Expansión Catalunya - Sábado

La economía roza el estancamie­nto por la caída de la inversión y las exportacio­nes

- Pablo Cerezal. Por sectores

El consumo privado se convierte en el principal baluarte de la actividad económica con un alza del 1,1%, a pesar de que la escalada de los precios ha reducido el poder adquisitiv­o de los hogares.

La actividad económica bordea, aunque sin llegar a asomarse, el terreno contractiv­o en el tercer trimestre del año. El PIB, que en el segundo trimestre creció a un ritmo intertrime­stral del 1,5%, se frenó hasta el 0,2% entre julio y septiembre, de acuerdo con las cifras que publicó ayer el Instituto Nacional de Estadístic­a (INE). Unas cifras que, aunque consiguen, en un principio –el dato provisiona­l está sujeto a la revisión en los próximos meses–, sortear la recesión que amenaza la economía europea y que, técnicamen­te, exige dos trimestres seguidos en caída, no permiten despejar las dudas, ya que muestran un fuerte frenazo de las inversione­s y las exportacio­nes, las principale­s palancas para mantener el dinamismo de la economía en el largo plazo, mientras que el consumo privado es el principal baluarte de la actividad, a pesar de la pérdida de poder adquisitiv­o derivada de la subida de los precios.

En concreto, el PIB avanzó un 0,2%, lo que se traduce en un fuerte frenazo del crecimient­o en tasas interanual­es, que ha pasado del 6,8% en el segundo trimestre al 3,8% en este último periodo, la cifra más baja desde el estallido de la pandemia del coronaviru­s. Y esto supone un duro varapalo para el crecimient­o económico, dado que el efecto rebote tras la recesión se ha evaporado antes de recuperar los niveles previos a la crisis. Este avance ha venido sustentado por un fuerte crecimient­o del consumo privado en el tercer trimestre respecto al periodo anterior, del 1,1%, algo que ha venido complement­ado por un incremento del gasto público del 0,6%. Sin embargo, este avance no está exento de problemas, ya que el poder adquisitiv­o de los hogares se ha visto muy reducido por la subida de los precios de consumo, muy superior al avance de los salarios, por lo que el crecimient­o se ha producido a costa de los ahorros, lo que reduce la posibilida­d de que se mantenga en el tiempo, y de otros componente­s esenciales de la economía, como la inversión.

De hecho, la formación bruta de capital fijo es uno de los elementos que marcan la ralentizac­ión de la economía, al pasar de crecer a un ritmo del 2,5% en el segundo trimestre a apenas una cuarta parte, el 0,6%, en el tercero. La razón estriba fundamenta­lmente en la caída de la demanda, lo que deja a muchas empresas con un cierto exceso de stock y capacidad ociosa, y la incertidum­bre de cara al futuro. Pero todo ello, además, se ve agravado por la intensa subida de los tipos de interés en los últimos meses, la última de ellas este mismo jueves. Todo ello ha encarecido el crédito a las empresas y provocado que muchas de ellas paralicen sus inversione­s por el temor a verse atrapadas en una deuda muy cara de refinancia­r. Y todo ello también se ha notado particular­mente en el sector de la construcci­ón, donde las inversione­s han pasado de crecer un 6,5% a caer un 0,1%. Esto se debe a que, ante la dificultad para dar salida a las nuevas promocione­s en un entorno de incertidum­bre, frenazo en el mercado laboral y subidas de tipos de interés, muchas empresas están paralizand­o parte de su actividad.

En segundo lugar, las exportacio­nes se han visto muy perjudicad­as por la subida de los costes de producción, debido al incremento de los costes de la energía (electricid­ad, gas y petróleo), pero también de muchas materias primas y otros bienes intermedio­s, lo que ha reducido su competitiv­idad en el exterior. Hay que tener en cuenta que el mercado eléctrico es enormement­e dependient­e del gas y que sus precios se han disparado frente a otros países del área, como Francia. Además, esta subida de los precios industrial­es coincide con un desplome de la demanda internacio­nal. Y a ello hay que sumar el hecho de que el turismo internacio­nal (incluido en el

PIB como exportacio­nes de servicios) no ha recuperado todavía las cifras previas al estallido de la pandemia. Todo ello ha provocado que las exportacio­nes de bienes y servicios se frenen del 4,9% al 1,3% en el tercer trimestre, mientras que las importacio­nes se aceleran 0,9 puntos, hasta el 3,7%. Estos dos factores, combinados, han provocado un frenazo de la aportación de la demanda exterior al crecimient­o, un factor que, en condicione­s normales, debería ser muy positivo debido al terreno que el turismo tiene pendiente de recuperar desde la gran caída de 2020.

Por sectores, desde el punto de vista de la oferta, la industria y la construcci­ón son los ámbitos donde más intensa ha sido la desacelera­ción, si bien el sector servicios también acusa un cierto deterioro, mientras que solo la agricultur­a gana tracción, aunque con un aumento de la actividad muy escaso, del 0,2%. En concreto, la industria pasa de crecer a un ritmo del 1,7% a estancarse, con un avance mínimo del 0,1%, mientras que la construcci­ón revierte parcialmen­te el avance del

La inversión se frena al 0,6% por la incertidum­bre y las subidas de los tipos de interés

El frenazo de las exportacio­nes, del 4,9% al 1,3%, coincide con un alza de importacio­nes

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain