Musk toma las riendas de Twitter y despide al CEO
El ejecutivo, que ha cerrado la compra por 44.000 millones de dólares, hace un guiño a los anunciantes para que no huyan de la plataforma.
Elon Musk ya es el dueño de Twitter. El magnate estadounidense, el hombre más rico del mundo, ha cerrado finalmente un acuerdo de compra de la red social por 44.000 millones de dólares poniendo así fin a una dura batalla corporativa que ha durado meses, que ha estado marcada por el cruce de acusaciones y demandas, y de la que Twitter sale debilitada.
La compañía solicitó ayer oficialmente a la SEC, el regulador bursátil estadounidense, su exclusión del parqué, y dejará de cotizar en Bolsa el próximo 8 de noviembre. La nueva condición de Twitter como compañía privada, tras nueve años cotizando, le da a Musk libertad para acometer cambios sin la presión de Wall Street.
Musk, que ayer se reunía con los empleados de la compañía, ha hecho gala en cuestión de horas de su nueva condición de dueño de Twitter despidiendo de forma fulminante a, por lo menos, cuatro altos directivos de la compañía, entre ellos el consejero delegado, Parag Agrawal, y el director financiero, Ned Segal, según publican varios medios estadounidenses. Musk, que también es CEO de Tesla y SpaceX, ha tomado las riendas de Twitter de manera temporal mientras busca a un nuevo consejero delegado para la red social. También se espera la disolución del actual consejo de administración.
“El pájaro está liberado”, tuiteó Musk, en referencia al conocido icono de la red. El empresario volvió a recurrir a su red social favorita, donde tiene 109 millones de seguidores, para dar la noticia. También compartió en su cuenta una carta abierta a los anunciantes, consciente de la necesidad de tender puentes con las marcas.
La publicidad es la principal fuente de ingresos de Twitter, puesto que supone el 90% de sus 5.000 millones de ventas anuales, y Musk necesita ganarse su confianza tras estos meses tumultuosos y después de que en el pasado se haya mostrado como un “absolutista de la libertad de expresión” dispuesto a limitar al máximo la moderación de contenidos.
El magnate dijo hace meses que era “reacio a eliminar contenido”, defendió que hay que “ser muy cauteloso con las prohibiciones permanentes” de cuentas y se mostró dispuesto a levantar la suspensión que pesa sobre el expresidente Donald Trump.
Sin embargo, los analistas han alertado de que muchos anunciantes podrían desertar de Twitter para evitar que su marca aparezca al lado de contenido dañino o en una plataforma sin control de la desinformación.
Guiño a los anunciantes
Ahora, Musk dice que Twitter no puede convertirse en “un infierno gratuito para todos, donde se puede decir cualquier cosa sin consecuencias”, y que “aspira a ser la plataforma publicitaria más respetada del mundo”.
El empresario hace un guiño a los anunciantes asegurando que “la publicidad, cuando se hace bien, puede deleitar, entretener e informar”. “Los anuncios que no son relevantes son spam, pero
los que son muy relevantes son contenidos”, añade.
En el pasado, Elon Musk dijo que su objetivo era que Twitter dependiera menos de los anuncios y abrazara un modelo de negocio donde tuvieran más peso las suscripciones. En 2019, aseguró que “odiaba la publicidad”, y en abril tuiteó que, si la empresa depende de los anuncios para sobrevivir, está dando más “poder a las corporaciones para dictar políticas”.
Sin embargo, Musk necesita a corto plazo que la publicidad funcione en Twitter, y precisamente en un momento muy complejo para este mercado, con anunciantes recortando gasto en márketing debido a la situación económica, como se ha visto en los recientes resultados de Google, Meta y Snap.
En su carta, Musk asegura que ha habido mucha especulación, “en su mayor parte equivocada”, acerca de su motivación para comprar la compañía e incide en que Twitter está llamada a ser esa gran “plaza pública” para la conversación donde se puede debatir libremente “sin recurrir a la violencia”. El empresario dice que no quiere ser el dueño de Twitter para ganar dinero sino “para ayudar a la humanidad, a la que amo. Y lo hago con humildad, reconociendo que hay una posibilidad real de fallar [...], a pesar de los esfuerzos”.
Queda por ver cómo logrará Musk articular un plan en el que pueda abordar las inversiones que requiere la plataforma para seguir siendo relevante, en un entorno de debilidad del mercado publicitario y con el lastre de los 12.500 millones de deuda. Los analistas esperan que acometa un drástico plan de recorte de plantilla. En junio, ya dijo que era necesario “racionalizar la plantilla”.
The Washington Post aseguró recientemente que Musk podría despedir al 75% de la fuerza laboral, aunque, según el diario Financial Times, el empresario ha negado esta información en reuniones informales que ha mantenido con los empleados en la sede corporativa de San Francisco.
Twitter ha solicitado formalmente su exclusión de Bolsa y dejará de cotizar el 8 de noviembre