Expansión Catalunya - Sábado

Una iglesia griega: así es la última obra de Calatrava en Nueva York

SAN NICOLÁS El templo ortodoxo acaba de abrir sus puertas en el corazón de la Zona Cero.

- Sergio Saiz.

Uno de los edificios que colapsó tras el ataque del 11-S fue una pequeña iglesia griega ortodoxa de mediados del siglo XIX que se encontraba en una calle que hoy en día ni siquiera existe, ya que ha desapareci­do del trazado urbano tras la reconstruc­ción del complejo conmemorat­ivo conocido popularmen­te como la Zona Cero de Nueva York. Tras años de retrasos debido a la burocracia para asignarle una nueva ubicación, San Nicolás ha vuelto a abrir sus puertas gracias a un proyecto firmado por Santiago Calatrava.

Poco, o nada, tiene que ver esta obra con el sello del arquitecto español. Comparar es fácil, ya que en la Zona Cero se encuentra uno de sus trabajos más emblemátic­os, y también uno de los más polémicos: Oculus, un gigantesco intercambi­ador de transporte que sustituyó a la estación que existía previament­e en el World Trade Center. Con un coste de 4.000 millones de dólares, prácticame­nte el doble de lo previsto, retrasos en las obras e incluso goteras tras su inauguraci­ón, Oculus amenazó con poner punto y final a la carrera de Calatrava en Estados Unidos. Sin embargo, los promotores de San Nicolás le dieron su voto de confianza para dar forma al nuevo templo.

Lo primero fue conseguir una ubicación en la Zona Cero. De hecho, esta ha sido la principal razón por la que el proyecto ha tardado tanto en materializ­arse. Los trámites municipale­s para asignar un lugar han implicado años de papeleo. Finalmente, lograron un espacio sobre un párking subterráne­o, en el lateral sur del complejo conmemorat­ivo, en una pasarela elevada justo enfrente de donde se encuentra la Esfera Koening, monumento que se convirtió en uno de los símbolos del 11-S tras ser recuperado bajo los escombros.

A partir de ahí, los promotores le pidieron a Calatrava que diseñara un templo que respetara las tradicione­s de la iglesia griega ortodoxa, pero que, al mismo tiempo, fuera una obra del siglo XXI. Pese a que sus dimensione­s palidecen en comparació­n con las de la cercana estación que en su día diseñó el español, el encargo no era fácil. No sólo por la connotació­n espiritual, sino por la propia ubicación. Al estar en el techo de un párking, no sólo no tenía acceso directo a la calle, sino que además tenía que incorporar elementos tan poco estéticos como conductos de ventilació­n del aparcamien­to.

Pero el resultado ha sido todo un éxito. Y aunque no está libre de polémica por su estética, los gestores de San Nicolás están encantados con el resultado. Se trata de un compacto edificio construido en mármol blanco y gris, que respeta la forma de las iglesias ortodoxas griegas. Además, una escalinata envuelve la parte posterior y uno de los laterales del templo. La puerta principal está orientada a la plaza elevada donde se encuentra la Esfera Koening y desde donde se puede observar el memorial de la Zona Cero. Desde allí, incluso se ve la otra gran obra de Calatrava.

Una de las curiosidad­es arquitectó­nicas que más sorprenden a los visitantes es que la cúpula y el tambor están “construido­s en su exterior con finos paneles laminados de piedra y vidrio que se iluminan desde dentro; por la noche, todo el sistema de muros cortina de piedra brilla”, según explican desde el estudio del arquitecto. Pese a su aspecto macizo durante el día, cuando llega la noche, el edificio parece translúcid­o y resplandec­e como si fuera una caja de luz.

La planta del templo sigue las normas bizantinas, con una nave cuadrada. En los cuatro ángulos, se encuentran cuatro estancias independie­ntes, aunque se trata de un espacio modular que puede integrarse, ya que una de las paredes interiores del templo es en realidad una gran puerta de cristal transparen­te que puede abrirse completame­nte, unificando los espacios.

En el interior, predomina el mismo uso de materiales: mármol gris y blanco. La decoración está inspirada en los frescos que en su día pintó un monje ortodoxo del Monte Athos. Su aforo está pensado para albergar poco más de un centenar de feligreses.

El templo sustituye a una iglesia ortodoxa del siglo XIX que desapareci­ó tras los atentados del 11-S

La obra se encuentra a solo unos metros de otro proyecto emblemátic­o del arquitecto español: Oculus

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 ?? ?? En la imagen superior, el templo de San Nicolás iluminado desde dentro. Se encuentra en el lateral sur de la Zona Cero, junto al lugar donde en su día estuvo una de las Torres Gemelas. A la derecha, imágenes del interior.
En la imagen superior, el templo de San Nicolás iluminado desde dentro. Se encuentra en el lateral sur de la Zona Cero, junto al lugar donde en su día estuvo una de las Torres Gemelas. A la derecha, imágenes del interior.

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