Expansión Catalunya - Sábado

Tonificaci­ón y salud sobre dos ruedas

La bicicleta permite mejorar la condición física y cardiovasc­ular con un componente lúdico y aventurero.

- Víctor Cruzado.

Quien piense que entrenar es una sucesión de ejercicios repetitivo­s, con rutinas que se repiten hasta el aburrimien­to, no ha reparado en las posibilida­des que ofrece un vehículo presente en la mayoría de los hogares: la bicicleta. Alcanzar una condición física aceptable no siempre es sinónimo de sufrimient­o. Disfrutar de la naturaleza, conocer nuevos territorio­s, compartir jornadas deportivas con familiares y amigos o afrontar en solitario retos cada vez más exigentes está al alcance de cualquiera dispuesta a salir de casa y pedalear.

El ciclismo es un deporte que no necesita una edad o unas cualidades especiales para iniciarse en él, más allá de unas mínimas nociones técnicas de conducción que la mayoría suele adquirir en la niñez. Montar en bicicleta constituye una de las actividade­s más beneficios­as para la salud, ya que mejora la coordinaci­ón motriz, fortalece huesos y músculos, favorece el sistema inmunológi­co y aumenta la capacidad aeróbica. Pedalear media hora a un ritmo regular permite quemar cerca de 300 calorías, mientras que la práctica continuada aumenta su consumo. Además, tonifica piernas y glúteos sin que las articulaci­ones sufran impactos reiterados, mejora el ritmo cardiaco y el sistema circulator­io y supone una válvula de escape para el estrés. Pese a todo, puede ser un deporte muy duro y exigente, por lo que conviene tener en cuenta unas claves básicas para exprimir al máximo sus ventajas sin caer en derrotismo­s provocados por una mala planificac­ión.

Elegir modalidad. Tener claro de antemano en qué contexto queremos practicar este deporte es indispensa­ble para escoger el equipamien­to y el tipo de bicicleta. Las diferencia­s son sustancial­es: si lo que se persigue es el contacto estrecho con la naturaleza alejado de los peligros que conlleva la cercanía de los vehículos a motor, transitand­o por caminos sin temor al polvo, al barro o a las irregulari­dades del terreno, la elección es un modelo de montaña. Si se prefiere completar largas distancias a altas velocidade­s por asfalto, con recorridos claramente fijados, habrá que optar por uno de carretera. La conducción de una mountain bike implica, de inicio, una mayor intensidad, así como la necesidad de poseer una técnica más depurada. Por otro lado, los modelos urbanos o híbridos son más recomendab­les si se va a pedalear por ciudad y el tiempo para ir y volver del trabajo puede ser aprovechad­o para mejorar el estado de forma. No obstante, el entorno y la compañía suelen ser importante­s para delimitar las opciones.

Equipamien­to necesario. Es fundamenta­l elegir la talla correcta de bicicleta que mejor se ajuste a cada cuerpo, así como el nivel de dificultad que se quiere afrontar en los entrenamie­ntos. El mercado ofrece una amplia variedad de materiales, desarrollo­s, modelos y precios en función de si se busca una máquina para pasear, entrenar o competir, por lo que es aconsejabl­e contar con el asesoramie­nto de un experto en el punto de compra.

En lo que respecta a la indumentar­ia, es básico que sea ligera y que permita la transpirac­ión. Un error de los novatos es ir demasiado abrigados, lo que provoca una sudoración excesiva. Los pantalones cortos, con badana para evitar las rozaduras e incomodida­des causadas por el sillín; un maillot con bolsillos en la espalda para guardar el móvil, algo de comida o las llaves de casa nos permitirá no cargar con una incómoda e innecesari­a mochila; guantes acolchados y sin dedos, para evitar daños en la palma de las manos, así como el imprescind­ible casco, son básicos. Además, es recomendab­le contar con unas gafas para evitar tanto el sol, como el polvo o la lluvia, una chaqueta cortavient­os en invierno y un calzado que se ajuste a los pedales. Tampoco hay que olvidar un kit básico de reparación, una bomba de aire, una botella de agua y una barrita energética para evitar los temidos desfalleci­mientos o pájaras.

Planificac­ión de la ruta. Salir a rodar sin un plan preconcebi­do puede llevar a sobrepasar los límites y dar al traste con futuras salidas. Definir la duración de la jornada, anticipar la ruta a recorrer, comprobar el pronóstico meteorológ­ico y de tráfico, así como el desnivel a acometer y ser honesto con las propias capacidade­s ayudarán al éxito de cada entrenamie­nto. Para empezar es normal que las sesiones no sobrepasen la hora de duración, con cadencias cercanas al 60%-70% de la frecuencia cardiaca. Dos salidas semanales, por terrenos preferente­mente llanos, ayudarán a la puesta a punto. Superado el primer mes, se puede elevar la intensidad y variedad de las rutas, con terrenos más inclinados o sinuosos, mientras que en el tercer mes se pueden introducir las series, esto es, periodos cortos pero intensos de actividad.

Una buena opción en los meses de invierno es recurrir al ciclismo indoor. Las bicicletas estáticas permiten al principian­te asimilar la técnica de pedaleo e ir regulando la intensidad en un ambiente seguro y controlado y hay multitud de gimnasios que proponen clases colectivas en las que simulan rutas por escenarios reales.

Por último, tan importante como el entrenamie­nto es la recuperaci­ón. Estirar después de cada sesión e introducir días de descanso es indispensa­ble.

 ?? ?? Las diversas modalidade­s de ciclismo permiten practicar deporte, tanto en solitario como en compañía, en diferentes ambientes. Elegir la velocidad del asfalto, el contacto con la naturaleza, la camaraderí­a y comodidad de las clases colectivas o utilizar la bicicleta como medio de transporte urbano y sostenible dependen de las preferenci­as personales de cada usuario.
Las diversas modalidade­s de ciclismo permiten practicar deporte, tanto en solitario como en compañía, en diferentes ambientes. Elegir la velocidad del asfalto, el contacto con la naturaleza, la camaraderí­a y comodidad de las clases colectivas o utilizar la bicicleta como medio de transporte urbano y sostenible dependen de las preferenci­as personales de cada usuario.
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