Desafíos de la Bolsa para 2023: los mercados seguirán el compás de la guerra
Partamos de la premisa de que hacer un pronóstico de lo que va a ocurrir en 2023 es más o menos como lanzar una moneda al aire ¿Por qué digo esto? En la historia reciente de la Bolsa, los grandes movimientos y tendencias han sido provocados por situaciones puntuales sobrevenidas. ¿Quién nos iba a decir que un virus iba a destrozar la economía? ¿Quién nos iba a decir que Rusia iba a invadir Ucrania?
Hacer pronósticos cuando esta última circunstancia sigue latente es descabellado. ¿Va a ceder Rusia en su empeño de controlar Ucrania? ¿Va a utilizar algún arma de naturaleza nuclear? ¿Escalará el conflicto o se llegará a una solución negociada que acepten ambas partes? Las respuestas posibles a estas preguntas cambiarían, sin duda, el escenario económico venidero.
La clave de lo que está pasando ahora mismo desde un punto de vista estrictamente económico se llama inflación, porque todos sabemos que el incremento de precios está en unos niveles exacerbadamente altos, lo que está condicionando de una manera importante la política monetaria de todos los bancos centrales.
Venimos de cerca de 14 años de tipos de interés muy bajos, cercanos al 0%, haciendo irrelevante prácticamente el coste de la deuda tanto a particulares como a empresas, pero también a los Estados, que han incrementado notablemente su volumen de endeudamiento para salir de esta crisis. Basta mencionar como ejemplo que Estados Unidos pagaba hace un año su deuda pública a diez años por debajo del 1% y ahora está cerca del 4%.
Esta situación de tipos de interés comparativamente altos está desde luego haciendo daño a la economía, sobre todo desde el punto de vista de las familias, puesto que el encarecimiento de sus cargas financieras está haciendo que su renta disponible se vea muy reducida. En las empresas también tiene su efecto negativo esta subida de tipos.
Sumémosle que durante todo 2022 el coste de la energía ha subido de manera muy importante, y por ende también lo ha hecho el precio de la cesta de la compra de productos básicos, lo que hace que el consumidor privado (cerca del 70% del PIB) no tenga la misma capacidad de gasto que durante 2021.
Las empresas también están sufriendo este encarecimiento de los costes, por lo que su capacidad de inversión se está viendo reducida, al tiempo que sus beneficios. Esto hace que en muchísimos casos (fundamentalmente, pequeñas y medianas empresas) no se puedan aumentar los sueldos, lo que permitiría a sus empleados mantener el poder adquisitivo.
Llegados a este punto, lo único que podemos hacer es plantear los distintos escenarios futuros que podrían condicionar la evolución de la economía y, a su vez, el impacto en las Bolsas globales.
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Primer escenario: Rusia desiste de su invasión
El mejor, sin duda, porque eso haría que el precio de la energía y de muchos productos alimentarios cuyos precios se están viendo afectados por este conflicto se deslizara fuertemente a la baja. Esto supondría que la inflación frenaría su escalada, y la política monetaria cambiaría drásticamente su rumbo. Yo no descarto que, si esto se produce, los bancos centrales incluso bajen sus tipos de interés. Por descartado, la Bolsa, que anticipa la situación económica, subiría fuertemente, y los bonos público también volverían a los niveles previos. ⯈
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Segundo escenario: La invasión continúa
Más o menos como lo que está ocurriendo ahora. Sin grandes noticias, pero con un mantenimiento de la energía y de muchos productos alimentarios en precios altos. La situación de los mercados se mantendría invariable, con una pesada volatilidad que ahuyenta a los inversores a largo plazo. Veríamos lateralidad, condicionada fundamentalmente por acontecimientos puntuales y por la tendencia de los precios energéticos, lo que mantendría una política monetaria restrictiva, que no es buena para la economía, por lo que he comentado antes en relación con la disminución paulatina de la renta disponible de los consumidores.
Tercer escenario: La invasión se recrudece
Sería el peor de los escenarios, pues mantendría la inflación elevada, por lo que seguramente veríamos tipos de interés muy altos y nos llevaría a un escenario muy negativo para la economía global, pero especialmente en Europa.
No podemos descartar ningún escenario, por lo que no voy a hacer ninguna apuesta sobre cuál de estos es el que va a ocurrir. Espero y deseo que sea el primero, y que pronto volvamos a la situación económica de 2019, que es lo que todos deseamos. De lo contario, los beneficios empresariales se resentirán, y las Bolsas lo descontarán en sus precios.