Europa se inquieta con los subsidios de Biden
Los líderes europeos asistentes al Foro de Davos esta semana han elevado el nivel de sus críticas a las medidas del Gobierno estadounidense contra la inflación y para descarbonizar su economía. Primero, por el proteccionismo que se deriva de haber ampliado los generosos créditos fiscales para la transición energética a sectores como el del automóvil con el requisito de que mantengan la producción en suelo norteamericano. Segundo, por el temor a otro proceso de deslocalizaciones, esta vez hacia Estados Unidos, que reduzca todavía más el peso de la industria en Europa. Pero, en el fondo, subyacen las dudas de algunos miembros de la UE sobre la estrategia marcada por Bruselas para la transformación de la economía comunitaria tras comparar sus resultados con los del plan anticrisis de Biden. Los créditos fiscales aprobados por su Administración están siendo más efectivos para captar inversiones productivas que los préstamos y ayudas diseñados por el Ejecutivo comunitario, cuyo despliegue además ha encallado en la burocracia de los Estados que deben distribuir un mayor volumen de recursos, entre ellos España. De ahí que los gobiernos de Alemania y Holanda, reticentes a una mayor mutualización de la deuda, hayan rechazado la propuesta de Ursula von der Leyen para crear un fondo soberano de la UE que haga frente a los subsidios verdes de Washington. Sin embargo, Sánchez y Macron pactaron anteayer reclamar en Bruselas medidas con las que “defender” sus industrias. Este disenso aumenta el riesgo de que los inversores releguen a Europa en sus planes estratégicos para la transición energética.