Frenazo económico: la economía solo creció una décima en verano
A la revisión a la baja hecha por el INE se suma también la revisión al alza de los dos primeros trimestres del año, que eleva el tamaño del PIB un 0,6%.
El frenazo de la economía en el tercer trimestre del año habría sido algo mayor de lo esperado, lo que significa que la recuperación del turismo es algo limitada y que el consumo acusa un fuerte impacto por la subida de los precios. Todo ello aplana la tendencia del PIB, lo que dificulta la continuidad del crecimiento durante el cuarto trimestre de este año y el primero del próximo, si bien hay que tener en cuenta que en paralelo el Instituto Nacional de Estadística (INE) también ha elevado el cálculo del PIB en el primer y el segundo trimestres, lo que significa que el crecimiento interanual tanto del tercer trimestre como del conjunto del año se ve ligeramente incrementado.
En concreto, el INE revisó ayer a la baja el avance del PIB en el tercer trimestre del año, debido tanto a la debilidad del consumo como a la de las inversiones. Así, el consumo de los hogares prácticamente se estancó, con un incremento de apenas un 0,1% entre julio y septiembre (un punto menos de lo calculado inicialmente en octubre), mientras que la formación bruta de capital fijo cayó un 0,1% (en lugar de crecer un 0,6%).
Esto se debe a cuatro elementos clave, dos que afectan al consumo y otros dos que lastran la inversión. Por un lado, la subida de precios, que provocó una fuerte merma del poder adquisitivo de las familias; por otro, a que el turismo internacional todavía no ha recuperado los niveles previos a la crisis (y, aunque buena parte del gasto turístico extranjero computa como exportaciones, los visitantes también pueden hacer la compra en supermercados o adquirir ropa, que computan dentro del consumo interno). Por otro lado, la elevada incertidumbre en torno a la economía y las subidas de tipos de interés han afectado a las inversiones empresariales.
A ello hay que sumar que las exportaciones, a pesar de crecer a un ritmo del 1,5%, tampoco han logrado tirar del carro debido a que el incremento de las importaciones ha sido todavía más intenso, del 3%. Esto se debe por un lado al enfriamiento del comercio global, debido a las sanciones y contrasanciones rusas y a la paralización de la economía china por la política de covid cero, y por otro al encarecimiento de los productos importados, como es el caso del petróleo, el gas, otras materias primas y determinados bienes industriales. Todo ello ha rebajado la aportación del sector exterior al crecimiento, si bien esta sigue siendo positiva en términos interanuales gracias a la recuperación del turismo frente a los niveles mínimos de 2021.
También el mercado laboral registra un cierto enfriamiento. Por un lado, el número de ocupados crece a una velocidad del 3,3% anual, la misma que la del segundo trimestre, pero tanto las horas trabajadas como los salarios se han ralentizado. En concreto, los puestos de trabajo equivalentes a tiempo completo frenan del 5,2% anual en el segundo trimestre al 2,9% en el tercero; por otro, la remuneración total de los salariados se modera del 7,7% al 5,3%. La ralentización de las horas de trabajo se puede deber a que, ante la incertidumbre sobre la futura carga de trabajo y la necesidad de digerir el exceso de inventarios de productos terminados en los almacenes, muchos empresarios han optado por formalizar muchas de las nuevas contrataciones a tiempo parcial, mientras que el menor avance de los salarios se debe principalmente a la ralentización de los contratos y también a la dificultad de las empresas para elevar los salarios al ritmo del IPC por el aumento de los costes energéticos y de otros insumos.
Tendencia
Con ello, este frenazo complica la evolución de la economía en los próximos meses. A pesar de que la revisión, en conjunto, implica que la economía actualmente tiene un mayor volumen que la estimada hace dos meses, también significa que el frenazo ha sido bastante más intenso, al pasar de un crecimiento del 2% entre abril y junio a prácticamente rozar el estancamiento en el trimestre posterior. Y eso supone una menor inercia para el cuarto trimestre y para el arranque del próximo año.
Hay que tener en cuenta que muchos indicadores se proyectan hacia el futuro. Por ejemplo, los empleos creados en un momento suponen un mayor consumo en el futuro, mientras que las inversiones suelen ser el germen de nuevas contrataciones. Y las previsiones de la Comisión Europea apuntan a un retroceso del PIB del 0,3% entre octubre y diciembre que iría seguida de un estancamiento en el arranque del próximo año, una evolución que ahora se puede agravar.
Con todo, el cómputo anual arroja un mayor optimismo. De hecho, la vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Economía, Nadia Calviño, señaló que los datos conocidos ayer “apuntan a un crecimiento claramente superior a lo previsto”, además de que muestran que “la economía española se mantiene en una senda de fuerte recuperación” y “está resistiendo bien incluso en un contexto internacional tan complejo”. Así, el avance interanual de la economía española supera en casi un punto al de la eurozona, incluyendo a todos los grandes países miembros. Por ello, añadió que la revisión al alza del PIB, en tasa interanual “se debe a un comportamiento mejor de lo previsto, tanto del consumo como de las exportaciones”. Hay que tener en cuenta que el crecimiento interanual tras la revisión se sitúa en el 7% en el primer trimestre del año, en el 7,6% en el segundo y en el 4,4% en el tercero, lo que significa que la actividad económica entre julio y septiembre queda un 0,6% por encima de la estimación anterior. Todo ello eleva los pronósticos de crecimiento para el conjunto del año, cuando el PIB podría crecer hasta un 5% respecto a 2021, frente al 4,5% previsto anteriormente. Con todo, el PIB sigue un 1,4% por debajo de las cifras precrisis.
La menor inercia entre julio y septiembre limita las expectativas para el cierre del año
El consumo privado crece un 0,1%, un punto menos de lo previsto, mientras que la inversión cae