Expansión Catalunya - Sábado

La millonaria del crecepelo

Se salvó por poco de ser esclava y, a cambio, creó un imperio de la cosmética cuyas ramificaci­ones aún perduran. Apoyada en técnicas pioneras de venta, ha pasado a la historia por ser la primera millonaria de raza negra. Dejó huella por...

- Clara Ruiz de Gauna. Madame C.J. Walker

Podría ser esta historia un cuento de Navidad. La fábula de una hija de esclavos con el universo en contra que creó un imperio de la cosmética y se convirtió en la primera millonaria de raza negra de la historia estadounid­ense.

Este cuento tiene toda la magia de la Nochebuena pero, en cambio, es tan milagrosam­ente real como lo fue la América de los sueños cumplidos.

Sarah Breedlove, conocida como Madame C.J. Walker, se benefició de un olfato empresaria­l inédito para crear hace más de un siglo a partir de un crecepelo una gran empresa con ventas de medio millón de dólares al año y una amplia red de ventas en Estados Unidos y en el exterior.

Madame Walker se salvó por poco de trabajar en la misma plantación de Delta, una pequeña villa del estado de Luisiana, donde vivían como esclavos sus padres y hermanos. Su porvenir inmediato no fue, sin embargo, más esperanzad­or que los campos de algodón. Sarah Breedlove se dejaba la espalda como lavandera hasta que tuvo la determinac­ión de cambiar su destino. Para entonces, tenía apenas 20 años, una hija de 2 años y era viuda.

Sus hermanos trabajaban en una barbería en San Luis, donde Sarah Breedlove decidió instalarse. Allí, adquirió conocimien­tos sobre productos destinados a resolver los problemas capilares que sufrían los afroameric­anos.

Así que se decidió a lanzar sus propias cremas. El siglo XX estaba estrenándo­se y Sarah Breedlove se casó con un avispado vendedor de publicidad para periódicos, Charles Joseph Walker, que le dio una batería de consejos comerciale­s y el nombre que le hizo famosa: Madame C.J. Walker.

Comenzaron entonces a asentarse los cimientos de Madame C.J. Walker Manufactur­ing Company, que se lanzó oficialmen­te en 1910. Las bases del imperio se apoyaron en su producto estrella, el Wonderful Hair Grower; en una estudiada red comercial que incluía tanto salones de belleza como la venta por correo; originales técnicas de márketing; y un ejército de vendedores a los que Madame Walker entrenaba con fruición y a los que premiaba por su desempeño. Consolidad­os los números de la compañía, Madame Walker entendió la importanci­a de la influencia y del poder social, lo que le hizo involucrar­se en numerosas causas filantrópi­cas y políticas. Este papel de activista catapultó su fama y, por ende, las ventas de The Walker Company. La empresa siguió operando durante décadas, incluso tras la temprana muerte de su fundadora, hasta que cerró sus puertas en 1981. La marca Madame C.J. Walker aún existe de la mano de Sundial Brands, hoy filial de Unilever, que compró los derechos en 2013.

Su agudo olfato empresaria­l le ayudó a detectar herramient­as clave para convertir una pequeña compañía en un imperio. Creó una compleja red de ventas, formó con precisión a sus vendedores y se lanzó a los mercados exteriores. Jugó la baza de la filantropí­a y la política para potenciar la infuencia de su negocio y de ella misma, hasta convertirs­e en la primera afroameric­ana millonaria de la historia.

 ?? ?? Sus padres y hermanos eran propiedad de una plantación, pero ella nació justo después de la abolición de la esclavitud. Trabajó en la barbería de sus hermanos y como lavandera. Vendió productos cosméticos a comisión hasta que lanzó su propia empresa.
Sus padres y hermanos eran propiedad de una plantación, pero ella nació justo después de la abolición de la esclavitud. Trabajó en la barbería de sus hermanos y como lavandera. Vendió productos cosméticos a comisión hasta que lanzó su propia empresa.
 ?? ?? Líder afroameric­ana.
Líder afroameric­ana.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain