Porsche quiere alcanzar a Ferrari con su salida a Bolsa
La marca alemana de coches deportivos busca una valoración excepcional en su esperada OPV.
La exitosa salida a Bolsa de Ferrari en 2015 demostró que los fabricantes de automóviles pueden trascender sus raíces manufactureras y ser valorados como empresas de lujo.
Ahora, a pocas semanas de su propia OPV, ha arrancado la carrera para que Porsche convenza a los inversores de que pertenece a la misma clase exclusiva que el purasangre italiano.
“La idea [de salir a Bolsa de Porsche] ha estado ahí desde que [la familia Agnelli] sacó a Bolsa Ferrari”, explica Cole Smead, un inversor en Volkswagen, la propietaria de Porsche. “Hizo pensar en lo que realmente vale Porsche”.
Hay algunos paralelismos evidentes con Ferrari. Ambos fabrican potentes y llamativos coches deportivos que se venden a los más ricos del mundo. Ambos se han comprometido a invertir en modelos eléctricos, mientras mantienen sus muy queridos modelos de motor de combustión en la carretera el mayor tiempo posible.
Porsche también ha contratado a la italiana Mediobanca, que sacó a Bolsa Ferrari y marcas de lujo como Salvatore Ferragamo, como asesor financiero para la OPV.
Pero también hay diferencias significativas, que se derivan de los caminos radicalmente distintos que han tomado las dos empresas en las últimas décadas.
Ferrari se ha centrado exclusivamente en los coches deportivos caros, subiendo los precios y limitando la oferta, señas de identidad del comercio del lujo.
Porsche, sin embargo, se ha orientado hacia el mercado más asequible y se ha embarcado en una gran expansión de los vehículos utilitarios deportivos, impulsando las ventas por encima de las 300.000 al año, cerca de Jaguar Land Rover.
Solo las ventas de su deportivo eléctrico Taycan multiplican por cuatro el total de envíos anuales de Ferrari.
Esgrimiendo argumentos para obtener una valoración de lujo, los asesores de Porsche señalan que vende 15.000 coches en la franja de precios de superlujo, similar a las ventas de Ferrari, y que tiene la intención de lanzar más modelos a este nivel.
Pero eso no convence a algunos analistas, que dicen que la pretensión de un fabricante de automóviles de alcanzar el estatus de lujo debería juzgarse por su modelo más barato, no por el más caro. Nadie considera a Ford, que fabrica el supercoche GT de 500.000 dólares (500.000 euros), una marca de lujo, argumentan.
La cuestión crucial es “cuánto hay que pagar para acceder a la marca”, señala Philippe Houchois, analista de automóviles de Jefferies.
Aparte del posicionamiento de la marca, hay otras grandes diferencias entre ambos.
Porsche, por ejemplo, ha dicho que tiene como objetivo un margen de beneficio de entre el 17% y el 19% a medio plazo, y más del 20% a largo plazo. Esto está muy lejos del margen del 25% de Ferrari en 2021, que afirma que quiere aumentarlo de nuevo esta década.
El grupo alemán también está muy por detrás de su rival en materia de gobierno corporativo.
Ferrari se gestiona de forma independiente con respecto a su antigua matriz Fiat y a la familia Agnelli, y cotiza en el mercado abierto.
En cambio, a los inversores minoristas sólo se les ofrece el 10% de las acciones de Porsche y no tienen derecho a voto. El 2,5% restante que se pone a la venta probablemente lo compre la Autoridad de Inversiones de Qatar, uno de los mayores accionistas de VW. Al mismo tiempo, a la familia Porsche-Piëch, que es el mayor accionista de VW, se le ofrece el 25% de las acciones con derecho a voto, lo que les devuelve el control directo que perdieron en 2012.
Por ahora, los inversores parecen convencidos hasta cierto punto.
Aunque los asesores esperan un descuento de entre el 30% y el 40% con respecto a la valoración de Ferrari, la salida a Bolsa de Porsche seguiría siendo una de las mayores de Europa, valorando el negocio en unos 80.000 millones de euros, por encima de empresas como Mercedes-Benz.