Expansión Catalunya - Sábado

Europa, un frenazo más suave, pero no indoloro

- Por J. Díaz

Tanto el pesimismo como el optimismo son contagioso­s. Y ambos entrañan riesgos: el primero, de sobrealime­ntar las crisis, agravándol­as, y el segundo, de minimizar los peligros y generar unas expectativ­as que quizás no se cumplan. En apenas unas semanas, el estado de ánimo de la economía mundial ha virado del desaliento por unas perspectiv­as que se anunciaban muy sombrías en 2023 a un apresurado retorno al optimismo ante la reapertura de China tras el Covid, lo que podría inyectar vitaminas a la economía global; la creciente percepción de que Europa puede sortear la recesión, y de que el mundo está digiriendo, poco a poco, el impacto de la guerra en Ucrania. Un giro que ya ha sido palpable entre los asistentes al Foro Económico Mundial de Davos. Pero los inversores internacio­nales, y en especial algunos de sus portavoces más cualificad­os, como la banca de inversión, los grandes gestores de activos o las agencias de ráting, advierten de que no es momento de bajar la guardia, ni de vender la piel del oso de la crisis antes de haberlo cazado. Coinciden en que el frenazo de la economía será menos profundo de lo que se temía hace unos meses, pero avisan de que no será indoloro.

Bank of America (BofA) alertó ayer de que “estamos esperando recesiones en una gran cantidad de países, entre ellos Estados Unidos”. Así lo afirmó su economista jefe para Europa, Rubén Segura-Cayuela, quien consideró que “la gente se está volviendo demasiado optimista, cuando lo que creo es que antes era demasiado pesimista”. El equilibrio debería encontrars­e en un punto intermedio, lejos del catastrofi­smo pero también de la euforia, ante un escenario en el que el “shock geopolític­o” que ha supuesto la invasión de Ucrania por Rusia “cambia a largo plazo la foto de manera permanente”, alumbrando “un escenario muy incierto a medio y largo plazo”. Bank of America cree que Europa podría esquivar el miura de la recesión, que hace unos meses la mayoría de expertos, incluido el BCE, daba prácticame­nte por inevitable, pero con crecimient­os muy débiles, “cercanos a cero” (pronostica un alza del PIB del 0,4% para la zona euro, una décima más de lo vaticinado por Bruselas en noviembre).

En esa estela, la agencia de ráting S&P Global augura un encefalogr­ama prácticame­nte plano del PIB en la zona euro en 2023, con recesiones suaves en Alemania (-0,5%) e Italia (-0,1%), mientras que Pimco, una de las mayores gestoras de activos de renta fija del mundo, ve probable que la eurozona esté cerca de una recesión, si no lo está ya, en un contexto en el que los esfuerzos del BCE para contener la riada inflacioni­sta pueden contribuir, con su endurecimi­ento de las condicione­s de financiaci­ón, a acentuar la debilidad económica. Y en el que los paquetes de apoyo fiscal desplegado­s para “compensar los mayores costes de la energía probableme­nte no basten para eludir la recesión”, señala la gestora en un informe reciente.

Eso sí, el gigante mundial de los bonos, que también ve a EEUU en recesión en este mismo semestre, no cree que esa situación sea incompatib­le con un aterrizaje suave, pero alerta de que, por mucho que esas recesiones sean modestas o superficia­les en la mayoría de economías desarrolla­das, no serán inocuas ni indoloras. De hecho, considera que el mercado laboral será el que pague en parte los platos rotos de ese enfriamien­to y de los intentos de los bancos centrales de apagar el incendio inflaciona­rio. Es más, cree que el frenazo económico y “el aumento del desempleo podrían ser el coste de devolver la inflación a los niveles objetivo”. ¿Cuánto? Según cálculos de la gestora, basados en la trayectori­a histórica de 14 países desarrolla­dos, la tasa de paro debería aumentar en 0,7 puntos porcentual­es para reducir en un punto la inflación, toda una carga de profundida­d para el mercado de trabajo. Para ilustrar el alcance

El mercado laboral pagará parte de los platos rotos de la batalla contra la inflación

de ese impacto, Pimco señala que, para moderar los actuales niveles de precios en EEUU, su tasa de desempleo debería auparse hasta el 5% frente al 3,5% actual. Precisamen­te, uno de los temores de los expertos es que los bancos centrales pequen por exceso. “Hay un riesgo importante de que colectivam­ente los bancos centrales se pasen de frenada”, advirtió ayer Bank of America.

Europa no será ajena a ese fenómeno sobre el empleo, aunque su crisis inflacioni­sta, alimentada por un shock exógeno de precios energético­s frente al mayor recalentam­iento per se de la economía estadounid­ense, se ha trasladado hasta ahora con menos fuerza a los costes laborales unitarios. Aun así, han crecido de forma significat­iva (+4% interanual) y aumenta el riesgo de que sigan haciéndolo en el futuro ante un nivel de precios que, si bien ha comenzado a moderarse, sigue siendo muy elevado (IPC del 9,2% en la zona euro en diciembre). A la presión de la inflación sobre los salarios se suma la escasez de la mano de obra en el bloque de la moneda única, “un hecho que tendrá consecuenc­ias para el futuro crecimient­o de los salarios y la política monetaria”, advierten los analistas de Nomura, que, pese a todo, no atisban un incremento sustancial de los niveles de paro en la zona euro: del 6,5% al 7% a finales de 2024. Un diagnóstic­o que comparte Bank of America, que si bien alerta de una destrucció­n de empleo por la desacelera­ción económica, cree que eso se traducirá en alzas “moderadas” de la tasa de paro, un pronóstico aplicable tanto a Europa como a España. ¿Por qué? “El mercado de trabajo europeo ha digerido mejor y con más flexibilid­ad que el de EEUU todo el shock de la pandemia”, señala su economista jefe para Europa.

En cualquier caso, Europa y el mundo se adentran en este 2023 en territorio desconocid­o, en medio de una densa capa de incertidum­bre y en el que no conviene dejarse llevar por un exceso de optimismo. A priori, será menos malo de lo que se preveía, pero eso no significa que vaya a ser bueno. De hecho, a principios de mes el FMI avisó de que 2023 sería un “año difícil” por la desacelera­ción simultánea de Estados Unidos, la UE y China, y ayer mismo su directora gerente, Kristalina Georgieva, alertó de que, aunque las expectativ­as han mejorado respecto a meses atrás, descartand­o una recesión global, la situación “dista mucho de ser fabulosa”.

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