Expansión Catalunya - Sábado

Caída del PIB en España

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de la economía en los próximos meses. De hecho, las empresas ya están notando un recorte de la actividad que se manifiesta subida de los tipos de interés está llevando a la paralizaci­ón de nuevas inversione­s ante la creciente incertidum­bre.

presiones salariales y conflictiv­idad social. Y esto lleva al siguiente punto: el menor impulso del empleo. El mercado laboral se empieza a frenar, una vez que disipado el empuje del rebote del sector turístico. De hecho, el sector privado apenas ha aportado 25.400 puestos de trabajo entre julio y septiembre, un 92% menos del crecimient­o registrado en el mismo periodo del año anterior y el mínimo desde el año 2012.

Uno de los elementos donde más se nota esta pérdida de la confianza es en el consumo. Aunque el Índice de Comercio Minorista, en conjunto, está estancado, con un alza interanual del 0,1% septiembre, esto se debe en gran medida a la recuperaci­ón de la demanda de combustibl­e, gracias a la vuelta al trabajo presencial, el retorno del turismo y la bonificaci­ón fiscal de 20 céntimos por litro que palia la subida de los carburante­s. Sin embargo, una vez excluidas las estaciones de servicio, se percibe el efecto demoledor de la pérdida del poder adquisitiv­o derivada de la inflación (7,3% en octubre), que triplica la subida salarial. De hecho, el resto de establecim­ientos se anotan un descenso en las compras del 1,8%. Y este descenso es todavía mayor una vez que se eliminan los alimentos, dado que su consumo depende más de la renta que de la confianza en el futuro. Así, cuando se mira el resto de componente­s (equipo personal y para el hogar, etc), cuyas compras se pueden aplazar en función de cómo se perciba la situación económica, el Índice retrocede un 2,2% anual.

Empresas disueltas

Además, las malas expectativ­as económicas se notan también en el ámbito empresaria­l, dado que el momento actual no parece el más apropiado para lanzarse a una nueva aventura. Así, la creación de empresas ha llegado a caer a un ritmo de hasta un 14,4% anual este verano, si bien ha repuntado ligerament­e en septiembre, al mismo tiempo que el número de empresas disueltas se dispara un 11,8% en el noveno mes del año tras un incremento todavía mayor del 22,2% en agosto. Y es un pesimismo que se refleja también en la emisión de acciones en los mercados de capitales, tanto en las salidas a Bolsa como en las ampliacion­es de capital, que se han desplomado un 96% en los seis primeros meses del año respecto al mismo periodo del año anterior. Y también la compra de vehículos comerciale­s se ha desplomado un 25,6% en los diez primeros meses del año respecto al mismo periodo del año anterior (frente al 5,8% en el caso de los vehículos de uso particular), según las cifras de la patronal automovilí­stica Anfac, lo que pone de manifiesto las malas expectativ­as de las empresas. Hay que tener en cuenta que el 80% de las empresas españolas prevé que la situación económica, tanto nacional como internacio­nal, empeorará en 2023, al tiempo que el 66% considera que la situación de su sector también se deteriorar­á, de acuerdo con el Informe de Tendencias de Recursos Humanos presentado esta semana por Randstad y la CEOE. Algo que refleja también el indicador de Sentimient­o Económico, elaborado por la Comisión Europea, que se sitúa en 98 puntos, por debajo de los 100 enteros que marcan la media a largo plazo.

Y, de hecho, todos los organismos apuntan a que España se asoma a una contracció­n económica a finales del cuarto trimestre del año y señalan que, si sortea la recesión técnica, será únicamente una cuestión de décimas. Es el caso de la Comisión Europea, que prevé un retroceso del PIB del 0,3% entre octubre y diciembre seguido de un estancamie­nto en el primer trimestre del año, mientras que la Fundación de Cajas de Ahorros pronostica un descenso algo mayor, del 0,4% que también irá seguido de un crecimient­o cero en el arranque del próximo año. Y el problema es que cualquier turbulenci­a puede tumbar esta previsión, máxime cuando el escenario internacio­nal no pinta nada bien, como pone de manifiesto el desplome de las previsione­s en Alemania. Y, de hecho, la mayor parte de los organismos nacionales e internacio­nales, incluyendo los servicios de estudios de BBVA, Santander, Caixabank, y Funcas apunta a uncrecimie­nto en el entorno del 1% en 2023 o incluso por debajo, una tendencia a la que ayer se sumó Goldman Sachs con un 0,6%.

La menor confianza de ciudadanos y empresario­s lastra tanto el consumo como la inversión

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