabadell solo le falta una emisión de bonos, pero BBVA aspira a recaudar hasta 9.000 millones de euros este año, y la pugna entre ambos bancos ha cambiado el escenario.
Los inversores de deuda no tienen problemas con la opa hostil lanzada por BBVA sobre Sabadell. Les gusta el escenario que presenta tanto para uno como para otro y así lo ha reflejado el mercado en las cotizaciones de los bonos.
Tampoco tenían queja con los bancos en solitario y ningún analista anticipa riesgo alguno para las emisiones suceda lo que suceda.
El único escollo es el proceso en sí, que durará cerca de ocho meses en los que el foco de los bancos y los inversores virará radicalmente y que hace que la información y las previsiones de futuro que se hacen en los road shows y en las presentaciones de deuda hayan saltado por los aires.
Sabadell puede emitir lo que desee. Su deber de pasividad ante la opa de BBVA le impide repartir dividendos extraordinarios o alterar drásticamente su balance, pero tiene vía libre para cumplir su plan de financiación siguiendo el calendario de colocaciones que tenía previsto, según aseguran fuentes financieras.
Deber de pasividad
Lo que tiene más complicado es definir qué tipo de datos puede dar o no a los inversores, porque alguno de ellos puede chocar con el deber de pasividad que le toca al ser objetivo de una opa hostil, y, sobre todo, qué precio poner a sus emisiones.
Sabadell tiene un ráting inferior al de BBVA. Está dos o tres escalones por debajo, dependiendo de la agencia de calificación que se tome.
La oferta ha diluido esas diferencias en la práctica, con un estrechamiento de la prima de riesgo que casi ha igualado el coste de financiación de Sabadell con el de BBVA, ante la expectativa de que acabe formando parte del grupo y su deuda caiga sobre el paraguas del comprador.
Pero Sabadell está luchando precisamente por todo lo contrario, por seguir en solitario y que sus bonos no sean repagados por nadie más que por el banco tal y como está ahora.
Eso complica la situación y hace difícil acertar con el precio de salida que se le ponga a las nuevas emisiones y también con el que estarán dispuestos a pagar los inversores, según señalan fuentes del mercado. La parte positiva para Sabadell es que ha conseguido ya buena parte de la financiación que necesitaba para el año y que ha dejado a cero su casilla de compromisos con el Banco Central Europeo (BCE).
Pocas necesidades
La entidad ha devuelto todo el dinero que tomó prestado en las subastas extraordinarias de liquidez durante la pandemia y ha liquidado su deuda, lo que reduce sus necesidades más inmediatas. Además, el año pasado disparó su apelación al mercado de bonos y se hizo con 5.600 millones.
Lleva solo 1.750 millones en lo que va de 2024, pero con el acopio realizado en 2023 y sin
Sabadell tiene peor ráting que BBVA, pero la opa ha acercado sus costes de financiación
Los inversores tienen más complicado determinar cuál es el precio correcto de la nueva deuda
CreditSights descarta que un fracaso de la opa afecte a la prima de riesgo de BBVA
la presión del BCE, Sabadell ha comunicado a los inversores de deuda que su plan de financiación anual está prácticamente cubierto.
El banco ha descartado que vaya a hacer más emisiones de CoCos o deuda subordinada en lo que queda de ejercicio y asegura que le basta con acometer una operación más de deuda sénior, que puede ser tanto preferente como no preferente.
Emisiones oportunistas
La puerta de las cédulas hipotecarias seguirá abierta con colocaciones oportunistas en euros y libras si se dan las condiciones. Si no se dan, y no apela a este instrumento, no pasa nada. Esa situación reduce los problemas de Sabadell para enfrentarse al mercado de bonos, pero BBVA necesita mucho más dinero.
El plan de financiación de BBVA contempla la entrada de entre 8.000 millones y 9.000 millones en forma de deuda este año. El banco ha acelerado en el arranque de ejercicio y ya lleva 5.340 millones, lo que deja pendientes 3.660 millones para llegar a máximo de la horquilla prevista.
BBVA tiene menos limitaciones que Sabadell a la hora de dar datos o hacer previsiones. El deber de pasividad no le afecta. Pero la incertidumbre de si la deuda que emita será para él solo o para un grupo más grande, las dudas sobre el foco comercial mientras dure la opa o el impacto de la operación en el ráting también van a pesar en las emisiones que haga mientras la opa esté abierta, según alertan fuentes del mercado.
Las agencias de calificación S&P y Fitch ya han alzado la voz. “Las dificultades podrían desviar la atención de la dirección de los bancos de su actividad diaria”, señala la primera.
“El periodo relativamente largo hasta la posible fecha de aprobación [de la opa] añade incertidumbre y puede representar una distracción para ambos bancos”, añade la segunda.
DBRS, por su parte, explica que la posible fusión tiene más pros que contras, pero que reducirá la diversificación geográfica de BBVA y eso puede afectar a su ráting.
Lo que no parece es que vaya a haber problemas con su crédito en caso de pinchazo con Sabadell. “Creemos que el riesgo reputacional a incluir en la prima de riesgo de BBVA si fracasa la operación no es significativo”, señala la firma de análisis CreditSights.
Sabadell rechaza la oferta de BBVA y apuesta por seguir en solitario, ofreciendo una remuneración al accionista de al menos 2.400 millones de euros en 2024 y 2025.
Tras el rechazo del consejo de Sabadell a explorar una fusión amistosa, BBVA anuncia su intención de lanzar una opa, trasladando la decisión a los accionistas del banco. Mantiene las mismas condiciones que de la oferta de abril.
BBVA remite a la CNMV la oferta formal de opa para su análisis. Este periodo suele ser de 60 días, pero podría alargar por tratarse de un banco. Antes del visto bueno, se necesita la no oposición del BCE. En paralelo, también debe lograr la luz verde de la CNMC y otras autoridades.