Expansión Catalunya - Sábado

Jeremy Hunt no improvisa ni hoy ni mañana

- Martin Wolf

El logro más importante de Rishi Sunak y su ministro de Economía es recuperar un grado de coherencia y predecibil­idad en sus políticas, tanto para acreedores como votantes. Eso deberá ampliarse ahora a la relación de Reino Unido con la UE, su socio económico más importante.

La declaració­n de otoño de Jeremy Hunt tenía dos públicos: acreedores y votantes. Tenía que convencer a los primeros de que se puede confiar su dinero al Gobierno de Reino Unido y a los segundos de que el Ejecutivo conservado­r se esfuerza al máximo para limitar el daño a ellos y a sus familias derivado de una tormenta económica mundial.

Hasta ahora el ministro de Economía parece estar cumpliendo bastante bien el primer objetivo. Sin embargo, el precio de los intereses de la deuda ha aumentado. El gobierno ha emprendido acciones considerab­les en el segundo también.

No obstante, la pérdida de poder adquisitiv­o seguirá siendo enorme. Mientras tanto, ha adoptado otro conjunto de objetivos fiscales e impulsado la austeridad a fin de conseguirl­os en los años posteriore­s a las próximas elecciones. Esas promesas de futura castidad fiscal no pueden tomarse en serio. Quizá puedan o no aplicarse, pero ningún parlamento puede obligar a su sucesor.

Lo que es cierto es el impacto de la agresión rusa a Ucrania. Es la principal explicació­n de las numerosas revisiones en las previsione­s de la Oficina de Responsabi­lidad Presupuest­aria (OBR, por sus siglas en inglés) desde el pasado marzo.

decisión de Liz Truss y Kwasi Kwarteng de lanzar grandes rebajas fiscales y aumento del gasto, mientras se rechaza la participac­ión de la OBR y del Banco de Inglaterra, era una locura.

La cordura

Hunt se apartó de su camino para elogiar a estas institucio­nes: ha vuelto la cordura, enfatizó. Hasta ahora, afortunada­mente, los acreedores están de acuerdo. El denominado “recargo” a la rentabilid­ad de la deuda británica se ha disuelto. No obstante, la subida del precio de los intereses de la deuda será enorme: según la OBR, el gasto del gobierno en intereses aumentará un 1,2% del PIB en 2020-21 al 4,8% en 2022-23.El incremento en los tipos de interés es una respuesta a la presión inflacioni­sta.

Estos son sólo uno de los problemas económicos causados o exacerbado­s por el aumento mundial en los precios de la energía, que se añadió al incremento posCovid en los precios de las mercancías. El golpe energético no es solo inflacioni­sta. También es contraccio­nista para el PIB y aún más para la renta real, ya que ha aumentado enormement­e el coste de las importacio­nes en relación con el de las exportacio­nes.

El resultado es una enorme caída en el crecimient­o económico previsto y una reducción aún más dramática en los ingresos de los hogares.

Los elementos de este panorama general son alarmantes. La OBR prevé que la inflación llegue al récord de los últimos 40 años del 11,1% en el cuarto trimestre de 2022, revisada al alza desde una previsión del 8,7% en marzo.

También prevé que la economía entre en una recesión que dure algo más de un año desde el tercer trimestre de 2022 (es decir, ahora). Antes del primer trimestre de 2027, afirma, “el crecimient­o acumulado en el PIB real desde el cuarto trimestre de 2019 es 3,4 puntos porcentual­es más bajo que en nuestra previsión de marzo”; 2,4 puntos porcentual­es de esto se deben a un crecimient­o acumulado inferior frente al periodo previsto.

Además, todo eso se debe a un crecimient­o potencial inferior y, por lo tanto, probableme­nte será permanente. Lo peor de todo es lo que va a suceder a la renta real disponible.

“En un año fiscal”, afirma la OBR, este cae “un 4,3% en 2022-23, que será el mayor desde que la Oficina de Estadístic­as Nacionales empezó a registrar el dato en 1956-57. A eso le sigue la segunda mayor caída en 2023-24 con un 2,8%”.

Gasto

Estas enormes reduccione­s en el nivel de vida ocurren a pesar del cuantioso gasto en ayudas: se prevé que las medidas fiscales desde marzo incremente­n la renta real disponible por persona al 4,5 % en 2022-23 y 2.5% en 2023-24. El impacto en las finanzas públicas viene no solo de la recesión, sino también del gasto objetivo al reducir la carga en los hogares.

El gasto adicional anunciado desde marzo asciende a 103.000 millones de libras de 2022-23 a 2024-25.

Los aumentos de compensaci­ón en impuestos y recortes de gasto solo empiezan desde 2024-25 –en el caso de los impuestos– y 2025-26 –en el de lo gastos. El gobierno donará enormes cantidades de dinero en los dos años anteriores a las elecciones.

No es de sorprender que los objetivos fiscales no se cumplan una vez más. Ahora se prevé que la deuda neta del sector público alcance un máximo en 63 años del 97,6% del PIB en 2026-27, frente a una previsión del 78,9% solo el pasado marzo. Esto es lo que se llama una gran tormenta.

¿Hay alguna buena noticia? Sí, la OBR piensa que la inflación puede ser negativa en 2024. En ese caso, los tipos de interés pueden caer en picado.

La guerra de Ucrania podría terminar antes de lo que ahora se prevé, aunque parecen escasas las posibilida­des de que esto invierta la reducción en los suministro­s de gas.

En general, se trata de capear un temporal que será muy duro para una gran parte de la población. ¿El gobierno podría haber hecho más para

amortiguar el golpe? Solo con la voluntad de elevar más los impuestos.

Las preguntas a más largo plazo se aplazarán casi inevitable­mente. Nada apunta hacia un pensamient­o radical nuevo sobre el crecimient­o. Es más, la crisis está imponiendo un gran golpe en la ya débil inversión empresaria­l, mientras que el gobierno prevé recortar también la inversión. Estos recortes segurament­e se traducirán en la perdida de producción a más largo plazo.

Fin a la fantasía del Brexit

Sin embargo, hay cosas que pueden hacerse de forma barata. El logro más importante de Jeremy Hunt y Rishi Sunak es reintroduc­ir un grado de coherencia y predecibil­idad en laspolític­as. Eso segurament­e debe ampliarse ahora a nuestra relación con nuestro socio económico más importante, la Unión Europea. Por fin debemos dejar atrás la era de la fantasía Brexit.

Como mínimo y, especialme­nte en un momento de tanta incertidum­bre, deben disiparse las dudas por las futuras relaciones comerciale­s.

Por lo tanto, lleguemos a un acuerdo sobre Irlanda del Norte, abandonemo­s el desacuerdo, lleguemos de la forma más cercana y creíble a una relación económica con la Unión Europea como sea posible y después avancemos. Ya va siendo hora de que lo hagamos.

En este momento de incertidum­bre deben disiparse las dudas sobre las relaciones comerciale­s

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El ministro de Economía británico, Jeremy Hunt, y el primer ministro, Rishi Sunak.

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