Las compraventas aumentaron un 10,8% en noviembre
La subida de tipos adelanta la decisión de compra y evita el fin del ‘boom’ inmobiliario.
Dos crisis han azotado al mercado inmobiliario en los últimos 15 años: una primera, profunda y duradera, tras el estallido de la burbuja en 2007; una segunda, más bien un pequeño bache, caracterizada por un leve y relativamente superficial bajón en las compraventas tras la pandemia y el posterior confinamiento. Ahora parece que en ningún caso se aproxima una nueva crisis, pero sí una corrección significativa en el mercado, fruto de una situación económica global tensionada y que apunta a que coincidirá con el inicio de este 2023. Eso sí, en todo 2022 el inmobiliario ha conseguido reverdecer laureles.
Así lo atestiguan, mes tras mes, los datos de compraventas de vivienda, cuya última actualización, la relativa al pasado noviembre, dio ayer a conocer el Instituto Nacional de Estadística. En el penúltimo mes del año se registraron 55.132 operaciones de compraventa, lo que supone un crecimiento del 10,8% que el mismo mes de 2021. Cabe señalar que no es que sólo la subida sea a doble dígito, sino que además lo es con respecto a un mes en el que la actividad inmobiliaria ya era bastante dinámica en comparación con la media de lo que había ocurrido en el mercado durante el lustro anterior. Y eso que el mercado en cierta manera se ha ralentizado en el último trimestre del año, ya que esta subida está lejos de los incrementos en torno al 25% que marcaron los primeros meses de 2022.
La subida interanual entre enero y noviembre es más voluminosa: en los primeros once meses del año pasado se cerraron 606.124 operaciones, primera vez desde 2007 que se alcanzan guarismos de esta magnitud. La explicación a este furor es la combinación de dos factores clave: primero, unos tipos de interés históricamente bajos que facilitaron el acceso a la vivienda; segundo, un mayor ahorro de los hogares, que creció por el confinamiento y que no ha empezado a declinar hasta los últimos meses. Es curioso, eso sí, lo mucho que se está prolongando este dinamismo en el sector: los agentes inmobiliarios ya advirtieron que el último trimestre del año registraría mucha menor actividad, pero la publicación de los datos correspondientes a cada mes continúa quitándoles la razón. Una explicación plausible es que la subida de tipos ha adelantado decisiones de compra, para evitar condiciones de financiación menos favorables. Los expertos advierten, eso sí, que 2023 será el cambio definitivo del ciclo, puesto que pronostican caídas en las compraventas entre el 10% y el 15% y un mínimo avance de los precios.
En el análisis concreto por provincias, doce de ellas ya mostraron una caída interanual de las operaciones en noviembre, aunque muchas de ellas no son especialmente relevantes para el mercado inmobiliario español. Sí lo son algunas como Baleares, Sevilla o Santa Cruz de Tenerife, con decrecimientos del 3,8%, 8,7% y 10,4%, respectivamente. Conviene no quitar ojo a la evolución de Baleares, ya que fue una de las regiones españolas que han encabezado el boom de la vivienda tras el coronavirus. Además, es destino predilecto para la compra de vivienda por parte de extranjeros, que en estos momentos se encuentra en máximos históricos. Ni esta circunstancia evitar la caída en la actividad inmobiliaria balear.
Exceptuando los malos datos en estas provincias en concreto, las subidas son prácticamente unánimes en aquellas con un gran peso en el mercado. Así, Alicante subió un 34,2% interanual, Barcelona un 20,6% y Valencia un 18,1%. Lejos de las subidas de doble dígito hay regiones también muy importantes para la vivienda, como Madrid o la provincia de Málaga. Mientras que la región de la capital de España experimentó un incremento en noviembre del 8,3%, la provincia andaluza tuvo que conformarse con una subida de un 4,1%.
Alicante y Barcelona crecieron muy por encima de la media: un 34 y un 20%, respectivamente