Los impuestos pueden drenar un 10% del beneficio de la banca europea
Credit Suisse estima que el coste medio de los gravámenes bancarios para la banca europea será del 10% de los beneficios antes de impuestos de 2022, según su estrategia bancaria publicada ayer, que analiza los países que prevén adoptar impuestos bancarios extraordinarios.
Al margen de las aportaciones al Fondo Único de Resolución y a los Fondos de Garantía de Depósitos, varios países ya tenían gravámenes bancarios, mientras que algunos tienen impuestos bancarios adicionales para ayudar a pagar la crisis del coronavirus y otros lo están considerando.
Solo España y Hungría tienen impuestos específicos para la banca, mientras que Francia ha topado las tarifas bancarias, Bélgica estableció aportaciones adicionales al Fondo de Garantía de Depósitos y Suecia cuenta con un “impuesto de riesgo” para entidades de crédito que grava el 0,05% de los pasivos.
Credit Suisse espera un nuevo anuncio por parte de la República Checa próximamente, aunque de momento descarta nuevas medidas en Reino Unido, Alemania, Países Bajos o Italia. Según sus cálculos, el coste medio de los gravámenes bancarios (incluyendo los impuestos bancarios y las aportaciones a los Sistemas de Garantía de Depósitos y al Fondo Único de Resolución) es del 10% de las ganancias antes de impuestos de 2022 y de 2023, frente al 9% de 2021.
España
En el caso de España, CaixaBank, Santander y BBVA destinarán conjuntamente 1.099 millones de euros en 2023 y 1.219 millones d en 2024 al pago del impuesto extra.
El informe calcula que BBVA pagará 280 millones por el impuesto en 2023 y 310 millones en 2024, lo que representa una carga fiscal bancaria (incluyendo las aportaciones al FDG y al FUR) del 8% del beneficio esperado para 2022 y 2023 antes de impuestos.
En CaixaBank, la carga fiscal será del 27% del beneficio de 2022 y del 15% del beneficio de 2023, con el pago de 479 millones por el impuesto extra el primer año y de 549 millones el segundo año.