El futuro tras Avatar
hopf, un dulce navideño alsaciano.
Por su parte, Grupo La Ancha (Fismuler, Las Tortillas de Gabino y Molino de Pez) estrenó en septiembre The Omar, bistró y obrador de panadería en el hotel Thompson, en la Plaza del Carmen.
con los panaderos Alberto Checa y Laura Belza y la repostera Sara Gutiérrez, acaban de lanzar un roscón de masa brioche, que se puede encargar o comprar in situ hasta el 7 de enero, con un precio de 35 euros (700 gramos), y varios rellenos como Dulce de leche, sésamo, avellanas y almendras tostadas.
de Grupo Gastroportal, de Carlos Bosch, vende vía online y en sus espacios de Madrid y Alicante turrones de productores alicantinos, dentro de su selección de productos gourmet. En
primera sede española del grupo fundado por Joël Robuchon (chef francés fallecido en 2018), despachan dulces navideños, como el roscón por 22 euros, con alternativa de rellenos como nata, praliné o pistacho (28).
El grupo francés despacha Roscón de Reyes con relleno de ricotta en sus restaurantes Bel Mondo y Villa Capri, mientras lo vende con pre-order desde el 26 de diciembre para envíos a domicilio o recoger en uno de sus espacios (34 euros, con peso de un kilo). Mientras, la plataforma de servicios gastronómicos para empresas
Bar Manero, Madrid, Nino Redruello, Robuchon Big Mamma Fudeat,
start up impulsada por Borja Boada, ha fichado este año a María Lo, ganadora de la décima edición de MasterChef, para firmar una edición limitada de roscón de té matcha.
Reposteros‘top’
Chefs y restaurantes –como los citados– que han entrado en el negocio de la Navidad dulce compiten en el mercado gastronómico con prestigiosos pasteleros, que, en algunos casos, son expertos en firmar postres de restaurantes, pero, a la vez, capaces de idear productos para vender en épocas como estas fiestas. Es el caso de
cuya colección dulce va más allá de El Celler de Can Roca. Panetones, turrones como el de habas de cacao (13,50 euros), Tronco de Navidad, bombones con forma de árbol de frutos secos o chocolate… –además de sus ya famosos Calendarios de Adviento–, se pueden encontrar –además de online– en su heladería-repostería Rocambolesc y en su obrador de chocolate Casa Cacao, con tienda en Gerona y, esta Navidad, con pop up en Mandarin Oriental Barcelona.
Tras trabajar hasta 2020 con Albert Adrià en elBarri, se independizó y creó I+Desserts, firma de consultoría en cocina dulce, desde donde puede crear los postres de espacios de alta cocina sin que su nombre salga a relucir –a veces, sí, como es el caso de Aponiente, donde Ángel León trabaja abiertamente con Gil en el diseño de la parte golosa de su menú degustación)–; y, además, lanza líneas pop up como la colección Xok Turrones, que en 2022 cumple tres años. ¿Son los turrones más creativos y artísticos del mercado español? Por 19,50 euros cada uno, surgen piezas como Candle, con forma de vela de gianduja de miel con chocolate blanco y tofe de miel; Snowman, de carrot cake; o Gingerbread Man, de galleta de jengibre. Además, firma el Troncottone, en colaboración con L’Atelier Barcelona –pastelería de Eric Ortuño y Ximena Pastor, con el premio al Mejor Panetone Artesano de Chocolate de 2022– en beneficio de la Fundación Elena Barraquer.
Roca, Jordi David Gil
¿Innova algo la segunda entrega de Avatar: El sentido del agua? La respuesta es que nada sustancial, pero lo cierto es que guste o no la decisión de James Cameron de prolongar la saga, la nueva entrega implica, sin duda, algo más que una marketiniana apuesta para poner en marcha la máquina de hacer dinero, un fin que en todo caso siempre, en el cine al menos, no deja de ser incierto, aunque en este caso la expectación creada junto con la penuria de grandes estrenos está ayudando a que la empresa se salde con buenas taquillas.
Vayamos por partes. En primer lugar, la configuración dramática, la estructura narrativa de Avatar, apenas ha evolucionado. La razón es doble. De un lado, la mayor parte de los espectadores se enganchan con los recuerdos de la primera. Destruir ese ecosistema narrativo es una apuesta muy arriesgada y que casi siempre sale mal. El ejemplo contrario es el segundo episodio, en la cronología de Lucas el episodio 5, de Star Wars, El Imperio contrataca, en el que sobre la base del primero, la narrativa se tornaba novedosa y más compleja. Para ello tienes que contar con la colaboración de guionistas como Lawrence Kasdan, a punto de convertirse en guionista-director de éxito como Fuego en el cuerpo y Reencuentro, y la veterana Leigh Brackett, habitual guionista de Hawks en El sueño eterno, Rio Bravo o Eldorado. O contar con la ambiciosa alianza de Coppola con el escritor Mario Puzo para hacer girar todo el universo de El Padrino sobre la shakespeariana, y hamletiana, figura de Michael Corleone en la extraordinaria continuación El padrino 2.
No es el caso de Avatar en el que los movimientos de novedades narrativas implican meros desarrollos de lo que ya conocemos, de buena factura pero nada novedosos. Personalmente, creo que las reflexiones que la película de James Cameron pueda sugerir sobre un futuro humano en el que las barreras de especie, la ecología y el capitalismo corporativo depredador y sus daños, centren los problemas y debates, no dejan de ser, en mi opinión, más bien la habilidosa carcasa de la trepidante acción audiovisual que se nos presenta a la vista para nuestro disfrute. El fondo de lo que nos cuenta Avatar reposa sobre un lecho de cuentos y sagas de todo tipo con un cierto barniz, inevitable, todo está inventado, de referencias homéricas. El combate de los menos contra los poderosos, el liderazgo del héroe, la idea de la destrucción de un mundo amenazado por su marginalidad y bondad, la familia o la tribu o la especie, como vehículo para expresar todo ello. Jake Sully (Sam Worthington) se convirtió en un Na’vi, se unió con Neytiri (Zoé Saldanha) y formaron una familia, pero del pasado regresa una némesis, un malvado enemigo, que pone en peligro el paradisíaco universo de Pandora. Se convertirán, por culpa de una corporación terrícola que ambiciona sus tesoros acuáticos. Huyen, se exilian, acogidos por el clan de los Metkayina, que viven junto al océano. Créanme, sin el genio de J.R.R. Tolkien, capaz de sintetizar miles de sagas, cuentos, leyendas, libros sagrados y lenguajes en El Hobbit,y El Señor de los anillos, la mayor parte de guionistas y cineastas lo habrían tenido muy difícil.
Un paso más
Por otra parte, la configuración de Avatar es la de una superproducción, como en su tiempo lo fueron, cada uno en su estilo, Los Diez Mandamientos, La vuelta al mundo en 80 días, Cleopatra o La caída del Imperio Romano. David Lean en Lawrence de Arabia o Doctor Zhivago, jugaba en otra liga, de más clase, complejidad y ambiciones artísticas. Al apostar por la tecnología 3D, que posiblemente Cameron haya llevado casi a su límite actual, la estructura dramática y narrativa de la película se desliza y es subsidiaria del espectáculo, ciertamente fascinante y seductor, de la concepción visual, grandiosa, estéticamente muy sofisticada, que el cineasta y su equipo de técnicos, que atrapa y golpea la atención de los espectadores. Creo que una de las relativas novedades de esta segunda entrega es que Cameron y su equipo tecnovisual han profundizado en concepciones visuales cada vez más pictóricas en las que la virtualidad de los efectos visuales se deflacta hacia un mestizaje de cine, cómic, pintura y juego audiovisual. Estamos más allá de la tradición del cine. La grandiosidad de la empresa es evidente y posiblemente rinda beneficios porque resulta muy difícil no engancharse con este supercuento que es esta segunda entrega de Avatar.
Se ha hablado de George Meliès como el hilo del que tirar para encuadrar una tradición de gente del cine, mucho más que cineastas o directores capaces de concebir el cine, las películas, más allá de sus límites de contar historias con imágenes que emocionen a los espectadores. Deslumbrarles más que conmoverles, extender el concepto de magia visual que siempre subyace en el cine a una idea global de un espectáculo total que solo puede ofrecer el cine. Esa, creo, es la idea de Cameron con Avatar: El sentido del agua, y ese, y no otro es el terreno crítico en el que juzgar la película.
James Cameron ya tiene lista la tercera entrega y trabaja en una cuarta y en una quinta. No está mal que el sudor se conjugue con la imaginación y los sueños.
Desde un punto de vista visual y técnico, la película es extraordinaria y es difícil no engancharse a ella
James Cameron ya tiene lista la tercera entrega y trabaja en una cuarta y en una quinta