Música y tinieblas
Joaquín Sabina es un cantante excepcional que rompe moldes con un estilo estrictamente personal, un tipo capaz de mantener las esencias de su decir cantando desde en bares alternativos como la Mandrágora hasta en espacios multitudinarios como el Gran Rex bonaerense o la Plaza de las Ventas en Madrid. Sabina dice, cuenta e interpreta las canciones que además compone en solitario o en compañía de otros. Pocos cantantes logran fundir artista y canción como Sinatra, Aznavour, Piaff, Concha Piquer (magnífico, por cierto el libro que la ha dedicado Manuel Vicent), Modugno, José Alfredo Jiménez, Gardel, Billie Holiday… D. Joaquín, además, es un tipo culto que no se da importancia y poeta notable, criado entre clásicos, que es a lo que resuenan sus sonetos, un arte al alcance de pocos, en los que funde con talento lo popular con lo sofisticado. Finalmente, Sabina es un personaje, en el más noble sentido de la expresión, muy inteligente, muy vital, muy libre, con su atrezzo, su aura canalla madrileña, sus leyendas, su estilo de irredento de los Dean, Dylan, Montand e tanti tutti, un transgresor al que se le perdona porque es sincero y sin imposturas que te llega directamente.
Sintiéndolo mucho, el documental sobre Joaquín Sabina es muy bueno. Fernando León de Aranoa –sin duda, es su mejor trabajo junto a su magnífico debut con Familia– ha seguido a Sabina durante casi una quincena de años. Es su amigo y Sabina le ha dejado manos libres tanto en su intimidad como en su exposición pública y León de Aranoa ha sabido ser leal a esa entrega del cantante. Para empezar ha huido de tópicos, de planteamientos clásicos del documental biográfico o de homenaje, evitando la hagiografía o el caudal de testimonios que casi siempre suenan a estereotipos. Los formatos visuales muy diversos dan a la película un estilo de fisicidad, de no manipulación, de libertad creativa, de frescura, de inmediatez. Es también una película eufórica que no niega los rincones oscuros, una afortunada mezcla de cualquier musical, con pizcas de comedia loca o imprevisto melodrama. Es la visión de un artista amigo pero sincero. Un recorrido por la vida de Joaquín Sabina en el que se nos muestra sin cesuras ni esquizofrenias al hombre y sus circunstancias y al artista; todo en uno. León de Aranoa huye de antologías. Es una crónica de instantes y a la vez la mirada impresionista, con el relajo de un pintor en vacaciones, sobre un artista, un hombre singular, que solo puede explicarse con imágenes que parecen palabras y con palabras que se disuelven en imágenes, desgarra
El documental de León de Aranoa sobre Sabina es magnífico mostrando al hombre y sus circunstancias
A ‘As Bestas’ le sobra metraje, encorsetamiento de personajes, rabia y desarrollo de la trama
das, melancólicas, esquivas, poéticas, arrabaleras, sinceras. Si se animan a ver Sintiéndolo mucho, ya les advierto que procuren hacerlo en un cine, se disfruta más del formato tan brillante en su diversidad de León de Aranoa, van a pasar en compañía de Joaquín Sabina 19 días y quinientas noches inolvidables.
Rodrigo Sorogoyen es uno de los cineastas más respetados por la crítica, probablemente junto con Alberto Rodríguez, de este país. Sorogoyen, junto con su guionista Isabel Peña, a la que creo que hay quedarle buena parte del impacto que producen sus trabajos en la crítica, y en los espectadores, construyen rigurosamente sus películas. Sus guiones, muy orientados a tomarle el pulso a un mundo y a unos seres humanos no muy luminosos ni recomendables, se orientan siempre a un mensaje claramente político, un adjetivo que nunca posee un significado de militancia pero sí de una ideología claramente marcada por la denuncia a un sistema, el que vivimos, que no le gusta un pelo. Su visión de la corrupción política, y apuntaba al PP valenciano, en El reino, era muy clara e implacable , y revestida de thriller de investigación, el formato no disimulaba ese horizonte de denuncia. De igual manera que la serie Antidisturbios se adentraba en el corazón de la psicología y conflictos humanos de una unidad policial de choque que, en general, no salía muy bien parada en el juicio moral. En todo caso es innegable que Sorogoyen y Peña construyen personajes y situaciones muy poderosos dramáticamente y que el cineasta no es menos poderoso en su capacidad de trasfundir visualmente sus guiones.
As Bestas, coproducida con productoras francesas, y que está funcionando muy bien en taquilla, cuenta la historia de un choque brutal de culturas, de personalidades en un cerrado mundo rural gallego. La hostilidad frente a la pareja de franceses llegados con un proyecto de cambio de vida, de rumbo existencial, a ese mundo hundido en ancestrales oscuridades, es una suerte de metáfora de tintes nietzscheanos con muy claras referencias a Perros de paja, la desgarrada película de Sam Peckinpah, un cineasta violento, poético y romántico de choque muy alejado de Sorogoyen. A As Bestas, visualmente muy potente y con un primer tercio notable, le sobra metraje, 137 minutos, rabia, encorsetamiento de personajes y desarrollo de la trama. Una película tan oscura, tan sin salida, atroz en muchos momentos, sin esperanza, no va más allá de una irregular crónica de sucesos con pretensiones.
y de También habrá un diálogo entre Guillermo Heras, Juan Mayorga, la traductora Amalia Pérez de Villar y el profesor Antonio Rivera.
GOURMET
Barceló Imperial celebra su 40 aniversario creando una experiencia gastronómica junto a Saddle. Hasta el 27 de noviembre el restaurante madrileño con estrella Michelin contará con un menú especial (150 euros) maridado con cócteles creados por Gabriel Dávila con las referencias prémium de esta marca de ron. El menú consta de entrante, primero, plato principal, postre y cuatro cócteles.